Durante la Conferencia General de octubre del 2023, el entonces presidente de la Iglesia de Jesucristo, Russell M. Nelson, compartió un anuncio que conmovió hasta las lágrimas a cientos de Santos de los Últimos Días: Mongolia tendría su primer templo.
Aquel anuncio parecía inimaginable, pero luego de casi dos años del anuncio del templo de Ulán Bator, Mongolia, el 15 de septiembre de este año, la Iglesia de Jesucristo anunció el lugar donde el templo sería construido.
Durante esa semana, el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ministró a los santos en Mongolia y compartió su entusiasmo por la edificación de una Casa del Señor entre ellos.
“Recibir un templo aquí en Mongolia es un paso monumental en la Iglesia. Es una declaración: ‘Nunca nos iremos de Mongolia. Estaremos aquí cuando el Salvador regrese’”, expresó el élder Andersen.
La espera de un pueblo fiel
Esta no es la primera vez que Mongolia recibe a una autoridad general. El 15 de abril de 1993, el élder Neal A. Maxwell ascendió a la cima del majestuoso monte Zaisan y allí bendijo al país para que recibiera el Evangelio.
Hoy, luego de más de tres décadas, el élder Andersen volvió al mismo lugar para contemplar el cumplimiento de la bendición del élder Maxwell. Mongolia se ha convertido en un pueblo fiel con más de 12.500 santos y luego de una larga espera, ahora tendrán acceso cercano a las bendiciones de Dios.
El élder Andersen también tomó un tiempo de su ministerio para reunirse con miembros de la Iglesia de Jesucristo. Durante una vista a una familia recién sellada, no pudo evitar reconocer su gran devoción:
“Ya ven a quiénes llama el Señor hijos del pacto. Ya sea en una ger en Mongolia o en un rascacielos en la ciudad de Nueva York, todos son especiales”, declaró el élder Andersen
Un templo en la “Montaña del Señor”
La ubicación del primer templo en Mongolia no podría haber sido mejor que el terreno que se escogió. El élder Andersen resaltó que la Casa del Señor se edificaría en la montaña Bogd Khan Uul, la cual significa “Montaña del Señor”.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo en Mongolia no evitaron su emoción al ver los diseños del templo. Una vez edificado, aquellos santos ya no tendrán que recorrer más de 4.500 kilómetros para adorar al Señor.
El élder Andersen también compartió con líderes budistas del Monasterio de Gandantegchinlen. Sus encuentros se centraron en la admiración y el respeto por compartir la misma fe.
“Nos alegramos de lo que compartimos. Su doctrina budista enseña a las personas a ser mejores, a usar la disciplina, a ser compasivas y a ser la mejor versión de sí mismas”, reconoció el élder Andersen.
El ejemplo del élder Andersen nos recuerda que siempre podemos procurar la unidad aunque haya diferencias.
“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios 4:3)
El eco de una voz profética
El presidente Russell M. Nelson declaró una vez:
“¡Ruego que no pasemos por alto la majestuosidad de este momento! El Señor ciertamente está apresurando Su obra”.
Aquellas palabras del presidente Nelson resuenan esta vez en Mongolia. La obra del Señor está avanzando allí y sus santos no olvidarán la majestuosidad de aquel momento cuando el templo abra sus puertas.
Aunque el élder Andersen afirmó que la construcción del templo de Ulán Bator aún tomará años, sus miembros celebran desde ya el inicio del milagro que por mucho tiempo anhelaron.
En medio de un mundo sumido en la desesperanza, los Santos de los Últimos Días en Mongolia nos enseñan a seguir confiando en las promesas del Señor. Aunque tomen un tiempo, siempre llegarán.
Fuente: ChurchNews
