Al iniciar el año, nuestro querido élder Jeffrey R. Holland compartió en sus redes sociales una importante reflexión sobre la vida que debemos tener para ser felices:
“Durante el Año Nuevo de 1412, en un pequeño pueblo francés, nació una niña que crecería para cambiar su mundo. Mediante acontecimientos militares y una variedad de experiencias religiosas personales, Juana de Arco llegó a ser líder del ejército francés a los dieciséis años de edad. Solo tres años después fue capturada, juzgada y ejecutada, quemada en la hoguera, terminando su vida a los diecinueve años de edad.
Al encenderse las llamas de la hoguera a la que estaba atada, a Juana se le dio una última oportunidad de salvar su vida si negaba sus creencias religiosas. Se rehusó a negar nada de lo que había dicho o creído acerca de su fe.
Maxwell Anderson, quien escribió una conmovedora obra acerca de esa joven, le atribuye estas palabras en su obra a medida que las llamas comienzan a consumirla: “Una vida es todo lo que tenemos, y la vivimos como creemos en vivirla, y luego desaparece. Pero renunciar a lo que eres, y vivir sin creencia, eso es más terrible que morir, más terrible que morir joven“.
“Una vida es todo lo que tenemos”, y nuestra felicidad se obtendrá al vivir una vida llena de fe. Al comenzar este nuevo año, ruego que decidamos vivir de la manera correcta, por las razones correctas, razones que son eternas, razones que importan en esta vida y en la venidera.
En términos de las Escrituras, seamos “firmes e inmutables, abundando siempre en buenas obras” para que podamos ser “ejemplo de los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe y en pureza”.
