Jake Eichorn, nació y se crió en Beaver, Utah, Estados Unidos, donde se hizo muy amigo de Derek Robinson.
La familia Robinson era miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Jake pasaba mucho tiempo con Derek.
Debido a que Jake era muy cercano a la familia Robinson, participaba de las actividades de la Iglesia y sintió mucho interés por saber más y bautizarse.
La vida antes de ser miembro
Durante la secundaria, Eichorn destacó en tres disciplinas: fútbol, baloncesto y béisbol.
Después de 4 años de ser el mejor en cada uno de estos equipos, él continuó desarrollándose profesionalmente en Weber State University.
A pesar de los logros que alcanzó en WSU, Jake sentía que algo le faltaba por lo que decidió transferirse a otra universidad.
“Fue una gran prueba de fe, el mercado de fichajes es un lugar aterrador y puede avanzar o frenar tu carrera, sentía que iba a terminar en BYU pero no sabía cuándo sucedería. Kalani [Sitake] y yo tuvimos una experiencia espiritual y acepté rápidamente cuando me ofreció una beca”.
Un traslado inesperado
Después de trasladarse a Brigham Young University, empezó a darse cuenta del plan que Dios tenía para él. A medida que se preparaba para competir en un nivel más alto, empezó a leer el Libro de Mormón y a orar.
También estudió los discursos de los líderes de la Iglesia, uno de sus favoritos fue “Por designio divino”, del élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Tiempo después, Jake sintió que era el momento de unirse a la Iglesia.
Él también tuvo la oportunidad de conocer al élder Rasband antes de un partido de BYU en Texas el sábado 28 de octubre, un día previo de su bautismo.
“Todo sucede por una razón. Él estuvo ahí antes de mi bautismo por una razón, para ayudarme a sentir paz y felicidad por mi decisión. Hay muchas cosas buenas en BYU que han sucedido por designio divino, incluyendo formar parte de una cultura que me ayudó a edificar mi fe”.
Jake agradeció a sus padres por su apoyo incondicional y por buscar orientación y guía espiritual al momento de tomar una decisión.
Scott Robinson fue quien bautizó a Jake.
“La elección de bautizarse fue suya, así como su gran búsqueda, reflexión y oración al Padre Celestial para recibir guía. Tuvo la fe y el valor de seguir esas impresiones”.
Una nueva vida
Actualmente, Jake sigue jugando para BYU y está aprendiendo a jugar en varias posiciones de fútbol americano.
Sus compañeros y entrenadores de equipo asistieron al bautismo de Jake.
El apoyo que le mostraron a Jake Eichorn demuestra cómo es la cultura del equipo en BYU.
Finalmente, su entrenador comentó lo siguiente:
“Me encanta entrenar a estos chicos. Son unos jóvenes estupendos. Se quieren y se apoyan mutuamente. Están formando relaciones para toda la vida y cuando tienes ese tipo de conexión, realmente existe este tipo de apoyo.
Hay mucho que celebrar, bodas, misiones o cuando regresan a sus hogares tras culminar sus misiones. Me encanta entrenar con chicos que se apoyan entre ellos.
Me encanta ser parte de esta cultura, la cual es una cultura de amor. Son jóvenes maravillosos de grandes familias”.
Fuente: Church News