Desde que Spencer Knutti tenía 7 años, esperaba con ansias la presentación de “su dama” cuando veía la conferencia general desde su casa, al norte de Virginia.
La persona a la que él llama “su dama” forma parte del Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo y aunque Spencer no tiene ningún vínculo familiar con ella, siempre espera verla desde su televisión.
Cuando sus padres le preguntaron por qué siempre buscaba a esa cantante en particular, él respondió:
“No lo sé. Simplemente, se ve muy agradable, como si pudiera hacerme galletas de canela”.
A medida que crecía, Spencer buscaba a la cantante en cada conferencia general; sin embargo, desde la conferencia general de octubre de 2023, su familia no ha podido encontrarla.
Los padres, como sorpresa para Spencer, intentaron contactar a la integrante del Coro del Tabernáculo para que su hijo, quien estaba en la universidad en el norte de Texas, pudiera saber de ella.
Gracias a un amigo en común pudieron contactar a la cantante, Glenna Bradford, y les brindó su correo electrónico. Fue de esta manera que los Knutti le enviaron un mensaje con sus mejores deseos, explicándole lo que Spencer había compartido sobre ella a lo largo de los años.
Un mes después, Glenna respondió su correo electrónico expresando:
“Les he enviado un paquete. Por favor, reenvíenselo a Spencer”.
Sus padres le enviaron aquella sorpresa y le dijeron que no la abriera hasta que tuvieran una videollamada con él.
Al recordar esta experiencia, Spencer dijo:
“No tenía idea de lo que estaba pasando porque [mis padres] dijeron que sabían de quién era, sin embargo, no me lo querían decir”.
Con sus padres mirando, Spencer abrió el paquete y encontró una nota y muchas galletas de canela, cada una en un empaque individual.
Aún confundido, Spencer leyó rápidamente la nota. Cuando vio que estaba firmada como “Tu dama, Glenna”, todo tenía sentido: aquella venía de la cantante del Coro del Tabernáculo que siempre había admirado.
“No supe qué decir. Estaba muy sorprendido. Estaba muy feliz y desconcertado de que la dama a la que había visto por televisión toda mi vida ahora supiera quién soy ¡y me envió galletas! Estaban realmente deliciosas”.
A pesar de que una caja de galletas podría considerarse un gesto simple, para Glenna, enviarlas representó algo más significativo. La cantante explicó:
“Esta experiencia fue como cumplir una bendición que recibí cuando me llamaron como misionera de música. Una de las cosas con las que fui bendecida es ver como otros veían mi rostro y se volvían a Cristo…
Cuando recibí la carta de los padres de Spencer, mi corazón se conmovió… Envíe esas galletas porque sentí como si el Señor me hablara directamente a mí diciendo: ‘Mira, te amo, te he cuidado y acepto tu servicio y sacrificio’. Eso es algo sagrado para mí”.
Durante 13 años, Glenna viajó casi 100 kilómetros dos veces por semana para ensayar en el coro, sacrificio que ella considera importante después de la pérdida de su único hijo.
Para Spencer, recibir la nota y las galletas de Glenna fue una experiencia especial por otra razón.
“Me sentí conectado a ella de una manera que no necesariamente comprendí. Mucho de lo que ella me decía en la nota trataba sobre lo significativo que había sido servir en ese coro…
Ella compartió que la música había sido un medio para que pudiera compartir sus sentimientos y emociones más complejos de los que realmente puede expresar con palabras.
Eso es lo mismo que siento y esa es parte de la razón por la que estoy en la escuela de música y la razón por la que quiero ser profesor de música, [para] compartir el amor y el verdadero gozo”.
Glenna y Spencer han seguido comunicándose a través de correos electrónicos y mensajes de texto. A medida que su amistad crece, la mamá de Spencer, Cheryl, está agradecida de que alguien demuestre tanto amor hacia su hijo.
“¿Qué clase de mujer hace esto? Pues solo la clase de persona más hermosa y bondadosa. Sabíamos que le encantaría y estaría muy conmovido… Fue maravilloso para nosotros que alguien fuera tan amable con Spencer”.
Fuente: LDS Living