La lección que un vagabundo me enseñó: No juzgar a las personas sin conocerlas

Esto me sucedió el 28 de diciembre de 2021 en el estacionamiento de Taco Bell, en un lugar cerca de Chester, Virginia.

Esta es la historia de mi amigo Constantino. Él es otro ejemplo más de por qué emitir juicios apresurados es muy injusto.

Estaba sentado en el autoservicio de Taco Bell después de un concierto en el que estuve saltando toda la noche y no comí nada.

Mientras estaba sentado en mi auto en la larga fila, vi a un hombre caminando al otro lado del estacionamiento. Vi que este hombre intentó abrir las dos puertas del vestíbulo, pero estaban cerradas.

Foto: Cortesía de Jason F. Wright

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Luego, noté que estaba observando los autos en fila y se acercó al mío.

Bajé la ventana, hice mi juicio rápido y esperé su pedido.

Rápidamente buscó en uno de sus bolsillos y sacó unos billetes de un dólar.

“No estoy pidiendo limosnas. Tengo mucha hambre y me preguntaba si me podría comprar comida con este dinero, porque sé que no me ayudarán en el autoservicio si no estoy en un automóvil”, dijo.

Tomé algunos dólares de su mano y me dio las gracias efusivamente. Luego, caminó hasta un lugar al otro lado del estacionamiento. Varios minutos después, le entregué su comida y algunas cosas extras, me senté y comencé a conversé con él.

Imagen: Canva

Gran parte de lo que hablamos debería permanecer en privado. Sin embargo, es cierto que últimamente ha tenido mala suerte. Aun así, las críticas que siente por parte de las personas en situaciones como esta son aún más frías que las noches de diciembre.

Le confesé a Constantino que yo era tan culpable de juzgar como cualquier otra persona.

Un poco más tarde, le di un paseo corto y nos deseamos lo mejor. No podría haber sido más amable y agradecido.

Esta nueva amistad me hace preguntarme si somos demasiado raudos en juzgar y asumir que las personas con las que nos cruzamos, como Constantino, siempre tienen algún motivo oculto.

Imagen: Canva

La verdad es que tal vez todo lo que ellos necesitan es ser vistos.

Estoy agradecido con Constantino por el recordatorio de que normalmente eso no es tan complicado. En lugar de miradas rápidas y juicios instantáneos, simplemente deberíamos ver y amar.

Sé que puedo hacerlo mejor y pienso que tal vez todos podamos hacer lo mismo.

Dios te bendiga, Constantino.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito por Jason F. Wright y fue publicado en LDS Living con el título “Snap out of it! Why snap judgments are so unfair”.

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