En el Libro de Lamentaciones, el profeta Jeremías derrama su alma en angustia poética mientras lamenta la destrucción de Jerusalén.
Este artículo está dedicado a aquellos que sufren y tratan de sobrellevar diferentes dificultades en la vida, es decir, cosas por las que todos nosotros hemos pasado en algún momento.
Algunos de los versículos pueden ser especialmente conmovedores.
“¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino?Mirad y ved si hay dolor como el dolor que me ha venido, con el que Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor”. –Lamentaciones 1:12
“Me llenó de amarguras; me saturó de ajenjo. Y me quebró los dientes con cascajo; me cubrió de ceniza. Y mi alma se alejó de la paz; me olvidé del bien. Y dije: Perecieron mis fuerzas junto con mi esperanza que venía de Jehová”. -Lamentaciones 3:15-18
“Pero nos has desechado totalmente; te has airado contra nosotros en gran manera”. -Lamentaciones 5:22
¿Alguna de estas pudo tocar tu corazón? Si es así, déjame decirte que no eres el único y tampoco tienes que atravesar eso por tu cuenta.
Cuando enfrentamos enfermedades, desastres naturales, problemas políticos o guerras a menudo sentimos un dolor infinito, pero debes recordar que el Señor no te ha abandonado.
¿Cómo podemos acercarnos a Dios en medio de tanto dolor?
El Libro de Lamentaciones nos enseña que el dolor y la adoración pueden ir de la mano, como cuando expresamos gratitud a Dios por Su guía aun en los peores momentos.
Lamentaciones 3 comienza con una serie de versículos llenos de aflicción que luego se convierten en una oración que demuestra confianza en el Señor y esperanza en la futura liberación.
¿Qué significa esto para nosotros? ¿Cómo podemos sentirnos validados al ofrecer nuestras alabanzas cuando realmente no tenemos el deseo de hacerlo?
Alabar al Señor puede parecer imposible a veces incluso cuando sabemos que debemos hacerlo.
Una de las mejores formas es darnos un tiempo tanto para alabar a Dios como para expresar nuestro dolor mediante una oración.
No esperes a que te sientas abrumado para orar, date un tiempo para escribir algunos de los pensamientos que vienen a tu mente:
¿Qué es lo que más me duele ahora? ¿Qué es lo que más necesito del Señor? ¿Cómo he visto la mano de Dios en mi vida? ¿Cuáles son los aspectos positivos o bendiciones sencillas que veo en mi vida ?
Al meditar en ello, poco a poco fortalecerás tu relación con el Padre Celestial.
Separa un tiempo para orar
Arrodíllate en oración, expresa todo el dolor que sientes y luego dedica la misma cantidad de tiempo a tus alabanzas a Dios así como tus sentimientos de gratitud.
Orar y conectarse con Dios es una práctica profundamente espiritual y psicológica que requiere constancia, los ejercicios anteriores pueden ayudarte a desarrollar esos hábitos y fortalecer tus músculos espirituales.
Al igual que Jeremías, todos pasamos por etapas en nuestras vidas en la que nos lamentamos, sin embargo, así como Jeremías, podemos mostrar una fe inquebrantable en el Señor sin importar las circunstancias o los desafíos.
Con un poco de paciencia, valor y confianza en el Señor, nosotros también podemos lograrlo.
Fuente: LDS Daily
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