Con el templo de fondo y el cielo cubierto de nubes, Kylee Dickerson se sentó en el césped, sostuvo con fuerza el sobre blanco entre sus manos y, con una sonrisa nerviosa, comenzó a leer una de las cartas más importantes de su vida.  Sin saber que sería viral, ella decidió grabarse y compartir su llamamiento misional. 

“Estoy súper emocionada, súper nerviosa. No tengo idea de a dónde iré”.

Ese instante en el que miles de jóvenes Santos de los Últimos Días abren su llamamiento misional es tan tan personal como significativo.

Kylee lo compartió con el mundo. Su rostro se iluminó cuando leyó:

 “Ha sido llamada a servir en la Misión Salt Lake City, Utah”.  

El lugar que el Señor le había preparado no estaba al otro lado del mundo, sino justo en el corazón de Utah, donde se encuentra la sede central de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días». 

Para muchos, servir cerca de casa puede parecer inesperado. Pero en los ojos de Kylee no hubo decepción, solo emoción. Su reacción fue genuina, llena de gratitud y testimonio. Las palabras de la carta resaltan su propósito: representar a Jesucristo, invitar a otros a venir a Él y ayudarles a recibir Su Evangelio restaurado. Y eso, sin importar la ubicación, es una obra sagrada.

El video tocó el corazón de miles. En pocas horas, la publicación de Kylee recibió cientos de comentarios de apoyo, testimonio y recuerdos de otros jóvenes que vivieron momentos similares. 

mujeres; ministración; hermanas ministrantes
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

El lugar también tiene un simbolismo especial. Servir en Salt Lake City no es solo estar cerca del centro físico de la Iglesia, sino enfrentarse al desafío de compartir el Evangelio con personas que ya conocen algo sobre él. 

Requiere sensibilidad, fe, y una profunda conexión con el Espíritu. Kylee, con su entusiasmo y su disposición a servir con todo su corazón, parece más que lista.

Su capacitación comenzará el 8 de septiembre de 2025 y servirá en inglés. Desde ese día, dejará atrás la rutina, los estudios y las redes sociales, para consagrar su tiempo, mente y fuerza al servicio de Dios.

La escena completa, una joven sentada frente al templo, con su llamamiento en la mano y los ojos llenos de esperanza, es el retrato perfecto de una generación que elige servir. Kylee Dickerson no solo se volvió viral: se convirtió en un símbolo de fe en acción.

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