Metáforas mormonas sobre la castidad que realmente deben dejar de enseñarse

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Metáforas sobre la Castidad

A los mormones les gustan las comparaciones, metáforas y analogías, y algunas de ellas son muy buenas.

El Grosellero de Hugh B. Brown, la clásica comparación de la Bicicleta con la Expiación, y cualquiera de las conexiones con Aviones del Presidente Uchtdorf.

Éstas son bellas ilustraciones, difíciles de malinterpretar.

Sin embargo, si nos deslizamos todo el camino hacia la escalera del lenguaje figurado, finalmente llegaremos a los peldaños inferiores: metáforas sobre la castidad.

Estas comparaciones no son canonizadas ni aprobadas por los líderes de la Iglesia, pero se quedan como las moscas de la fruta.

Son difíciles de desaparecer y mientras que parecen relativamente inofensivas, indican que algo se está pudriendo cerca.

Hablar con la juventud de la Iglesia sobre la castidad y las virtudes sexuales es incómodo y difícil. Dicho esto, sin duda podemos hacerlo mejor que con estas metáforas fácilmente mal interpretadas o extremadamente imprecisas.

 

La flor marchita

Esta parece bastante inofensiva a simple vista. La gente se suele comparar con flores, ¿qué tan malo podría ser?

Bastante malo.

La implicación de que todo el mundo tiene una fecha de vencimiento, que después de un cierto período de tiempo biológico, ¿alguien pierde su valor?

Sutilmente insinuando que después de que alguien se ha “marchitado”, no huelen tan bien y ¿son aptos para la basurero?

Eso puede ser tóxico para un espíritu que sufre.

 

La pieza quebrada de porcelana China

China es hermosa. Sentirse “quebrado” es una emoción aceptable. ¿Qué hay de malo en esto?

Bueno, por un lado, desestima la Expiación.

Sabemos que a través del Sacrificio del Salvador, podemos ser completos otra vez. Ningún “pegado” otra vez es ser completo.

Para otros, implicaría que el valor de un individuo está exclusivamente ligado a su castidad. Mientras el Salvador invita a todos a arrepentirse, Él vio suficiente valor en nosotros, tan quebrados como estuviésemos, para comprometerse a realizar la Expiación.

“Quebrados” o no, somos preciosos para Él.

 

La goma masticada

Esta fue bastante y comprensivamente bien sepultada por Elizabeth Smart hace unos años.

Ella habló con más autoridad emocional y con experiencia, muestra un agudo punto de vista: Que nunca nadie está verdaderamente “acabado”.

Una chica que sufrió una violación declaró: “Recuerdo que en la escuela una vez tuve una maestra que estaba hablando de abstinencia y me dijo: ‘Imagínate que eres un chicle y cuando te involucras en sexo, eso es como ser masticado.

Y si lo haces muchas veces, te convertirás en un viejo chicle y quién te va a querer después de eso.”

“Una de las preguntas que más comúnmente se me hace es, ‘Bueno, ¿por qué no huiste, por qué no vociferaste?, ¿por qué no gritaste?’

“Me crié en una casa muy religiosa que enseñaba que el sexo era algo especial que sólo ocurriría entre un esposo y una esposa que se aman, y así me había criado y eso era lo que había decidido seguir cuando me casé, entonces y sólo entonces me involucraría en el sexo.

Y hasta ese punto, esa primera violación, me hizo sentir destruida, me sentí tan sucia y tan asquerosa que entiendo tan fácilmente por qué alguien no correría por eso solamente”. Me imagino como se habrá sentido aquella chica después de haber pasado por tan terrible situación.

 

El pastelillo lamido

De manera similar a la analogía de la goma masticada, el “pastelillo lamido” opera sobre una premisa defectuosa: que el valor de un individuo está determinado por su valor como un objeto. Los hombres jóvenes y las mujeres jóvenes no sólo se salvan a sí mismos para que puedan ser desempaquetados y comidos más tarde.

Las relaciones íntimas no son una relación de consumidor-pastelillo, son una conexión entre dos iguales.

Caracterizar a alguien como cualquier tipo de alimento, y mucho menos un pastelillo sucio, es humillante.

 

La cerca con clavos

En esta comparación, el emisor presenta la castidad (o cualquier tema centrado en el arrepentimiento) como un tramo de cerca de madera.

Cuando se rompe la ley de la castidad o se abandona cualquier mandamiento, se clava un clavo en la cerca.

Esta analogía concluye que incluso cuando se retira el clavo, queda un agujero en el tablón de madera.

 

Esto se entiende como un freno para evitar un primer pecado, estrategia de vida para un pronto arrepentimiento.

Dicho esto, es objetivamente más importante tener fe en el poder del arrepentimiento que tener miedo en las consecuencias del pecado.

Además, los pecados eventualmente serán borrados por la gracia de Jesucristo.

Hebreos 8:12 dice que ni el Señor “los recordará”.

Decirle a las personas que es de otra manera no es sólo equivocado, es anticristiano.

 

El viejo vestido de novia

Esta podría ser la metáfora más desagradable de todas, y para algunas personas, es una lección de propósito.

En una ocación En un Campamento de Chicas (o una excursión similar al aire libre), el instructor lleva un viejo vestido de novia a un fuego literal.

El maestro, a la luz del fuego, enfatiza los peligros de abandonar la castidad arrancando segmentos del vestido y arrojándolos al fuego.

Una vez más, esto cae en la trampa de inculcar el miedo por encima de todo.

Se siente más como una predicación de la de los tiempos de la reforma, predicación del infierno y condenación en vez de un mensaje de paz y amor.

Para los hermanos y hermanas que están buscando la promesa de esperanza y perdón, la visión de los sueños de la boda, literalmente, subir por el humo, es más que duro.

Además, para las víctimas de abuso sexual, no hay nada en esta lección que les ayude a sanar. En su lugar, sugiere que, sin importar las circunstancias, cualquier incidente sexual significa que sus posibilidades de un matrimonio feliz y legítimo han desaparecido.

 

El árbol de la castidad

Éste es bastante directo, y está caracterizado por un árbol.

Eso significa que es metáfora de oro, ¿verdad?

Realmente no.

En esta comparación, los individuos son el “fruto” del árbol de la castidad.

Se les dice que son difíciles de alcanzar, que la fruta baja caerá del árbol o será comida en el momento equivocado, por la persona equivocada.

No hay ningún problema con que se le diga que la gente debe esperar el momento adecuado y la persona adecuada.

Decirles que sus vecinos de árboles son frutos podridos, sin embargo, no es una buena manera de describir a otras personas.

Además, hay una sugerencia tácita de que una relación sexual es una entre el consumidor y el producto.

Ese no es precisamente el mensaje de empoderamiento del Evangelio.

Dicho esto, el “Árbol de Castidad” es una toma ligeramente menos terrible que nuestra última metáfora.

 

El plátano pelado

Esta es como una tormenta perfecta de lo malo.

Tome la reacción visceral de la “goma masticada”, agregue la permanencia del pecado de la  “cerca con clavos”, y la objetivación de todas las otras metáforas relacionadas con la comida, y envuélvalo en una cáscara amarilla y usted tiene “el pelado Plátano.”

La idea de que la virginidad, la virtud y la castidad son una política “una vez que se ha ido, se ha ido”, es peligrosa.

Esto no sólo daña potencialmente a las personas que han sufrido abuso sexual o asalto, sino que envía un mensaje claro a aquellos que han infringido voluntariamente la ley de castidad: que son bienes sucios y dañados y que no hay vuelta atrás. No se puede volver a colocar la cáscara al plátano.

 

¿En lugar de eso?

En lugar de usar estas metáforas, ¿por qué no usar algunas analogías respaldadas por las Autoridades Generales de la Iglesia?

El punto de retorno seguro del presidente Uchtdorf tiene una analogía de un avión con suficiente flexibilidad para obtener todo tipo de puntos.

El Mantenerse en el Camino de la Hermana Elaine S. Dalton es otra gran manera de comunicar tanto la severidad de la ley de castidad, mientras que todavía permite oportunidades para arrepentirse.

Y MormonSUD tiene algunas propias sugerencias de lecciones también.

Al final, el máximo ejemplo de enseñanza proviene del Salvador.

En la historia de la mujer adultera, Jesucristo no fue impulsivo. No hizo declaraciones amplias y extensas del pecado o castigo.

No había ningún lenguaje ingenioso o lenguaje figurativo para el beneficio de los fariseos que miraban.

En su lugar, habló a nivel personal a la mujer que se encontraba en necesidad y se aseguró de que la lección más importante, el perdón a través del Salvador, se comunicó con claridad y precisión.

Mientras se prepara para enseñar su clase, a sus investigadores o a cualquier otra persona acerca de la castidad, deshágase de las falsas analogías basadas en el miedo.

Deje fuera los plátanos, los pastelillos y la goma de mascar.

No arroje nada al fuego.

En su lugar, siga el ejemplo de Cristo y enseñe con claridad, honestidad y cuidado.

Su ejemplo puede hacer más para alentar la castidad que cualquier analogía enérgica.

 

 

 

Fuente: MormonHub

Comentarios
Afortunadamente nunca he escuchado estas metáforas, me parecen una ofensa a la Expiación, también se debe tener en cuenta que hay personas tratando de perdonarse a sí mismas...
Jessica gaviria

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