Cómo el resultar herido en el atentado de Bruselas ayudó a este misionero retornado a compartir el Evangelio en la Escuela Naval Militar de EE.UU.

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Mucho antes de soportar los rigores de la vida militar en la Escuela Naval Militar de los Estados Unidos, Mason Wells sobrevivió a un dolor y terror inimaginables.

Los Santos de los Últimos Días conocen bien su historia.

Fue uno de los cuatro misioneros de tiempo completo que resultaron heridos en el ataque terrorista en un aeropuerto de Bruselas el 22 de marzo de 2016. El joven misionero sufrió graves lesiones durante la explosión, pasó meses en el hospital y soportó múltiples cirugías y procedimientos médicos.

“Todavía tengo metralla en mi cabeza y en mis piernas; hay algunas cosas que solo se quedarán conmigo”, dijo con naturalidad.

Un momento clave marcó su recuperación durante el verano de 2017 cuando se presentó el Día de Inducción en la Escuela Naval Militar, para cumplir una promesa que se había hecho años antes. Muchos de sus familiares sirvieron en las fuerzas armadas y él estaba decidido a vestir también el uniforme de su país.

Wells fue advertido de que su primer año (o año de cadete en lenguaje militar) sería largo y, a veces, solitario. Los estudiantes de primer año disfrutan de pocos privilegios y muchas nuevas reglas. Incluso, caminar por los pasillos de los dormitorios está prohibido: los nuevos deben “picar” o trotar por el enorme salón Bancroft.

Elder Oaks

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“Y para ser sincero, fue realmente un desafío…  se nos puso bajo mucho estrés. El año de cadete fue acerca de romper con el molde civil y vivir una vida de estilo militar,” dijo.

Sin embargo, mientras la mayoría de sus nuevos compañeros apenas se habían graduado de la escuela secundaria, Wells llegó a la Escuela Naval con experiencias felices y trágicas de la misión.”

Servir en la misión Paris, Francia, dijo, “me dio la confianza y entendimiento de que puedo lograrlo todo con la ayuda del Señor.”

Reid y Shirley Chambers detectaron de inmediato una tranquila seguridad en Wells. Los Chambers estaban sirviendo como misioneros militares en Annapolis cuando Wells llegó para el Verano de Cadetes. Cada domingo, el Élder y la hermana Chambers visitaban la Escuela Naval para reunirse con los cadetes Santos de los Últimos Días para un breve servicio sacramental. A pesar de los rigores del entrenamiento básico, Wells siempre buscaba a otras personas que necesitaban una palabra de aliento o un cordial apretón de manos.

“Mason hizo que los demás sintieran como si él fuera su mejor amigo,” dijo Reis Chambers.

La mayoría de los compañeros de Wells no sabían nada de su relación con el ataque terrorista de Bélgica hasta la publicación en 2017 de un libro que promueve la esperanza, del que es coautor, y se titula “Left Standing.”

La mayoría de sus compañeros de la Escuela Naval lo apoyaron. Otros, no. Pero, el conocimiento de su pasado provocó discusiones frecuentes.

“Hablo sobre mi misión al menos una vez a la semana en la Escuela Naval,” dijo. “Debido a lo que atravesé, y porque todavía soy miembro de la Iglesia, he ganado cierto respeto por mi perspectiva religiosa.”

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Mason Wells regresando a casa en una silla de ruedas empujada por su padre.

Al igual que la metralla en su cuerpo, los recuerdos del ataque terrorista en el aeropuerto permanecen.

Una semana agotadora de exámenes académicos durante su año de cadete desencadenó emociones no deseadas.“Al final de la semana, tuve un recuerdo bastante traumático del aeropuerto,” dijo. “Recuerdo que rompí en llanto en mi habitación porque estuve experimentando algunas de las mimas cosas que experimenté en el aeropuerto. Tenía muchas tensiones en mi vida.”

Pero, la ayuda llegó inesperadamente.

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Mason Wells con su familia.

“En ese preciso momento, el comandante de mi compañía entró a mi habitación y conversó conmigo. Nuestra conversación, junto con muchas de las oraciones que había hecho, me recordaron la perspectiva eterna de que la vida es más grande que las tensiones del día y los problemas del mañana.”

“Recordé que tenemos mucho más por vivir.”

El Alférez de Tercera Categoría Wells ya no viste una placa misional. Pero, sigue buscando oportunidades para compartir el Evangelio. En pocos días, bautizará a un compañero alférez.

“Nos conocimos por amigos en común. Comenzó a recibir las charlas con los misioneros y estuve ahí en cada paso del camino.”

Wells se está especializando en ingeniería aeroespacial y planea convertirse en aviador de la Infantería de la Marina de los Estados Unidos después de graduarse. Ha aprendido que la vida militar es muy diferente a la vida misional. Pero, confía en la oración y en su testimonio para superar los desafíos inevitables de la vida.

“Me tuve que adaptar y reconocer que no estoy rodeado de miembros de la Iglesia (en la Escuela Naval),” dijo. “No tuve tiempo reservado aquí para los aspectos espirituales como lo hice en mi misión, así que necesitaba hacer de eso una prioridad.”

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Los amigos Santos de los Últimos Días de Wells están de acuerdo con que está bien preparado para los días y los años por venir. Se siente orgulloso de sí mismo.

“Mason es un gran joven”, dijo Reid Chambers, “y un gran ejemplo para todos nosotros.”

Artículo originalmente escrito por Jason Swensen y publicado en thechurchnews.com con el título “How being injured in the Brussels bombing has helped this returned missionary share the gospel in the Naval Academy.”

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