El 7 de abril de 1984, Russell M. Nelson, un cirujano renombrado de 59 años, y Dallin H. Oaks, un prestigioso abogado de 51 años, fueron sostenidos como miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Desde entonces, han dedicado su vida al servicio del Señor, guiando e inspirando a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con sabiduría, fe y amor.
Un llamado al santo apostolado
En sus primeros discursos como apóstoles, ambos líderes enfatizaron la importancia de la obediencia a Dios y la fe en Su plan.
El presidente Nelson declaró:
“Las bendiciones que deseamos solo vienen mediante la obediencia a la ley divina, y de ninguna otra manera. Mi vida hasta ahora se ha centrado en aprender esas leyes.
Solo cuando se conocen las leyes y luego se obedecen, se pueden obtener las bendiciones que deseamos… Las infinitas leyes del Señor son las doctrinas que Sus Apóstoles enseñan”.
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El presidente Oaks expresó:
“Me siento como un hombre que se encuentra al pie de una montaña tan alta que no puede ver la cima, pero sabe que debe escalarla. Me siento inadecuado en todos los aspectos espirituales de este llamamiento.
Ninguna Autoridad General recién llamada ha tenido nunca tanto que aprender como yo. … Me regocijo en la oportunidad de dedicar todas mis energías por el resto de mi vida al servicio del Señor. Daré lo mejor de mí”.
Un legado de servicio y liderazgo
De izquierda a derecha: El presidente Dallin H. Oaks, el presidente Russell M. Nelson y el presidente Henry B. Eyring. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Cuarenta años después, el presidente Nelson y el presidente Oaks han servido juntos en numerosas ocasiones, incluyendo como líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la Primera Presidencia.
Los miembros y amigos de la Iglesia han sido testigos del impacto que estos dos líderes han tenido con sus palabras, su ejemplo y su dedicación al servicio como profetas, videntes y reveladores.
Somos testigos de su influencia y bondad, somos testigos de su dedicación a la obra del Señor y su amor por Jesucristo. Son un faro de luz para todos aquellos que buscan seguir el camino del discipulado y estamos agradecidos por todo lo que hacen.
Fuente: Church News
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