Nota del editor: El siguiente extracto proviene de un libro sobre testigos especiales de Jesucristo.
En 1979, el presidente Ezra Taft Benson dio al menos dos discursos en los que utilizó frases cuidadosamente redactadas para indicar que vio al Señor Jesucristo y, probablemente, tocó Su cuerpo resucitado.
El primero discurso lo compartió a estudiantes que asistían a un instituto cerca de la Universidad de Utah.
En esta ocasión compartió este sublime testimonio:
“Digo, la resurrección de Jesucristo es el mayor acontecimiento histórico del mundo hasta la fecha.
En esta dispensación, comenzando con el profeta José Smith, los testigos son legión.
Como uno de los llamados como testigo especial, agrego mi testimonio al de mis compañeros apóstoles: ¡Él vive! Vive con un cuerpo resucitado.
No hay verdad o hecho de lo que esté más seguro, o conozca mejor por experiencia personal, que la verdad de la resurrección de nuestro Señor”.
También te puede interesar: La visión de la eternidades: Una conversación entre Jesús y José Smith
Luego, el presidente Benson hizo una declaración similar. O, se podría decir, incluso más clara. En esta oportunidad, se dirigió a los Santos en California:
“Porque Él era Dios, a saber, el Hijo de Dios, solo Él tenía el poder de la resurrección.
Así que, al tercer día después de su entierro, salió vivo de la tumba y se mostró a muchos. Entonces, hubo testigos que lo vieron.
Ha habido muchos en esta dispensación que lo han visto. Como uno de esos testigos especiales así llamados en este día, les testifico que Él vive. Vive con un cuerpo resucitado.
No hay verdad o hecho del que esté más seguro que la verdad de la resurrección de nuestro Señor”.
Otras declaraciones del hermano Benson antes de convertirse en el presidente de la Iglesia fueron:
“Jesús vive hoy. Él ha resucitado, lo sé… Sí, Jesucristo es divino. Vive hoy. Resucitó. Él es el Hijo de Dios, el Redentor del mundo”.
De nuevo:
“Ahora solo me queda una cosa más por hacer hoy y es dar mi testimonio personal.
Sé que Dios vive, que es una persona, el Padre de nuestros espíritus, que ama a sus hijos, y escucha y responde sus justas oraciones.
Sé que es su voluntad que sus hijos sean felices. Es su deseo bendecirnos a todos.
Sé que Jesucristo es el Hijo de Dios, nuestro Hermano mayor, el mismo Creador y Redentor del mundo.
Sé que Dios ha establecido nuevamente su reino en la tierra en cumplimiento de la profecía y que nunca será vencido. Sin embargo, finalmente tendrá dominio universal en la Tierra y Jesucristo reinará para siempre.
Sé que Dios en su bondad se ha revelado nuevamente desde los cielos y que José Smith fue llamado por Dios para restablecer ese reino: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Testifico que llevó a cabo esta obra, que sentó las bases y que entregó a la Iglesia las llaves y los poderes para continuar la gran obra de los últimos días, que comenzó bajo la dirección del Dios Todopoderoso.
Sé que José Smith, aunque fue asesinado como mártir de la verdad, aún vive y que, como cabeza de esta dispensación, la más grande de todas las dispensaciones del Evangelio, seguirá de pie a lo largo de las eternidades venideras.
Es un profeta de Dios, un vidente y un revelador, al igual que sus sucesores.
Sé que la inspiración del Señor está dirigiendo la Iglesia hoy porque he sentido su poder.
Sé que la Primera Presidencia y otras Autoridades Generales de la Iglesia tienen como objeto y propósito la gloria de Dios y la exaltación de sus hijos.
Finalmente, sé que ninguna persona que no reciba esta obra puede salvarse en el reino celestial de Dios y escapar de la condenación del Juez de todos nosotros.
Con humildad y oración, dejo este testimonio, sabiendo muy bien que finalmente debo encontrarme con mi Hacedor y comparecer con todos los hombres ante el tribunal de Dios.
Más que nada en todo el mundo, me siento agradecido por este testimonio de la divinidad de esta gran obra de los últimos días y exhorto a todos los hombres en todo el mundo a que le presten atención…”
Nuevamente:
“Les doy testimonio, mis amados hermanos y hermanas, de que Dios vive. Él no está muerto. Testifico que Dios nuestro Padre y Su Amado Hijo, nuestro Salvador y Redentor, se aparecieron a José Smith. Sé esto como sé que vivo. Testifico que hay un Dios en el cielo que escucha y contesta las oraciones. Sé que esto es verdad”.
La siguiente declaración es el testimonio que el presidente Benson compartió en la Universidad Brigham Young.
Este discurso también incluyó una fuerte advertencia para los eruditos y académicos que cuestionaban y dudaban o buscaban negar la realidad de la Primera Visión:
“Él vive hoy; de eso doy solemne testimonio.
Este mismo Jesús ya ha venido a la Tierra en nuestros días.
El Cristo resucitado, glorificado, exaltado, el Dios de este mundo después del Padre, se apareció al joven José Smith en 1820.
Este mismo Jesús, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de Moisés, el Creador de esta tierra ha llegado en nuestros días.
El Padre le presentó a Jesucristo a José Smith con estas palabras: “Este es Mi Hijo Amado. ¡Escúchalo!” (José Smith 2:17 [ JS — H 1:17]).
Hay algunos entre nosotros que promueven la sofistería de que esta aparición de Dios el Padre y su Hijo, Jesucristo, no fue real, que probablemente fue producto de las imaginaciones del Profeta. Eso es una absoluta falsedad.
No es solo un intento de desacreditar el testimonio de José Smith; desacreditaría el testimonio del mismo Jesús, que literalmente se apareció al Profeta como testigo de su propia resurrección”.
En la década de 1980, el presidente Benson pronunció algunos discursos en conferencias en los que dio testimonio de Jesús y compartió experiencias espirituales sagradas que tuvo y le otorgaron un conocimiento seguro.
A continuación, algunos extractos breves de su testimonio, pero contundentes:
“Poseer un testimonio de Jesús es saber que Él voluntariamente tomó sobre Sí mismo los pecados de toda la humanidad en el Jardín de Getsemaní, lo que le hizo sufrir tanto en cuerpo como en espíritu y sangrar por cada poro. Todo esto lo hizo para que no tuviéramos que sufrir si nos arrepentíamos”. (Véase Doctrina y Convenios 19:16, 18)
“Poseer un testimonio de Jesús es saber que salió triunfalmente de la tumba con un cuerpo físico y resucitado. Porque Él vive, también vivirá toda la humanidad”.
“Poseer un testimonio de Jesús es saber que Dios, el Padre, y Jesucristo realmente se aparecieron al profeta José Smith para establecer una nueva dispensación de Su evangelio para que la salvación pueda ser predicada a todas las naciones antes de que Él venga”.
“Doy testimonio de que esta es la Iglesia de Jesucristo. Él la preside y está cerca de sus siervos”.
“Testifico humildemente que Él es el mismo Señor amoroso y compasivo hoy que cuando caminaba por los polvorientos caminos de Palestina. Él está cerca de sus siervos en esta tierra”.
“Les testifico que Dios vive y que hoy comunica a sus siervos su voluntad”.
“Sé que la inspiración del Señor está dirigiendo la Iglesia hoy porque he sentido su poder”.
“El mundo de los espíritus no está muy lejos. Toda nuestra obra es un gran programa que se lleva a cabo en ambos lados del velo. A veces, el velo entre esta vida y la vida más allá se vuelve muy delgado. ¡Esto lo sé! Nuestros seres queridos que han fallecido no están lejos de nosotros”.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Dennis B. Horne y fue publicado en LDS Living con el título “Did President Benson see and touch the resurrected Savior? Read his carefully worded witness of Christ”.