¿Porqué no debemos especular sobre los nuevos apóstoles?

Recientemente le dijimos adios a dos poderosos siervos del Señor Jesucristo: el presidente Boyd K. Packer y el élder L. Tom Perry. Ambos sirvieron por muchos años como miembros del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y ahora, debido a sus fallecimientos, se abren dos vacantes en el más alto cuerpo gobernante de la Iglesia después de la Primera Presidencia.

Normalmente los nuevos apóstoles son llamados por el mismo Presidente de la Iglesia tan solo algunas horas antes de la conferencia general (que se lleva a cabo dos veces al año, en abril y octubre). Esos llamamientos son precedido por revelación del Señor Jesucristo de Su profeta-presidente.

Algunas personas están especulando sobre quién sería llamado. Pero, en realidad, no es sabio emitir opinión a lo que esto respecta debido a los siguientes motivos:

1- El derecho de llamar a un nuevo apóstol, como ya dije es del Presidente de la Iglesia. Por lo que a él le corresponde buscar la revelación para saber a quién el Señor preordenó para este sagrado oficio. Si el Señor lo llega a revelar a usted o cualquier otro (incluso al mismo que será llamado) debe mantenerlo en reserva hasta que la responsabilidad sea comunicada por conducto del sacerdocio.

2- Aún cuando varios de los apóstoles actuales han sido “entrenados” (antes de ser llamados) estando por muchos años como Presidentes de los Setenta, miembros del Obispado Presidente o miembros del Primer o Segundo Quórum de los Setenta, las estadísticas no siempre aciertan. Por ejemplo él élder David A. Bednar y el élder Dallin H. Oaks no sirvieron como setentas Autoridades Generales.

3- Un apóstol no representa a una nación o un continente. Algunas personas suponene que será llamado un apóstol africano o latino (o incluso un oriental). Pero en este caso, la etnia, la cultura o la formación no son consideradas. Lo que si se considera es el testimonio y la preordenación. El Señor ya escogió a sus nuevos apóstoles y eso será revelado oportunamente al Presidente de la Iglesia y, después, al mundo.

4- El especular en cuanto al llamamiento de un apóstol da espacio al error y al pecado. ¡Claro que podemos hacer bromas! Usted alguna vez ya debe haber “apostado” a dónde sería asignado un amigo para servir como misionero de tiempo completo, o le habrá dado una palmadita en la espalda a un hermano de la Iglesia susurrándole que sería el próximo obispo. Pero cuando ese tipo de bromas se toman a la ligeras o con “mucha risa” (DyC 59:15) se tornan en pecado en un abrir y cerrar de ojos ya que los llamamiento dentro del Reino de Dios son sagrados y lo que viene desde arriba debe ser mencionado con cuidado y por inducción del Espíritu (DyC 63:64).

5- Los pensamientos del Señor no son nuestros pensamientos (Isaías 55:8). Podemos concordar con que el nuevo apóstol será un varón poseedor del Sacerdocio de Melquisedec, casado y digno portador de una recomendación para el templo. Pero resulta más difícil decir qué edad tendrá, cuál será su nacionalidad o su experiencia profesional. ¡Tal vez nos sorprendamos con la sabiduría de Dios al llamar a alguien a quién no considerábamos o que no conocíamos!

6- Un apóstol es una testigo especial de Jesucristo. Es un líder que tendrá gran influencia en la Iglesia y sus miembros (y en todo el mundo). La ansiedad que precede ese llamamiento puede hacer que algunos miembros tropiecen o, incluso, se revelen cuando se de a conocer. Por lo tanto, es sabio dejar los asuntos que saler de nuestra responsabilidad en las manos del Señor.

Aunque no debemos especular sobre quién específicamente ocupará las vacantes en el Quórum de los Doce, si nos podemos regocijar en saber que el Señor conduce personalmente su obra y que controla todas las cosas. Podemos orar por el Presidente de la Iglesia para que sea guiado y bendecido en su responsabilidad de transmitir el llamamiento del Señor para que los estos nuevos hermanos “dejen sus redes” y lo sigan (Marcos 1:18) de manera más íntima y personal.

El articulo fue escrito originalmente en portugues para mormonsud.net por Lucas Guerreiro.

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