El élder Ronald A. Rasband, uno de los líderes mundiales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días compartió un reflexivo mensaje de despedida para el presidente M. Russell Ballard.
A través de sus redes sociales, el apóstol compartió emotivas palabras y recuerdos para quien fue por mucho tiempo su mentor, amigo, líder y compañero en el Cuórum de los Doce Apóstoles.
“Hace décadas, aprendí una valiosa lección de nuestro recientemente fallecido presidente M. Russell Ballard que se me ha quedado grabada hasta el día de hoy.
Mucho antes de mi servicio de tiempo completo en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, M. Russell Ballard y yo tuvimos muchas oportunidades de relacionarnos mientras yo trabajaba para Huntsman Corporation y él prestaba servicio en la junta directiva. Fue en esa asociación que me enseñó lo siguiente, que espero nunca olvidar:
“Ron, que tu palabra sea siempre tu garantía”.
Este sencillo consejo ha demostrado ser especialmente significativo para mí. No solo por el mensaje, sino también por el mensajero que lo transmitió.
El presidente Ballard vivió sus 95 años en esta tierra como el epítome de la integridad. Soy uno de los muchos que pueden dar testimonio de ello. Por supuesto, no debería sorprendernos que vivir con integridad fuera tan importante para él. Después de todo, está en su estirpe.
En Doctrina y Convenios 124:15 aprendemos de los sentimientos del Señor hacia Hyrum Smith, hermano del profeta José Smith y tatarabuelo del presidente Ballard:
“Y además, de cierto te digo, bendito es mi siervo Hyrum Smith, porque yo, el Señor, lo amo a causa de la integridad de su corazón, y porque él ama lo que es justo ante mí, dice el Señor”.
Fácilmente podría sustituir el nombre “Hyrum Smith” por “M. Russell Ballard” y creo que ese versículo representaría con exactitud lo que el Señor siente por su siervo, el presidente Ballard.
Muchas veces, en mi carrera profesional, el presidente Ballard me enseñó la importancia de ser honrado, verídico y de tener completa integridad en mi trabajo. Esas lecciones se hicieron aún más pronunciadas en mis estrechas interacciones con él en el Cuórum de los Doce Apóstoles durante los últimos ocho años.
M. Russell Ballard ha sido un mentor, amigo y líder para mí durante la mayor parte de mi vida. Lo echaré de menos, pero siempre atesoraré los muchos años que pasé con él, con su amada esposa Barbara y con toda su familia.
Me regocijo al saber que, gracias al maravilloso plan de felicidad de nuestro Padre Celestial y a la Expiación de Jesucristo, volveré a encontrarme con mi amigo”.