¡Que el temor no te venza! Dios te dio un espíritu de poder, no de cobardía

El T.E.M.O.R. es una emoción que todos los humanos hemos sentido. Sentir temor puede limitar nuestro progreso y oportunidades. Algunas personas incluso permiten que el temor arruine sus vidas. Entonces, ¿qué sabemos sobre el temor y cómo podemos combatirlo?

Temor: La experiencia de Adán y Eva

Adán

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Cuando leemos Génesis, nos damos cuenta de que la primera emoción mencionada en la Biblia es el temor. Adán y Eva sintieron temor en el Jardín del Edén. En Génesis 3, Satanás engaña a Adán y Eva y les hace comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Poco después, Dios llega al Jardín del Edén y visita a Adán y Eva.

9 Y llamó Jehová Dios al hombre y le dijo: ¿Dónde estás?

10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

11 Y le dijo: ¿Quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieses? (Génesis 3: 9-11).

Adán le dice Dios que sintió miedo. El miedo de Adán se debió a que sabía que estaba desnudo ante Dios. Satanás mismo informó a Adán sobre su desnudez. Por lo tanto, el miedo que Adán sintió fue provocado por Satanás. Del mismo modo, el temor que experimentamos en la actualidad proviene de Satanás.

Temor: El arma de Satanás

depresión

Satanás quiere limitar nuestro progreso. Él no quiere que progresemos para llegar a ser como nuestro hermano Jesucristo. Satanás usa el miedo para detener nuestro progreso y confundirnos en nuestro viaje.

Por ejemplo, Satanás sabe que engañar a un Santo de los Últimos Días fiel para que crea que el matrimonio no es una parte importante del plan de nuestro Padre probablemente no funcione.

Sin embargo, Satanás quiere obstaculizar el progreso del matrimonio y la familia. Por lo tanto, Satanás provocará que muchos adultos jóvenes queden paralizados por el miedo, ya sea por sentirse demasiado asustados para dar el primer paso en una relación seria o se sientan demasiado asustados para comprometerse con una persona.

En un devocional de BYU-Idaho, el Élder Paul B. Pieper, de los Setenta, dijo:

“Paralizados por el miedo, muchos se quedan quietos como objetos sobre los que se puede actuar en lugar de avanzar y actuar con fe”

Todos hemos sido bendecidos con el don del albedrío. Por lo tanto, no podemos sentarnos tranquilamente y esperar que la vida nos suceda. Necesitamos tomar decisiones importantes que cambien nuestra vida para nuestro progreso.

“Sería fácil desanimarnos y perder la fe en cuanto al futuro —o incluso tener temor de lo que pueda venir— si sólo nos concentráramos en lo que está mal en el mundo y en nuestra vida. El apóstol Pablo declaró: ‘…no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio’. Nuevamente, el temor no viene de Dios”. – Thomas S. Monson

El temor reprime la guía del Espíritu

Satanás también puede usar el miedo para evitar que recibamos revelación personal. Cuando nos enfrentamos a una decisión importante, como la decisión de servir en una misión o no, podemos sentir miedo de la respuesta de Dios y si ésta se alineará con nuestra propia voluntad.

Mi primer semestre en BYU fue terrible. Al cabo de cuatro meses, estaba lista para dejar BYU. Empecé a analizar la posibilidad de transferirme a una universidad diferente más cerca de casa. Me negué a orar y preguntarle a mi Padre Celestial qué había planeado para mí porque simplemente me asustaba que me guiara a quedarme en BYU.

Una noche, no pude dormir porque me angustiaba lo que iba a suceder con mi educación. Me eché a llorar y, finalmente, me arrodillé para orar. Le rogué a mi Padre Celestial que no me enviara de regreso a BYU.

Por un momento, sentí mucha paz y una voz que decía: “Necesitas regresar”. La paz fue fugaz y, nuevamente, comencé a llorar, mientras pensaba en lo difícil que sería regresar. Pero, sabía que este era el plan que el Padre Celestial tenía para mí.

Para resumir, volví a BYU y tuve los cuatro meses con más cambios de toda mi vida. Mi semestre estuvo lleno de milagros, apoyo y amor, un semestre totalmente diferente al anterior. Me siento muy agradecida por haber confiado en el plan que el Señor tenía para mí, continuar con mi progreso y volver a BYU.

Confiar en el Señor no siempre es fácil. Pero al hacerlo, continuaremos con nuestro progreso y no permitiremos que Satanás ejerza control sobre nuestras vidas.

¿Alguna vez tuviste que dejar el temor de lado para sentir el Espíritu? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Madi Wickham y fue publicado en thirdhour.org con el título “Fear: Are YOU Letting Satan Control Your Life?

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