Nota del editor: El Evangelio de Jesucristo se comunica con palabras, con música, con escrituras… y también con las manos. Esta historia desde Japón nos recuerda que el amor de Dios no necesita sonido para ser profundo y eterno.
¿Cómo suena una reunión sacramental donde nadie dice una sola palabra?
La respuesta está en el corazón de Okayama, Japón, donde miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días oraron, testificaron y adoraron a Dios… solo con sus manos.
El pasado 23 de marzo, se llevó a cabo una reunión sacramental completamente en lenguaje de señas, como parte de la Conferencia de Lengua de Señas 2025, realizada el 22 y 23 de marzo en Okayama. Fue un evento sin precedentes que unió a miembros sordos de todo Japón —y también de Estados Unidos y Corea— en un fin de semana lleno de Espíritu, amor y aprendizaje.

Una experiencia sin intérpretes… y más cercana al corazón
El presidente Hirokane Koichi, segundo consejero de la presidencia de estaca de Okayama —quien es oyente, pero aprendió lengua de señas por amor a su congregación— compartió su impresión del momento:
“Fue un tiempo maravilloso y pacífico de principio a fin. Creo que esta forma permite a las personas sordas comprender más profundamente, sin depender de un intérprete”.
Por primera vez, los miembros sordos no escucharon un mensaje traducido… lo expresaron ellos mismos.
Testimonios con las manos, corazones conectados
La conferencia incluyó clases de lengua de señas (básica, avanzada e internacional), juegos, y una narración de historias del Libro de Mormón contadas íntegramente en señas por 10 miembros sordos. El resultado fue una experiencia vivencial del Evangelio como pocas veces se ha visto.

Uno de los momentos más especiales fue el discurso de Katrina Treven, una hermana sorda de los Estados Unidos, quien habló sobre la relación entre la cultura japonesa y el Evangelio de Jesucristo. Su hijo, recientemente regresado de la misión en Japón, tradujo su mensaje de ASL (lengua de señas estadounidense) al JSL (lengua de señas japonesa) y también al japonés hablado.
Takashi Endo, miembro de la estaca Kanagawa y child of deaf adult, dio el discurso principal y compartió:
“Mi madre sorda era estricta, pero ahora estoy agradecido por las habilidades en lengua de señas que heredé de mis padres”.
“Ahora, los sordos guiarán la obra”

Al concluir la conferencia, uno de los participantes expresó lo que muchos sintieron:
“Sentí con fuerza que, de ahora en adelante, los propios sordos serán responsables de reunir a Israel, invitando a sus amigos sordos a Cristo”.
Sin sonido. Sin micrófonos. Pero con un mensaje claro: Cristo nos habla en nuestro idioma, en nuestra cultura y, como lo demostró esta conferencia en Japón, también en nuestra lengua de señas.
Fuente: Church News