¿Quién no ha sido tentado?
Todos.
Incluso Jesucristo fue tentado de la manera más astuta, pero Él jamás cayó en las trampas de Satanás.
¿Cristo tenía la capacidad de pecar? Sí, el presidente Howard W. Hunter enseñó:
“Si no hubiera existido la posibilidad de que cediera a las tentaciones de Satanás, tampoco habría habido una verdadera prueba ni una genuina victoria como resultado […].
Él fue perfecto y sin mancha, no porque debía serlo, sino porque clara y decididamente quiso ser así”.
Como seres humanos siempre seremos tentados, pero depende de nosotros si cedemos o seguimos el ejemplo de Jesús.
Estas son algunas maneras en las que Él se resistió a pecar según las enseñanzas de líderes de la Iglesia. ¡Veamos!
Obtener fortaleza a través de las Escrituras
El élder D. Todd Christofferson en su discurso “Seamos hombres” dijo:
“Cuando lo enfrentó el gran tentador, Jesús ‘no ced[ió] a [las tentaciones]’ (Mosíah 15:5).
Él rebatió con el pasaje de las Escrituras: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’ (Mateo 4:4).
Los mandamientos y las normas del Evangelio son también nuestra protección y, al igual que el Salvador, podemos obtener fuerza de las Escrituras para resistir la tentación”.
Fortalecernos a nosotros mismos
En “Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball” encontramos:
“Terminante y prontamente dio fin a la discusión y mandó: ‘Vete, Satanás’, con lo que probablemente quisiera decir: ‘No quiero verte más; retírate de mi presencia; no quiero escucharte; no quiero tener nada que ver contigo’. Leemos que ‘el diablo entonces le dejó’ [Mateo 4:10–11].
Este es nuestro modelo apropiado, si queremos prevenir el pecado en lugar de enfrentarnos a la tarea mucho más difícil de curarlo.
Al leer la historia del Redentor y de Sus tentaciones, estoy seguro de que utilizó Sus energías para fortalecerse contra la tentación, más bien que para lidiar con ella a fin de vencerla”.
Podremos resistir a la tentación si prestamos atención a las advertencia de nuestros líderes y nos esforzamos por desarrollar fortaleza espiritual para esos tiempos de prueba.
Para leer el artículo completo puedes visitar la revista Liahona de febrero aquí.