Tener un testimonio firme de Cristo no es algo que sucede de la noche a la mañana, ni es algo que podamos dar por sentado. Al igual que cualquier relación importante en nuestra vida, nuestra conexión con el Salvador requiere tiempo, esfuerzo y dedicación.
En un mundo lleno de distracciones y desafíos, es fundamental nutrir nuestra fe y asegurarnos de que nuestras creencias sean profundas y personales.
A continuación, te comparto seis maneras que me han ayudado a fortalecer mi testimonio y que pueden ayudarte a ti también a acercarte más al Salvador.
1. Enfoca tu testimonio en Cristo
Enfocarme en Cristo me ayuda a recordar que hay un plan mucho más grande en marcha. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Nuestros testimonios siempre deben estar centrados en Cristo. Aunque puede ser divertido compartir experiencias recientes en una reunión de testimonios, es importante que todo lo que compartimos en la Iglesia nos ayude a acercarnos a Cristo y a guiar a otros hacia Él.
El presidente M. Russell Ballard dijo:
“En términos sencillos, un testimonio, un verdadero testimonio nacido del Espíritu y confirmado por el Espíritu Santo, cambia vidas”.
Aunque es difícil en un mundo cada vez más exigente y lleno de distracciones, he descubierto que centrarme en Cristo me da una paz que de otra manera no tendría. No tengo todas las respuestas y mi vida no ha empezado a ir mejor de repente, pero enfocarme en Cristo me ayuda a recordar que hay un plan mucho más grande en marcha: Su plan.
2. Conoce tu “por qué”
Yo creía en Jesucristo porque decidí creer en Él; la alternativa no me parecía atractiva. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Siempre he sido una persona curiosa y mi pregunta favorita es “¿Por qué?”. Como crecí en un lugar con pocos miembros de la Iglesia, en mi adolescencia muchas veces tuve que responder preguntas como: ¿Por qué creía en Jesucristo? ¿Por qué no bebía alcohol?
Para mí, no era suficiente decir:
“Porque mis padres me lo dijeron”.
Necesitaba saber por qué hacía lo que hacía. Después de acudir al Señor y pasar tiempo estudiando las Escrituras y orando, pude responder mejor las preguntas de mis amigos.
Yo creía en Jesucristo porque decidí creer en Él; la alternativa no me parecía atractiva. No bebía alcohol porque, aunque se menciona en la Palabra de Sabiduría, vengo de una familia con antecedentes de alcoholismo y sé que tengo una tendencia natural a la adicción.
Conocer mi “por qué” me ayudó a desarrollar raíces firmes y a entender la importancia de tener un testimonio. El élder Dieter F. Uchtdorf dijo:
“Cuando comprendemos por qué nuestro Padre Celestial nos ha dado este modelo de vida, cuando recordamos por qué nos comprometimos a hacerlo una parte fundamental de nuestra existencia, el evangelio deja de ser una carga y, en cambio, se convierte en un gozo y un deleite”.
3. Practica la gratitud
Al darnos cuenta de Su influencia, comprendemos cuán dependientes somos de Él. Imagen: Canva
Puede parecer simple, pero practicar la gratitud nos ayuda a reconocer la mano del Señor en nuestra vida diaria. Al darnos cuenta de Su influencia, comprendemos cuán dependientes somos de Él. Esa dependencia fortalece nuestro testimonio, porque llegamos a entender que sin Él no somos nada.
En el Libro de Mormón y en el Nuevo Testamento, aprendemos que el Salvador dio gracias al Padre. Si Cristo, quien es perfecto, necesitaba expresar gratitud a Su Padre Celestial, ¿por qué nosotros no?
El élder Robert D. Hales enseñó:
“Por medio de la expresión de oración de gratitud y acción de gracias demostramos nuestra dependencia de una fuente superior de sabiduría y conocimiento: Dios el Padre y Su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
4. Reconoce que las pruebas están diseñadas para refinarnos y fortalecernos
Quiero que tengan preguntas, pero que busquen las respuestas en la fuente correcta. Imagen: Canva
A veces, cuando enfrentamos una prueba y no recibimos una respuesta inmediata a nuestras oraciones, comenzamos a cuestionar no solo a Dios, sino también nuestras creencias. C.S. Lewis escribió:
“Dios no ha estado haciendo un experimento con mi fe o mi amor para averiguar su calidad. Él ya lo sabía. Era yo quien no lo sabía”.
En los últimos años, he pasado por una serie de pruebas y dificultades que parecían no tener fin. En más de una ocasión he acudido al Señor preguntando:
“¿Quieres quebrantarme?”.
No fue sino hasta hace poco que entendí que Él simplemente me estaba mostrando quién soy en realidad y ayudándome a convertirme en la persona que Él necesita que sea.
5. Esfuérzate por mantener tu testimonio firme
Si queremos tener un testimonio del Salvador, debemos buscarlo en las Escrituras, discursos y otros recursos. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
No podemos esperar que nuestro testimonio crezca si no hacemos nada para nutrirlo y fortalecerlo. Aunque una semilla puede comenzar a brotar sin mucho cuidado, para que llegue a ser una planta, necesita atención. Si queremos tener un testimonio del Salvador, debemos buscarlo en las Escrituras, discursos y otros recursos. Si queremos entender la Expiación, debemos estudiar cómo aplicarla en nuestra vida.
Alma 32:38 dice:
“Mas si descuidáis el árbol, y no os preocupáis por su nutrición, he aquí, no echará raíz; y cuando venga el calor del sol y lo abrase, porque no tiene raíz, se secará y lo arrancaréis y lo echaréis fuera”.
Siempre les he dicho a los jóvenes a quienes he enseñado que quiero que tengan preguntas, pero que busquen las respuestas en la fuente correcta.
6. Asiste al templo regularmente
El templo se ha convertido en un refugio y un lugar de aprendizaje para mí. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
El presidente Russell M. Nelson ha dicho:
“Si aún no sienten amor por asistir al templo, vayan con más frecuencia, no menos. Dejen que el Señor, a través de Su Espíritu, les enseñe e inspire allí. Les prometo que con el tiempo, el templo se convertirá en un lugar de seguridad, consuelo y revelación”.
Cuando empecé a asistir al templo, simplemente me parecía un lugar agradable, pero no sentía la importancia de hacerlo con frecuencia.
En los últimos años, el templo se ha convertido en un refugio y un lugar de aprendizaje para mí. Lo que he aprendido allí se ha vuelto una parte vital y valiosa de mi vida y de mi testimonio de Cristo.
Fuente: LDS Living
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