Sin exaltación, aún: La frustración de estar soltero en una Iglesia centrada en la familia

élder holland

Hace unos días, hice un artículo sobre ideas para una sesión de fotos con tu ser amado en el templo y, al leer los comentarios, me llevé una gran sorpresa. 

La mayoría de los comentarios sobre el artículo eran de personas solteras. Decían que todo muy lindo y que solo faltaba el novio o la novia. O, también decían, “muy buenas ideas, pero no tengo con quien salir”. 

pareja

Imagen: Shutterstock

Sé que los comentarios eran en broma. Sin embargo, a mí me gusta ver las cosas más allá. Entonces, sentí que detrás de esos comentarios, quizás había un poco de tristeza por no haber encontrado a esa persona especial aún.

Eso que vi, me hizo recordar algo muy lindo que dijo la hermana Wendy Nelson.

El ejemplo de la hermana Nelson

Foto: Church News

No estoy segura si todos lo saben, pero ella se casó cuando tenía más de 50 años y nunca tuvo hijos, pero ahora es la esposa de un profeta.

Al igual que tú, ella se sentía frustrada por no poder encontrar a un buen hombre con quien pudiera formar una familia. Ella hacía todos los esfuerzos posibles para convertirse en la compañera que un hombre desearía tener a su lado, por esta vida y por la eternidad.

Ella era una buena mujer, una buena hija, tía, hermana. Además, estudió, tuvo una carrera de 30 años como terapeuta y profesora de familia y pareja.

Foto: Church News

Tuvo muy buenos trabajos, viajaba mucho, cumplía con sus asignaciones en la Iglesia y también le preguntaba a Dios qué deseaba para su futuro como mujer. 

Ella deseaba saber si se casaría o no. 

La hermana Nelson salió con muchos buenos hombres y se comprometió, pero nunca llegó más allá. Por algún motivo u otro, sus relaciones y compromisos nunca funcionaron.

Así que, comenzó a hacer algo diferente. 

Orar por el esposo o la esposa que aún no conoces

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Comenzó a orar por su esposo, un hombre que aún no conocía. Le pedía a Dios que lo protegiera y ayudara cada día. Asimismo, escribió una carta contándole las cualidades que admiraba de él, como si en verdad lo conociera.

Ella compartió un poco más de esta experiencia en su libro, “Heavens are open”: 

“Varios meses antes de que el Élder Nelson se pusiera en contacto conmigo, había pedido en oración: ‘Por favor, ayúdame a cumplir con la medida de mi creación’.

Inicialmente, dudé un poco en mi petición. ¿Estaba realmente lista para la respuesta? ¿Hablaba en serio al decir que haría lo que sea que el Señor quería, necesitaba, que hiciera? Respiré hondo y empecé.

Con el tiempo, a medida que seguía haciendo la misma oración todos los días, se me llevó a orar por mi esposo aún desconocido de una manera muy real.

conferencia general

Créditos: Spencer Heaps, Deseret News

No solo decía, ‘Por favor, ayúdame a encontrar a mi esposo’, sino que empecé a orar por él: ‘Por favor, ayuda a mi esposo’. Nunca antes había orado así en mi vida.

No sabía quién era mi esposo. No tenía ni idea. Sin embargo, estaba bastante segura de que sería viudo. Asimismo, tuve la impresión de que tendría hijos cariñosos y atentos que extrañarían a su madre fallecida y derramarían todo su amor hacia sus padres en el cuidado, la crianza y el apoyo de su padre.

Así que mis oraciones incluían súplicas como: ‘Por favor, ayuda a que mi esposo tenga un gran día. Consuélalo y fortalécelo. Ayuda a que sus hijos se acerquen a él y que cuiden de él mientras llora por su esposa y madre [de sus hijos]’.

presidente Nelson

Presidente Nelson junto a su esposa fallecida, Dantzel, y sus hijos. Foto: La Iglesia de Jesucristo

Mis oraciones y mi búsqueda me llevaron a escribir una carta a mi esposo desconocido, una vez más, algo que nunca había hecho antes. En la carta, le dije que aunque no sabía quién era, sabía mucho sobre él.

Por ejemplo, sabía que amaba al Señor, amaba el templo, amaba las Escrituras, amaba a su esposa fallecida, amaba a sus hijos. Seguí y seguí contándole a mi esposo desconocido todo lo que sabía sobre sus maravillosas cualidades.

Basta decir que el Señor había estado sentando las bases para la gran pregunta que estaba enfrentando ese día cuando salía de la ciudad para buscar paz y tranquilidad.

Al día siguiente, ayuné, me sumergí en las Escrituras y derramé mi corazón en oración. Hice esto desde temprano en la mañana hasta las cuatro de la tarde. Fue entonces que se abrieron los cielos y me brindaron un mensaje que nunca esperé.

presidente Nelson y su esposa

Presidente Nelson y su esposa. Imagen: Church News

De tres maneras diferentes, recibí un mensaje muy claro. Hasta este momento puedo sentir el poder y la claridad con la que el Señor me hizo saber Su voluntad en cuanto a mi posible relación con el Élder Russell M. Nelson […]

Pero, como dijo José Smith sobre el hecho de que había visto una visión y no podía negarla (véase José Smith — Historia 1:25), yo tampoco podía negar el claro mensaje que el Señor me dio en respuesta a mi búsqueda y ayuno sincero, estudio de las escrituras y mis súplicas en oración.

Los cielos se habían abierto, y mi vida nunca sería la misma”.

Te comprendo perfectamente

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Esta maravillosa experiencia que la hermana Nelson registró en su libro fue una gran inspiración para mí mientras veía que mis amigos tenían parejas o comenzaban a casarse y yo estaba sola.

Así que, comprendo perfectamente tu sentimiento de ver a todos felices con esa persona especial y tú no haberla encontrado aún después de quizás malas experiencias también.

Pero, yo no me dejé vencer por ese “desánimo”, a mí me gusta mucho rescatar lo positivo de toda situación. 

Así que, cuando escuché a la hermana Nelson decir que ella oraba por su esposo antes de haberlo conocido, eso impactó mucho en mí. Entonces, comencé a orar por esa persona que yo deseaba en mi vida. 

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Decía cosas como, “Dios protege a mi futuro esposo, ilumina su pensamiento para que tome las mejores decisiones y, si está en una relación, pues que se apresure en terminarla para que nos podamos conocer”. Estoy siendo 100% real, no fake, cuando cuento esto.

Entonces, un día, de la nada, conocí a un joven que encajaba con todas esas cosas que yo le pedía a Dios en oración. Y, pude comprender que los tiempos de Dios realmente son perfectos. Que es verdad cuando las personas dicen que el amor llega cuando menos lo esperas.

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No nos hemos casado aún, estamos disfrutando el proceso, llevando las cosas con calma, fortaleciendo nuestra amistad teniendo claro cual es el propósito de lo que estamos construyendo. No sé si finalmente nos casemos. Pero, lo que sí sé, es que estoy feliz y que no cambiaría nada de lo que Dios hizo en mi vida.

Mi punto es, no nos desesperemos, enfoquémonos en hacer las cosas bien y confiemos en Él porque en el momento menos esperado, Él nos dará esa bendición que tanto anhelamos.

Los cielos están abiertos

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Dios te ve y te escucha, Él sabe lo que deseas, pero prefiere darte lo que realmente necesitas. 

Es por eso que, quizás, tus relaciones no han funcionado hasta ahora, porque Él ha preparado algo mejor para ti. O, tal vez, espera que te enfoques en ti y comiences a trabajar en los aspectos que te falta desarrollar porque tal vez tu futuro esposo o futura esposa, ya se encuentra trabajando en ello.

Entonces, mientras encuentras a esa persona especial, ¿qué tal si tomas el ejemplo de la hermana Nelson y comienzas a orar por esa persona especial que aún no conoces y esperas que forme parte de tu vida y la eternidad?

Comienza a orar y trabajar hoy por esa persona especial que realmente necesitas, los cielos están abiertos para darte esa bendición que tanto esperas.

Recursos: “The heavens are open”, Wendy Nelson

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Comentarios
Podrían dejar de llamar de exaltación a encontrar una persona para casarse? Exaltación es mucho más que eso, y estoy seguro que muchas personas que no se casan en esta vida tienen mayores probabilidades de ser exaltadas que muchas parejas selladas en el templo. Sí, encontrar a una persona para sellarse es importante, pero esa misma persona puede hacerte perder tu exaltación en vez de ganarla. No podemos continuar alimentando esa tonta idea de “encontrar tu exaltación” es lo mismo que encontrar a alguien para casarse. La exaltación se gana después de una vida de fidelidad y arrepentimiento, y no por simplemente arrodillarse en un altar sintiendo mariposas en el estómago.
Samuel Rios-Lazo

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