Al iniciar este artículo pensé en mi pequeño libro “Para la Fortaleza de la Juventud” que me dieron cuando ingresé a la organización de las Mujeres Jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Lo abrí y busqué rápidamente la sección “La música y el baile” que dice lo siguiente: “La música puede enriquecer tu vida. Te puede edificar e inspirar, y ayudarte a acercarte a tu Padre Celestial. La música tiene una profunda influencia en tu mente, tu espíritu y tu comportamiento”.
La música inspira
Gracias a los himnos de la iglesia podemos acercarnos a nuestro Padre Celestial, el mensaje de cada uno nos recuerda su amor y sacrificio hacia nosotros, los valores que debemos seguir y lo que nuestros antepasados, los pioneros1, hicieron por la restauración de la Iglesia en la tierra. Además, nos dan ánimo, valor y el empuje para que actuemos correctamente.
Por eso, el presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, aconseja: “Escojan un himno o canción favoritos… Busquen la guía del Espíritu al hacer la selección; escudriñen la canción cuidadosamente; memorícenla. Aun cuando no hayan tenido preparación musical, pueden analizar una simple canción. Utilicen entonces esto como un curso para sus pensamientos. Hagan que sea su canal de emergencia2”.
Así como este himno de la iglesia pudo ayudarme a sobrellevar la tristeza, también hubo otras canciones que dieron paz y alegría a mi vida, y no solo fueron temas de iglesia.
“Elige con cuidado la música que escuches; presta atención a lo que sientas cuando la estés escuchando. Cierta música tiene mensajes malos y destructivos. No escuches música que fomente la inmoralidad o ensalce la violencia, ya sea por medio de su letra, su ritmo o intensidad. No escuches música que utilice lenguaje grosero u ofensivo ni que promueva prácticas perversas. Esa clase de música puede entorpecer tu sensibilidad espiritual3”.
Los mormones no escuchamos todo el tiempo música de la iglesia pero…
Nuestro gusto es variado. Podemos escuchar salsa, merengue, vallenatos, rock, baladas, pop y más. Solo nos aseguramos que la letra del tema no sea ofensiva, ni incite a la inmoralidad o la violencia. Y aunque con el paso del tiempo, la música ha ido evolucionando y muchas de sus letras a veces no tienen sentido o no nos edifican, queda en nosotros la elección de escucharlo o no.
Al final cuando elijas una canción pregúntate a ti mismo lo siguiente: ¿Invita al Espíritu la música que escucho?
1Gordon B. Hinckley, “The Faith of the Pioneers”, Ensign, julio de 1984, pág. 3.
2 “La Música digna mejora la adoración”, https://www.lds.org/prophets-and-apostles/unto-all-the-world/worthy-music, 2014.
3“La Música y el baile”, Para la Fortaleza de la Juventud, 2011, pág. 22.