4 formas de evitar que la cultura actual del mundo afecte nuestros principios

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En la actualidad, vivimos en un mundo que desafía nuestros principios. Así que, es probable, que tarde o temprano, cada uno de nosotros nos enfrentemos a este tipo de situaciones

Esto significa que para todos nosotros las cuestiones de cómo debemos vivir y qué debemos hacer cuando enfrentemos presiones, está ganando urgencia.

Por ello, compartimos aquí 4 formas de enfrentar los desafíos del mundo actual.

1. Examinarnos a nosotros mismos

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Necesitamos examinarnos a nosotros mismos, individual y colectivamente, para ver de qué manera hemos comprometido el evangelio con el espíritu de esta época.

Luego, necesitamos arrepentirnos, clamar al Señor por gracia y buscar reformar nuestras creencias, actitudes, intuiciones y prácticas.

Asimismo, debemos relacionarnos con quienes no estamos de acuerdo con humildad y no olvidar invocar la ayuda de los cielos a través de la oración.

2. Utilizar nuestro testimonio

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Un testimonio que la iglesia puede compartir con el mundo es simplemente ser la iglesia que se dedica a la adoración.

El mismo Pablo relató que cuando un incrédulo asiste accidentalmente a un servicio de la iglesia, queda impresionado por la santidad de lo que está sucediendo en nuestro mundo.

El testimonio más poderoso del evangelio es la iglesia misma, que simplemente se dedica a la adoración.

Muchos cristianos hablan de comprometerse con la cultura. De hecho, la cultura se involucra con mayor profundidad con la iglesia cuando presentamos nuestras prácticas de adoración tanto dentro como fuera de nuestra comunidad.

Muchos hablan de la guerra cultural entre los cristianos y el secularismo. No obstante, tal vez la “protesta cultural” sea una forma de traducir mejor esa idea [bíblica] al lenguaje moderno.

3. Enseñar sobre el consejo de Dios

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Puede ser difícil para las personas del mundo comprender nuestras creencias. Sin embargo, podemos tomarnos el tiempo de explicarles la razón de ser de las mismas.

Podemos explicar que las enseñanzas de la Iglesia sobre el género, el matrimonio y la intimidad sexual tienen la finalidad de dirigirnos en nuestro camino como seres mortales. Asimismo, enseñarles que las doctrinas de la creación, la caída, la redención y la consumación son fundamentos importantes para abordar los desafíos específicos de nuestro tiempo.

Las enseñanzas que encontramos en las Escrituras no son una imposición arbitraria sobre la naturaleza, sino que se correlacionan con ella. En otras palabras, nos ayudan a mostrar que los mandamientos de Dios tienen sentido, dada la forma en que realmente es el mundo.

4. Ni desesperación ni optimismo

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Finalmente, la iglesia necesita responder a esta época actual evitando la desesperación y el optimismo.

Caer en lo primero sería no tomar en serio la promesa de que la iglesia al final vencerá porque las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Involucrarse en lo segundo es simplemente preparar el escenario para una desesperación más profunda más adelante.

Ambos alimentarán la inacción, uno por impotencia, el otro por ingenuidad.

No obstante, hay una alternativa.

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Capilla de La Iglesia de Jesucristo. Foto: La Iglesia de Jesucristo

El año pasado, en una conversación con mi amigo el periodista y cristiano ortodoxo, Rod Dreher, comenté que sus escritos parecían muy pesimistas.

Rod se rió por el adjetivo que usé y dijo: “No soy ni pesimista ni optimista, pero tengo esperanzas”.

El optimismo es la creencia de que todo estará bien si todos se quedan sentados y esperan.

Sin embargo, la esperanza cristiana es realista. Entiende que este mundo es un valle de lágrimas, que las cosas aquí no son como deberían ser. Este mundo no es el hogar del cristiano, por lo que no debemos esperar que nos proporcione las comodidades del hogar.

Eso no quiere decir que no debamos estar agradecidos por las cosas buenas que tenemos aquí y ahora.

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Imagen: La Iglesia de Jesucristo

No obstante, también soy consciente de que el mundo está caído, que el evangelio no me promete necesariamente una vida de comodidad y que mi vocación, como la de todos los cristianos, es vivir fielmente en el tiempo y el lugar que se me ha fijado.

El sufrimiento aquí y ahora puede ser a veces terrible, incluso insoportable, pero nunca carece de sentido. Encuentra su significado en la vida, la muerte, la resurrección, la ascensión y el regreso del Señor Jesucristo.

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El mundo en el que vivimos parece estar entrando en una era nueva, caótica, inexplorada y oscura.

Sin embargo, este no es un momento para la desesperación sin esperanza ni para el optimismo ingenuo.

Sí, lamentemos los estragos de la caída a medida que se desarrollan en las formas distintivas que nuestra generación ha elegido.

Pero, que ese lamento sea el contexto para agudizar nuestra identidad como pueblo de Dios y nuestra hambre por la gran consumación que nos espera en las bodas del Cordero.

Fuente: Public Square Magazine

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