¿Amas en secreto este encierro por el covid-19 porque puedes evitar las reuniones dominicales? ¡Tranquilo! No hay juicios aquí. Ir a la Iglesia cada semana puede ser fatal cuando no eres feliz en tu barrio.
Si bien nuestras reuniones dominicales se tratan de nuestra relación con Dios, relacionarte con las personas que te rodean también es una ventaja importante.
¡Hablemos sobre cómo puedes mejorar esta situación si actualmente no te gusta tu barrio!
Mi experiencia
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Cuando mi esposo y yo recién nos casamos nos sentimos de esa manera. Gran parte de los hermanos de nuestro barrio eran mayores que nosotros y habían estado ahí desde siempre. Aunque nos invitaban a las actividades, no nos sentíamos cómodos.
Incluso después de hacer algunos amigos, no nos sentíamos tan felices ahí. Sin embargo, lo más desalentador fue que después de seis meses de pertenecer a este barrio, nos seguían preguntando nuestros nombres.
Después de investigar un poco, me di cuenta de que casi todos hemos experimentado esto en cierto momento. Si bien parece que no hay esperanza, realmente las cosas pueden mejorar. ¡Veamos!
1. Mira en tu interior
En un artículo de Ensign de 1985 dice:
Antes de recurrir a alguien más en busca de algún consejo, es importante que intentes resolver tus problemas por tu cuenta, busca inspiración del Señor por ti mismo.
Si no sientes una conexión con tu barrio, quizás este tiempo lejos de él debido al covid-19 sea de gran ayuda. Aprovecha esta oportunidad para reflexionar. ¿Necesitas perdonar o superar algo? ¿Necesitas arrepentirte? ¿Hay alguna persona en específico que te incomoda?
Reserva un tiempo para orar. Consulta con el Señor. Lee las Escrituras y escucha lo que Él tiene que decirte. Te aseguro que a Él le importan estos asuntos y quiere ayudarte a resolverlos.
2. Mira a tu alrededor
Una vez que te hayas enfocado en ti mismo y trabajado en tus problemas personales, enfoca tus esfuerzos en el exterior. Pienso que ministrar es un buen lugar por donde empezar.
Si no tienes una asignación, contáctate con la Sociedad de Socorro o la presidencia de Cuórum de Élderes y pídeles una.
Una vez un hermano escribió:
Hemos encontrado a la mayoría de nuestros buenos amigos al ministrar. Especialmente, entre los menos activos, que usualmente se parecen mucho a nosotros, pero que ya no pueden seguir yendo a la Iglesia.
Mi esposo y yo tuvimos una experiencia similar. Nuestros únicos amigos en el barrio provinieron de la ministración porque encontramos formas de relacionarnos con ellos. Además, servir siempre a los demás parece ayudar con mis problemas. ¡El Padre Celestial bendice a aquellos que le sirven!
3. Asiste a las actividades
Asistir a las actividades de barrio es difícil cuando luchas con conectarte con tu barrio. Sin embargo, sé por experiencia propia que esto es de gran ayuda.
Tomé la decisión de asistir a una actividad por mí misma. Rápidamente las personas que menos esperé me recibieron cálidamente. Poco a poco me di cuenta de que había personas de las que podía hacerme amiga.
Quizás puedas ir con tus hermanos ministrantes. Incluso, puedes ir con alguien que no sea de tu barrio. Independientemente de lo que te lleve ahí, te aseguro que valdrá la pena, aunque al principio puede ser un poco estresante.
4. Habla con tus líderes
En algunas ocasiones no vamos a las actividades porque no queremos encontrarnos con alguien. En este caso, lo mejor que podrías hacer es hablar con un líder, sacar una cita con el obispo, o si es grave, habla con tu presidente de estaca.
Estas personas están más que dispuestas a ayudarte. Habla con ellos sobre tus necesidades. Pídeles que te ayuden a perdonar si es que te han ofendido. En mi experiencia, he encontrado mucha fortaleza al relacionarme con estas personas espirituales.
Los líderes tienen la capacidad única para sugerir o darnos llamamientos. No sientas vergüenza de pedirles algo específico que te ayude a socializar con los demás.
Tener un llamamiento te da mucha responsabilidad y sentido de pertenencia en un barrio.
5. Problemas con los líderes
Desafortunadamente, hay momentos en los que uno no se siente cómodo hablando con los líderes de barrio. Hay muchas razones por las que este podría ser el caso.
Si un líder te ha ofendido de alguna manera, intenta hablar con él cara a cara al respecto. DyC 42:88 dice:
“Si tu hermano o tu hermana te ofende, te apartarás con él o con ella a solas; y si él o ella confiesa, os reconciliaréis”.
No hay peor intento que el que no se hace. Trata de abordar esta situación lo más pronto posible porque a medida que pase más tiempo, será más difícil.
6. Recuerda al Salvador
Recuerda el propósito por el que vas a la Iglesia. Todos vamos a la Iglesia para adorar al Padre Celestial y recordar a Su Hijo, Jesucristo.
En un gran artículo leí lo siguiente:
Para escuchar la palabra de Dios, seguirlo y caminar en el sendero del discipulado, necesitamos asistir a la Iglesia, esa es la razón por la que deberíamos estar ahí.
Una agradable atmósfera social dentro la Iglesia, no es necesaria para nuestra adoración aunque sí es un ideal por el cual se puede luchar.
Aunque puede ser extremadamente incómodo e incluso emocionalmente doloroso ir a la Iglesia con personas que no te agradan y no les agradas, enfocarse en lo básico del evangelio puede ayudar a aliviar ese dolor y la incomodidad. También te puede ayudar a progresar espiritualmente al desarrollar un espíritu de caridad por los demás.
Enfócate en la Santa Cena. Recuerda tus convenios. Establece metas y haz planes para arrepentirte y acercarte al Salvador. Lo que mencioné me ayudó a encontrar gozo durante la adoración del domingo, incluso cuando no tenía la comunidad que esperaba.
7. Toma un tiempo para ti
Finalmente, asegúrate de reservar un tiempo para ti. Si necesitas sanar o perdonar, ¡hazlo! No te digo que puedas amar a tu barrio de la noche a la mañana. Este es un proceso que toma tiempo.
El artículo que mencioné en el punto anterior, continúa así:
No eres perfecto y los hermanos de tu barrio tampoco lo son. Puede tomar más tiempo de lo que imaginas, perdonarlos. Sin embargo, el Evangelio puede ayudarte a llegar hasta ahí. Tendrás que recurrir al Salvador y pedir ayuda para sanar, y eso está bien.
Haz lo que puedas para sanar, incluso si eso significa tomarlo con calma durante un tiempo mientras trabajas en perdonar a los demás.
¡Te deseo todo lo mejor! Oro para que pronto puedas encontrar el gozo renovado que necesitas para asistir a tus reuniones dominicales. No olvides comentar si tienes algún consejo adicional.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Brooklyn Gittins y fue publicado en Third Hour con el título “Hate Your Ward? Here are 7 Ways to Start Loving Church Again”.