*Artículo escrito originalmente por Aleah Ingram en inglés.
Para mí, la gratitud a menudo ha sido un principio difícil de acoger.
He tenido momentos en los que sabía que debería sentirme agradecida a Dios, llena de adoración y amor, pero no lo he hecho. Solo sentía dolor y oscuridad.
Una abrumadora sensación de que nada estaba bien y nunca lo estaría; una sensación de abandono; un sentimiento como si las chispas del bien hicieran muy poco para combatir el mal.
¿Te has sentido así alguna vez? No eres el único o la única. En medio de estos tiempos, he luchado para encontrar una manera de adorar a Dios. Ha sido un trabajo duro, pero también ha sido una experiencia abrumadoramente hermosa.
Espero que estas ideas te sirvan como punto de partida si quieres encontrar una manera de equilibrar tu dolor con la gratitud.
Agradece por cada detalle
Si no sabes por dónde empezar, empieza por crear un hábito.
Decidí que me detendría y glorificaría a Dios por cada cosa buena que experimentara como una forma de sintonizar mi corazón con las bendiciones del cielo.
¿Estaba deliciosa la comida rápida? Gracias a Dios. ¿Disfruté de una canción? Gracias a Dios. ¿Estaba mi cama cómoda? Gracias a Dios. ¿He conseguido algo? Gracias a Dios.
Los pequeños cambios en el corazón llegan muy lejos.
Estudia el carácter de Dios
Es difícil sentirse agradecida por un Dios que se ha deformado o distorsionado en tu mente. Muchas cosas pueden hacer que Dios parezca un tirano enfadado, un rey insensible o un espectador distante.
Busca recursos que se centren en el carácter y los atributos de Dios. Pide en oración una mejor comprensión de quién es Dios y que se te revele Su verdadera naturaleza.
Una buena manera de aprender más sobre Dios y cómo actúa es a través de esta Guía de Estudio del Evangelio sobre Dios el Padre. También puedes buscar cosas que Jesucristo dijo sobre el Padre.
Expresar gratitud a los seres queridos
Cuando damos gracias a nuestros seres queridos, también damos gracias a Dios. Expresar gratitud y aprecio por las personas de nuestra vida puede ser un gran paso para darnos cuenta de la bondad que nos rodea y ablandar nuestro corazón ante el principio de la gratitud.
El dolor y la adoración pueden coexistir
A menudo pensamos que adorar a Dios cuando sufrimos invalida nuestros sentimientos. Podemos experimentar dolor, herida, ira y otras emociones negativas sin dejar de adorar a Dios.
Si te cuesta equilibrar ambas cosas, plantéate poner un cronómetro cuando ores. Empieza por establecer un tiempo para tu dolor. Habla sobre estas cosas con una honestidad absoluta.
Luego, detente, respira y dedica el mismo tiempo a tu adoración.
En tiempos de prueba, expresar gratitud puede ser difícil, pero será más importante que nunca. Esforzarnos por encontrar formas de conectar con el cielo cuando no es lo que sentimos puede ayudarnos a santificar nuestros corazones y traer paz a nuestras almas.
Fuente: LDS Daily