3 señales de que estás siendo demasiado bondadoso + cómo detenerte

Dar y ayudar a los demás son actos nobles, que en raras ocasiones, pensamos que resultarán en algo más que bondad.

Incluso, en las Escrituras se nos aconseja que nos dediquemos al servicio de nuestros semejantes.

Por supuesto, este consejo está abierto a muchas interpretaciones. Sin embargo, no significa ponernos al servicio hasta que no tengamos nada más que dar.

Aquí, hay algunas señales de que podrías estar ayudando demasiado.

1. Tu ayuda fomenta la dependencia y no permite que la otra persona se desarrolle

También te puede interesar: Lo que el ejemplo del Salvador nos enseña acerca de establecer límites

Cuando se espera que ayudes constantemente, debes dar un paso atrás y reevaluar la situación.

¿La otra persona realmente hizo un esfuerzo por mejorar su situación?

Si hicieron un acuerdo de que ambos se esforzarían y progresarían, ¿esa persona pasó del punto A al punto B? o ¿no hubo mejoría porque esa persona sabía que estarías dispuesto a ayudar?

bondad

Cuando tu ayuda se convierte en una red de seguridad y una excusa para que los demás no adquieran las habilidades vitales o profesionales necesarias para mejorar, tu ayuda en realidad está produciendo consecuencias no deseadas, tanto para ti como para los otros.

La solución no es dejar de ayudar por completo, sino establecer límites y expectativas si vas a brindar tu apoyo.

alcanzar tus objetivos

Incluso el Señor estableció límites, nos dio mandamientos para bendecirnos.

A pesar de que Él puede darnos todo, no solo derrama las bendiciones sobre nosotros, porque si lo hiciera, no tendríamos que trabajar por ello y progresar.

2. No se puede servir de una taza vacía

Esta metáfora resume perfectamente una lección que algunos hemos aprendido a las malas.

Un ejemplo tangible es endeudarse para ayudar a otros económicamente.

Podría ser tentador utilizar tu fondo de emergencia o el dinero que has reservado para pagar alguna deuda a fin de ayudar a alguien.

Sin embargo, si esa persona no cumple con su parte del trato, terminarás más endeudado. Los resultados no serían buenos ni para ti ni para la otra persona.

diezmo

Una vez, una mujer cuestionó la instrucción de una asistente de vuelo de colocarse la máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás. ¿Qué podría estar mal con ayudar a los demás primero?

El hecho es que, cuando las máscaras de oxígeno caen dentro de un avión, significa que el nivel de oxígeno ha bajado de una manera tan peligrosa que uno puede perder el conocimiento rápidamente.

Si no priorizas ponerte la máscara, es muy probable que no puedas ayudar a nadie.

Hay una razón por la que se enseña a los Santos de los Últimos Días que las personas están más capacitadas para servir y cuidar a los demás cuando son autosuficientes tanto temporal como espiritualmente.

Eso se debe a que la gente no puede servir de una taza vacía. No puedes dar lo que no tienes.

3. No te sientes en paz cuando ayudas

estrés

Cuando ayudar no te deja dormir durante la noche, te preocupas y te sientes agotado emocionalmente, debes hacer una pausa y comenzar a cuidarte.

Toma tus sentimientos en serio, ya que estos sentimientos pueden ser un precursor de la depresión, de lo que es más difícil recuperarse.

Puede parecer incorrecto dar prioridad a tu tranquilidad sobre las necesidades de los demás. Sin embargo, hacerlo es fundamental.

Si no lo haces, puedes caer en un estado mental, emocional e incluso físico poco saludable.

Esto no significa que seas egoísta o indiferente de alguna manera. Significa recalibrarse, fortalecerse y restaurarse para volver a un estado en el que puedamos volver a ayudar.

Conclusión

Dar o ayudar a los demás, independientemente de lo que signifique en tu situación, es noble. Sin embargo, también debes establecer límites personales para protegerte del “agotamiento por generosidad”.

Dios nos envió aquí a la Tierra para prosperar y alcanzar nuestro máximo potencial. Sin embargo, no lo lograremos si abarcamos demasiado.

amor propio felicidad

La buena noticia es que cuando eso sucede, podemos contar con la promesa del Salvador:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

Él sabe qué cargas llevamos y cuánta compasión sentimos por los demás. El Señor nos fortalecerá para que podamos elevar mejor a los demás, de tal manera que no nos exija “correr  más aprisa de lo que [nuestras] fuerzas nos permiten”.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Chona Galletes y fue publicado en faith.ph con el título “3 Signs That You’re Giving Too Much And What To Do About It”.

Deja Tu Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *