Para entender la doctrina del bautismo por los muertos, primero hay que comprender que los muertos todavía están vivos, al menos su espíritu.
Para esto debemos saber que el cuerpo está acompañado de nuestro espíritu. Al morir, este espíritu se separa de su cuerpo mortal. El cuerpo mortal regresa a la tierra, pero el espíritu sigue con vida y se va al Mundo de los Espíritus.
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El Mundo de los Espíritus
El Mundo de los Espíritus se divide en dos, el Paraíso y la Prisión Espiritual. El paraíso es la morada temporal de los espíritus justos. La Prisión Espiritual es la morada temporal de los espíritus impíos, quienes sufren allí por un tiempo a causa de sus propios pecados.
Los espíritus permanecen en el Mundo de los Espíritus donde aguardan la resurrección y el juicio. Los espíritus arrepentidos en la Prisión Espiritual tienen la posibilidad de progresar y avanzar al Paraíso.
Los espíritus tienen las mismas personalidades, creencias y deseos que tuvieron durante su vida mortal. Tienen plena capacidad de elección y progresión.
La obra misional en el Mundo de los Espíritus
Hay millones y millones de personas en el Mundo de los Espíritus que nunca han oído del evangelio de Jesucristo, y otros millones que nunca lo entendieron durante su vida en la tierra.
Eventualmente, estos espíritus resucitarán y pasarán por el juicio de Dios. Dios sólo puede ser justo si nos juzga de acuerdo con nuestro conocimiento.
Una persona que nunca ha escuchado sobre el evangelio no puede ser responsable por su falta de conocimiento. Es imposible pecar a menos que uno tenga un conocimiento de las leyes de Dios.
Por esta razón, el evangelio se predica a los muertos en el Mundo de los Espíritus. El profeta Joseph F. Smith tuvo una visión del Mundo de los Espíritus (Puedes leerla aquí). En ella vio que Cristo visitó el Mundo de los Espíritus durante los tres días que estuvo en la tumba.
Cristo llamó “misioneros” de entre los muertos, incluidos muchos profetas que habían fallecido, para enseñar a los espíritus que están encarcelados.
Estos espíritus pueden aceptar o rechazar el evangelio tal como se les presentó, y optar por arrepentirse o no.
Sin embargo, los espíritus no pueden realizar las ordenanzas que les permite ser parte de la Iglesia de Cristo (como el bautismo, la confirmación, etc.) porque solo pueden ser realizadas por seres corpóreos, es decir, una persona que posee un cuerpo y espíritu.
Entonces, un espíritu no puede bautizarse por sí mismo, necesita ayuda. Por esta razón, en los templos de La Iglesia de Jesucristo se realizan bautismos por los muertos. Aquellos espíritus tienen la opción de aceptar o rechazar la ordenanza que se realiza en su nombre.
El bautismo por los muerto en la antigüedad
El bautismo por los muertos era una práctica que se realizaba en la antigüedad. En la Biblia se registra lo siguiente:
“De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?”. -1 Corintios 15:29
El bautismo por los muertos se practicó después de que Cristo lo inició después de Su crucifixión. Gracias a Él, toda persona que ha fallecido puede volver a la vida, tiene la oportunidad de seguirlo y aceptar Su evangelio. Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra existencia. La muerte sería el final de todo.
El bautismo por los muertos también fue presagiado en tiempos aún más antiguos, cuando los israelitas practicaban el yizkor, ceremonias y oraciones para intervenir en nombre de los muertos.
Esto ciertamente, en un principio, ayudó a justificar las acciones de los primeros Papas cuando se vendían los “indultos”, certificados de salvación para los antepasados fallecidos.
Los templos de La Iglesia de Jesucristo
Los Santos de los Últimos Días realizan el bautismo por los muertos solo en los templos sagrados.
El baptisterio de cada templo tiene una fuente inspirada en la pila bautismal que se sienta sobre el lomo de doce bueyes que se encontró en el Templo de Salomón. Estos doce bueyes representan a las doce tribus de Israel.
Para entrar a la Casa del Señor, uno debe tener una “recomendación para el templo”. Esta recomendación es una muestra de la dignidad de la persona lo cual le permite participar en las ordenanzas del templo.
El baptisterio está separado de otras partes del templo, y los jóvenes de la Iglesia de 12 años en adelante pueden obtener una recomendación especial que les permite realizar bautismos por los muertos.
Para saber el nombre de las personas fallecidas y bautizarse por ellas, los Santos de los Últimos Días se comprometen a realizar su historia familiar con el fin de encontrar a sus antepasados.
Si por alguna razón, amigos de otras creencias descubren que se ha realizado la obra por sus seres queridos, podemos recordarles que no deben ofenderse, ya que los difuntos tienen total libertad de aceptar o rechazar las ordenanzas realizadas en su nombre.
Este bautismo solo les da la oportunidad de aceptar el evangelio de Jesucristo a aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos en el Mundo de los Espíritus pero que sí lo desean.
Fuente: LDS FAQ