Cuando tenía 20 años, tuve una conversación con mi hermana mayor que cambió la manera en la que veía la eternidad.
Por un lado, me lamentaba por mi soltería y me quejaba de la cantidad de citas que habían fracasado desde que tenía 16 años.
Le pregunté a mi hermana mayor que está casada que es lo que podía hacer para ya no estar soltera. Ella me aconsejó:
“Tranquila, estos serán los únicos años de toda tu vida en los que podrás disfrutar de tu soltería”.
Aquello me hizo meditar. Esta sería la única vez en la Tierra que estaría soltera. Sabía que en cualquier momento de mi vida me casaría por las eternidades.
A pesar de que el matrimonio es algo importante, me di cuenta de que no tenía por qué vivir una vida de soltera “aburrida”, que podía disfrutar cada momento que sé que no volverán a repetirse, que podía aprender y crecer de una manera única.
Ahora, después de dos años de haberme casado, puedo decir que hay lindas experiencias y momentos muy especiales que valoras cuando estás soltera.
Eliges a tu propia familia
Pasar tiempo con mis amigos solteros ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido. Hemos compartido risas y lágrimas, pero siempre apoyándonos mutuamente en todo momento.
Éramos más que amigos, éramos una familia. Enfrentar las situaciones del mundo y encontrar personas con las que congenias perfectamente es una gran bendición.
Descubres quién eres realmente
Esto puede sonar como un cliché, pero es la verdad. Cuando estés solamente tú, viviendo tu propia realidad con nadie que te diga lo que debes o no hacer, entonces sabrás quién eres en verdad.
Encuentras los defectos que no sabías que tenías y fortalezas que estaban escondidas que te ayudarán a superar los momentos difíciles. Descubres el tipo de persona con las que quieres rodearte y el tipo de persona que quieres ser.
Aprendes a lidiar con tus problemas de fe
Aprender a afrontar tus desafíos de fe mientras estás soltero puede traer paz a tu vida.
Hubo momentos donde tuve que enfrentar pruebas que sacudieron mi fe hasta no poder más, pero fui capaz de superarlas con Dios a mi lado, quien me ayudó a fortalecer mi testimonio y me brindó paz y seguridad.
Gracias a eso, fui capaz de manejar los desafíos de mi vida y aferrarme al plan que Dios tenía para mí y aceptar Su tiempo.
Vives los pequeños momentos
Si no fueran por esas actividades, fiestas o salidas entre amigos; las presiones de la vida hubieran sido difíciles de afrontar.
Esto no quiere decir que aquellos momentos o tus responsabilidades desaparecen cuando te casas, sino que al estar soltero disfrutas estos eventos detenidamente y puedes ser un poco más flexible.
Trabaja arduamente para alcanzar tus metas, pero también recuerda cuando detenerte y permitirte relajarte o divertirte por un par de minutos, esto es de gran ayuda.
Aprendes a aceptar lo desconocido
Es difícil, pasé muchas noches llorando y preguntando a Dios por qué no se cumplía el deseo de casarme.
Quería una familia y quería saber para cuándo podía planificarla. La vida no es así. Tuve que aprender que no todo en esta vida tiene que ir bajo un plan o bajo mi control. Lo único que puedo hacer es dar lo mejor de mí y el resto dependerá de Dios.
Tuve que aprender a aceptar lo desconocido con la esperanza de que todo saldría bien si confiaba en Dios y me esforzaba al máximo. Fue difícil adoptar este tipo de pensamiento, pero gracias a esta habilidad aprendí a disfrutar mi vida.
La etapa de soltero está llena de bendiciones inesperadas. No es un momento para temer o huir. Durante este periodo se viven experiencias increíbles que quizá nunca volverán a suceder en tu vida, así que disfrútalas.
Fuente: LDS Living
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