Una de las doctrinas más singulares de nuestra fe como Santos de los Últimos Días es nuestra creencia con respecto a Eva y su decisión de comer del fruto en el jardín del Edén.
En un episodio del podcast All In, Fiona y Terryl Givens abordaron el significado de la decisión de Eva, así como también la importancia de recordar que la expiación de Jesucristo no es un plan de respaldo, sino el punto principal del plan de nuestro Padre Celestial para todos Sus hijos e hijas.
Fiona y Terryl Givens compartieron en su libro “The Crucible of Doubt” lo siguiente:
“La Expiación no es un plan de respaldo en caso de que fallemos. Es el medio ordenado por el cual gradualmente somos perfeccionados, un proceso de santificación plagado de pecados por el cual nuestro Padre nos guía con paciencia”.
Para esto, es necesario comprender el papel del Salvador en el plan de salvación, el cual es guiarnos en un proceso que siempre ha estado ahí y que no ha cambiado y que el pecado es una parte que deberíamos esperar de la vida terrenal.
Fiona Givens comentó que para la mayor parte del mundo cristiano, lo que sucedió en el Jardín del Edén fue una gran “catástrofe”, como resultado de la desobediencia de Adán y Eva a los mandamientos de Dios.
“Adán y Eva fueron expulsados, su posteridad fue condenada, se dio origen al pecado original y Cristo tuvo que venir para salvarnos de nuestros pecados. Pero, en nuestras creencias, el concepto es diferente.
Eva, por ser la autora de esta catástrofe ha sido vilipendiada durante siglos… Pero en nuestra creencia, la historia es hermosa. Eva es la heroína de la familia humana. Deseo convertirla de villana en heroína”.
Asimismo, compartió un ejemplo en Génesis 3:22, donde Dios dice, después de que Adán y Eva comieran del fruto, que habían “llegado a ser como uno de nosotros”.
La mayoría de teólogos podría descartar esa frase, porque nadie creería que lo que sucedió fue en realidad un paso adelante, un ascenso, y que Eva es la heroína de la familia humana.
La hermana Fiona también compartió que Eva, en Moisés 5:11, nos dice que si no hubiéramos comido del fruto, ellos nunca habrían podido tener hijos, lo que significa que eso era algo que no podían lograr antes. La decisión que tomó fue una llena de valor y coraje.
“Creo que [Eva] sabía que su decisión se reflejaría mal en ella, pero aún así lo hizo, porque de no haber comido del fruto, no habrían podido tener posteridad y jamás hubieran conocido el bien y el mal”.
En Moisés 6: 55, Dios pasa a aclarar lo que quiere decir con “conocer el bien y el mal”, que vienen de nuestras experiencias a lo largo de nuestra vida en la tierra.
“Por cuanto se conciben tus hijos en pecado, de igual manera, cuando empiezan a crecer, el pecado nace en sus corazones, y prueban lo amargo para saber apreciar lo bueno”.
Sabemos que la vida sería difícil, es dura. Algunos de nosotros nacemos con ciertas dificultades, otros son heridos con el paso de los años, pero lo que Dios quiso decir, según Fiona, es que “las tribulaciones son importantes. Hay algo importante en las dificultades de vivir esta vida”.
El Padre Celestial puede puede hacer que todas las cosas obren para nuestro bien, Él puede santificar nuestro sufrimiento.
“Probamos lo amargo, lo desagradable para que no queramos volver a comer de ello nunca más”.
Terryl Givens dijo que es justo en esta vida que desarrollamos el gusto por la virtud, la bondad y la pureza. Y que no podíamos desarrollar esto sin haber probado lo opuesto, sin sufrir las consecuencias de nuestras acciones, sin aprender de lo que hacemos, sin las experiencias que vienen del pecado.
La hermana Givens también mencionó que el élder John A. Widtsoe se refirió a la decisión de Eva como la mejor elección que pudo tomar.
“Algunas desiciones son mejores que otras, pero si la decisión que tomas afectará a otra persona, entonces tu sacrificio por aquella persona es por el bien mayor.
Y ese fue lo que pasó en el Jardín de Edén, ella tomó una decisión increíblemente bondadosa, sabiendo que aquello probablemente no sería bueno para ella, por lo que creo que es la razón por la que se le ha dado el título de “La Madre de Todos los Vivientes””.
Un recordatorio final fue que la obra y gloria de Dios es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. Cristo viene a sanar nuestras heridas y nos pide que trabajemos junto con Su Padre. Pero en todo momento la decisión sigue siendo nuestra.
No se actúa sobre nosotros, se nos invita a trabajar con Dios, Su Hijo y el espíritu Santo, a llevar las cargas de los demás, llorar con los que lloran, consolar a los que necesitan consuelo, perseverar hasta al fin. Y, al igual que Eva, tenemos una elección que tomar.
Fuente: ldsliving.com