Hace meses, mi hija de 8 años notó la diferencia entre su cuerpo y el de su abuela y empezó a hacerme preguntas.
A lo largo de su vida, mi esposo y yo hemos usado los términos apropiados para referirnos al cuerpo humano e incluso hemos hablado de cómo nacen los bebés. Llevábamos hablando tanto tiempo que casi respondimos todas sus preguntas.
Exceptuando una.
“Mamá, ¿cómo entra el espermatozoide?”
Debido a esto, le expliqué lo que sucede con nuestros cuerpos cuando sienten atracción tanto física como sexual.
Sorprendentemente, esta conversación no fue tan incómoda. Imagen: Canva
Mientras hablábamos sobre estos temas complejos, pero sagrados, pude sentir que ella comenzaba a comprender el significado del poder de la procreación y la intimidad.
Sorprendentemente, esta conversación no fue tan incómoda.
Como madre y terapeuta, me sentí contenta y satisfecha de que aquella conversación se desarrollara con naturalidad y que mi hija y yo nos sintiéramos unidas.
Me alegró mucho ser quien le enseñara sobre su cuerpo y su increíble potencial.
Esto me hizo entender que cuando hablamos de estos temas y abordamos la sexualidad como un tema sagrado e importante en la Iglesia, evitamos consecuencias altamente negativas como la vergüenza y falta de preparación en la intimidad.
Es por eso que aquí te comparto algunas ideas que pueden ayudarte a abordar este tema de manera adecuada.
1. Una sexualidad sana inicia con el nacimiento
Debes recordarles cuán importante es su cuerpo. Imagen: Canva
Muchos padres se preguntan cuál es la edad apropiada para abordar el tema de la educación sexual de sus hijos. Pero la verdad es que las actitudes positivas hacia el cuerpo y la intimidad sexual deben iniciar desde el primer día de su vida.
Por ejemplo, cuando los niños nacen no sienten temor de expresar y valorar verbalmente la importancia de su cuerpo. Debes recordarles cuán importante es su cuerpo.
Además, tus hijos asimilarán los mensajes que les transmitas no solo verbalmente, sino también por tu tono de voz y expresiones faciales.
2. Haz que la educación sea un tema abierto, no algo de una vez
Es preferible convertirlo en una conversación continua. Imagen: Canva
A medida que los niños crecen y necesitan ampliar su vocabulario, como también su educación sexual. Temas como “la semillita”, “la cigüeña” pueden ya no ser válidos para niños de 8 años en adelante o para quienes estén a punto de entrar a la pubertad.
Es preferible convertirlo en una conversación continua, mas no un tema que se aborda una sola vez.
La intimidad sexual tiene muchos matices y es tan confusa como aprender a leer, por eso debemos preparar a nuestros hijos para una relación sexual sana y satisfactoria manteniendo abierta la conversación.
Explícales desde un comienzo sobre el cuerpo, la pubertad, los sentimientos sexuales, la masturbación y otros temas. Es bueno que desde pequeños entiendan los términos correctos de cada parte del cuerpo y sus diferencias.
El presidente Russell M. Ballard, enseñó:
“Deben tener conversaciones frecuentes y abiertas en las que enseñen a sus hijas la verdad sobre estos asuntos [sexualidad, pornografía, castidad, etc.]”.
3. Mejora tu nivel de comodidad al abordar estos temas
Podrás ayudar a tus hijos a comprender mejor sus propias experiencias. Imagen: Canva
En estos tiempos, aún existen muchos adultos que consideran estos temas como “incómodos” e incluso prefieren evitarlo.
Es importante también resaltar que los padres deben actuar con calma al momento de hablarles a sus hijos o hijas sobre estos temas, porque muchos de ellos perciben la ansiedad o incomodidad al explicarlos.
Para esto, se recomienda a cada uno de ellos que practiquen la comunicación de ideas con su cónyuge o amigos.
Al hacerlo, podrás ayudar a tus hijos a comprender mejor sus propias experiencias y hacerlo con más facilidad.
4. Normaliza el sentimiento de placer y evita avergonzar a tus hijos
Normaliza la curiosidad y la exploración corporal sin dejar de enseñar los principios del evangelio. Imagen: Shutterstock
Uno de los mayores errores que cometen los padres cuando se trata de este tema es avergonzar y reaccionar de forma exagerada cuando su hijo pequeño no está completamente vestido, está interesado en saber sobre la sexualidad o busca placer.
Evita avergonzar a tus hijos porque podrían pensar que el sexo, el placer o su cuerpo son algo malo cuando no es así, sin embargo, debes hablar de ello resaltando que su cuerpo es sagrado y que el sexo y los poderes de la procreación se deben dar solo dentro del matrimonio.
Normaliza la curiosidad y la exploración corporal sin dejar de enseñar los principios del evangelio ayudará a tus hijos a desarrollar un enfoque y una visión más equilibrados de la sexualidad.
5. Explica el porqué de las cosas
Tu hijo será capaz de conocer mejor la ley de castidad. Imagen: Canva
Aunque es importante que te abras y seas sincero sobre la educación sexual por lo que brindar un contexto para ello puede ayudar a tu hijo a entender el porqué.
Por ejemplo, puedes decir algo como: “Es un regalo que puedes experimentar con alguien que amas” o “con ello puedes conectarte amorosamente con tu futuro cónyuge e incluso crear a una persona”.
Con esto, tu hijo tendrá la posibilidad de convertirse en alguien sexualmente responsable y capaz de aceptar su cuerpo y sexualidad. Será capaz de conocer mejor la ley de castidad, dar y recibir placer físico, encontrar más alegría al criar un hijo o hija y ver crecer a su familia eterna.
Fuente: LDS Living
