No te dejes llevar por el sueño del infierno.

Cómo despertamos la rectitud

¿Cómo podemos despertar a la rectitud? ¿Cómo despertamos la rectitud?

Este artículo fue escrito por Lisa Teixeira para LDS.net y traducido por Pablo Moroni Polanía Cardoso para Mormonsud.org.

 Cuando mi esposo y yo estábamos comprometidos inventamos una variación del juego “¿preferirías esto o aquello?” (would you rather), generalmente se juega al darse dos tristes e hipotéticas posibilidades, tal como “¿Preferirías que un tiburón coma tu brazo o que se te acabe el agua en el medio del Sahara?

En nuestra versión, nosotros daríamos opciones tales como ¿preferirías perder una pierna y morir de hambre o ir de luna de miel conmigo a Hawaii? O ¿preferirías vivir en un zoológico con un zorrillo o vivir conmigo para siempre?

Era un inútil y tonto juego, porque la respuesta era siempre muy obvia. Pero el contraste con algo horrible puede hacernos dar cuenta cuan maravillosas son las bendiciones, y así ayudarnos a comprometernos a no perderlas.

Lehi usa esta misma técnica cuando aconseja a sus hijos justo antes de su muerte.  En esencia él está diciendo: ¿prefieren ser cautivos, miserables y morir, o ser libres, felices y vivir para siempre?

¡La decisión parece bastante obvia! No obstante, a menudo nosotros mismos escogemos la miseria, y la cautividad.

Lehi da una visión de esta debilidad humana, y aconseja como superarla. Cuando él habla de irse a la deriva en un sueño del infierno o despertarse a la Rectitud.

Despertadores-de-rectitud

¿Qué es el Sueño Del Infierno?

Dormir es un estado en el cual no podemos distinguir la realidad.

Por ejemplo, podemos pensar que actualmente estamos viviendo el evangelio y defendiendo la verdad, cuando en realidad hemos rechazado al profeta y su liderazgo. Podemos empezar a creer en la imagen que hemos presentado de nuestra vida familiar en las redes sociales, pero estamos ignorando (o gritando a) a nuestros hijos al crearla.

Dormir es un estado que se siente bien, un estado en el cual no tienes que enfrentarte a ti mismo ni a Dios.

Satanás nos convence de que “todo está bien en Sion”, y que lo estamos haciendo bien. ¡Él ciega nuestros ojos para que no podamos ver lo que está pasando! Él nos pacifica y arrulla hacia una “seguridad”, nos conduce cuidadosamente al infierno, y engaña  nuestras almas de la gloria eterna que Dios quiso para nosotros.

El sueño del infierno sucede sin ningún esfuerzo en absoluto. No es una acción consciente e intencional. Es simplemente la falta de acciones conscientes e intencionales.

El Presidente Uchtdorf advierte que si nos dormimos en nuestra fe y rectitud vamos a perder toda la gloria de la jornada en la que estamos viviendo.  Él habla del egoísmo y la adicción como algunos ejemplos de las tácticas adormecedoras y pacificadoras de Satanás.

No importa cúan profundo es nuestro sueño, un dia despertarémos, y será una sorpresa horrible si nos vemos a nosotros mismos en el infierno. Lo que sea que nos esté causando dormir no vale la pena.

Así que, ¡despierten!

¿Cómo despertamos la rectitud?

El despertar toma, ya sea un esfuerzo deliberado o un choque repentino, por lo general ambos. Debemos poner despertadores o alarmas en nuestra vida y escoger tenerlas en cuenta, en lugar de posponerlas.

Cuando estamos despiertos podemos ver las cosas como realmente son. A menudo duele encontrarnos cara a cara con nuestra propia frágil realidad, pero allí es cuando reconocemos nuestra absoluta necesidad de la Gracia de Dios, cuando la recibimos y dejamos que nos transforme.

Este proceso de despertar y transformarnos sucede cuando leemos nuestras escrituras, oramos sinceramente, vamos al templo y participamos de la santa cena con un corazón arrepentido y contemplativo.

Estos son los lugares y actividades que nos ayudan a ver las verdaderas opciones que se nos presentan: felicidad y vida eterna o miseria y muerte. Cuando realmente entendemos las alternativas, es fácil de decidir.

Lehi aconseja a sus hijos que despierten y sacudan sus cadenas, se levanten del polvo, y se ciñan a la armadura de la rectitud.

Como Lehi aconseja, debemos tomar conciencia de nuestros malos hábitos e ir al Salvador para superarlos. Pero dejar el pecado no es suficiente. Debemos levantarnos a un más alto nivel y defendernos con una justa vida.

Si estamos verdaderamente despertando cada día, no podemos caer en el  sueño del infierno.

“Recordad, recordad que es sobre la roca de nuestro redentor…donde debéis establecer vuestro  fundamento…un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán (adormecerán)”.

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