Niños, jóvenes, adultos o mayores: no hay edad que distinga nuestro Padre Celestial para escuchar nuestras necesidades, aflicciones, bendiciones o secretos a través de la oración.
Ese diálogo franco y sincero con nuestro Amado Padre, aunque puede sonar tan sencillo como una conversación, también puede ser desafiante cuando, en lugar de convertirlo en una parte sagrada de nuestras vidas, lo transformamos en una práctica rutinaria.
Ya sea que tus oraciones se hayan convertido en frases repetitivas o que hayas dejado el hábito de orar y te cueste acercarte a Dios para pedirle que te escuche, en el artículo de hoy te compartimos 5 formas en las que puedes elevar el poder de tus oraciones.
1. ¡Ora con tus amigos!
El testimonio de nuestros seres queridos nos fortalece. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Nuestra primera sugerencia es orar con tus amigos o líderes de la Iglesia. Probablemente, ellos ya están orando individualmente por ti, pero escuchar directamente la oración de otra persona tiene un valor especial que no dimensionamos.
Al oír su clamor al Padre por nuestro bienestar o, en general, su fe y testimonio, nos sentimos amados y sabemos que podemos confiarle a esa persona los deseos de nuestro corazón. Orar pone a Cristo en el centro de nuestra relación y fortalecerá tu amistad como ninguna otra actividad juntos.
2. No pelees, ora
No pelees, tan solo ora. Imagen: Canva
Y, debido a que debemos procurar que Jesucristo sea el centro de nuestras relaciones, necesitamos esforzarnos por orar cuando tengamos una pelea o dificultad con algún miembro de la familia, pareja o amistad. Por más difícil (y paradójico) que suene.
Cuando ambos se humillan ante su Padre Celestial, el corazón se ablanda, la humildad crece y surgen soluciones. Esta no será una oración cargada de frases trilladas: expresará amor y el deseo ferviente de resolver las cosas y de seguir Su inspiración.
Las palabras más sinceras surgen de unas disculpas reales. Imagen: Shutterstock
Recuerda que Dios no quiere que haya contiendas; Él está ansioso por ayudarte a restablecer la armonía en tu vida. Y piensa en el invaluable regalo que es pedirle ayuda.
El élder Richard G. Scott, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“La oración es el don supremo que nuestro Padre Celestial ha dado a toda alma. Piensa en ello: el absoluto Ser Supremo, el Personaje más omnisciente, el más omnipresente y el más poderoso nos alienta a ti y a mí, insignificantes como somos, a conversar con Él como nuestro Padre”.
3. Tómate tu tiempo
Organiza tus ideas antes de hablar con tu Amado Padre. Imagen: Canva
La tercera manera de fortalecer tus oraciones es disminuyendo el ritmo, ¡no tengas prisa! Haz una pausa de unos minutos antes y después de orar. Ordena tus pensamientos. Piensa en las cosas por las que estás agradecido. Y pregúntale a Dios qué puedes hacer por Él, y no siempre viceversa.
Piensa en cómo te está yendo de verdad. Casi todos respondemos “bien” o “genial” cuando alguien nos pregunta “¿Cómo estás?”, pero podrías intentar preguntarle al Padre Celestial: “¿Cómo estoy?” o “¿Qué me falta todavía?”.
Y si no se te ocurre qué pedir en oración, ¡haz que esa sea tu oración! Pregúntale al Padre Celestial por qué deberías estar orando. Relájate y recuerda que Él “da a todos abundantemente y sin reproche” (Santiago 1:5).
4. Estudia las Escrituras
Su sagrada palabra nos conduce a mayor revelación. Imagen: Canva
La cuarta manera de fortalecer las oraciones es estudiando las Escrituras todos los días (sí, todos). Claro que, si todavía no tienes ese hábito, puedes empezar con un día a la semana. Hasta que descubras el poder de reservar un tiempo para aprender de su santa palabra.
Eleva el Espíritu a un lugar más sagrado, permitiendo obtener revelación en nuestras oraciones.
Estudiar las Escrituras es muy diferente a simplemente leerlas o dejar que la mirada se desplace por la página. Detente para contemplar el mensaje, busca pasajes relacionados y aplícalos a tu vida. Tus oraciones cambiarán por completo.
5. Hay poder en el ayuno
El ayuno de corazón conduce a milagros. Imagen: Shutterstock
Por último, utiliza el poder del ayuno cuando tus oraciones necesiten un impulso adicional, cuando llueva la adversidad y cuando todo parezca perdido. Tal como aprendemos en Alma 17:9:
“Y sucedió que viajaron muchos días por el desierto, y ayunaron y oraron mucho para que el Señor concediera que una porción de su Espíritu los acompañase y estuviese con ellos”.
El ayuno puede cambiar corazones y mentes. Nos ayuda a separarnos de la atracción del mundo, de las preocupaciones de nuestro cuerpo físico y eleva nuestro enfoque. Mediante este pequeño sacrificio, podemos llevar nuestras oraciones a un siguiente nivel.
Nunca es demasiado tarde para que intentemos reconectar nuestra relación con el Padre Celestial. Jamás seremos insuficientes para Él. Sus brazos de misericordia siempre están extendidos hacia nosotros. De nosotros depende encontrarlo. Y qué mejor que con una sincera oración.
Fuente: Meridian Magazine
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@masfe.org Uno siempre extrañará esos lugares en donde fue verdaderamente feliz. Vuelve a la iglesia, Dios te está esperando con los brazos abiertos. Te prometo que aunque volver sea difícil al principio, al final valdrá mucho la pena 🥺❤️🩹 #volver #iglesia #predicar #volveralcamino #cristianos #sud #jesus #felicidad #extrañar #teextraño #biblia
