Las personas que están a favor de la reencarnación creen que esta vida es solo una de las muchas que han vivido en el pasado o que vivirán en el futuro.
También creen que la reencarnación es el proceso por el cual la vida (o un alma) migra de un cuerpo material a otro mediante el nacimiento y la muerte, no solo para el espíritu humano, sino también de espíritus animales y, en ocasiones, plantas.
Aquellos que creen en la reencarnación sostienen que todas las desigualdades en las que una persona nace (divino o humano, rico o pobre, saludable o discapacitado) están determinadas por el desempeño individual en las vidas pasadas y que el ciclo de “renacimientos” se basa en el karma que acumuló con el paso del tiempo.
Como Santos de los Últimos Días, creemos que la vida no comienza con nuestro nacimiento, ni termina con la muerte. Tampoco creemos que un periodo de vida sea suficiente para alcanzar la perfección.
Sabemos que cada uno de nosotros es un hijo espiritual de nuestro Padre Celestial y que vivimos en un “primer estado” preterrenal antes de nacer (Abraham 3:22–26). Cuando nacimos en la vida terrenal, cada uno de nosotros recibió un cuerpo físico.
Los animales y las plantas también existían antes de esta vida; todas las cosas fueron creadas espiritualmente antes de que “existiesen físicamente sobre la faz de la tierra” (Moisés 3:5–7).
También creemos que la forma en que vivimos, aquí y ahora, es de mucha importancia para nuestra felicidad eterna.
Aquí te compartimos 5 razones por las que no sería posible que los Santos de los Últimos Días crean en la reencarnación.
1. Hay una sola muerte física, no muchas
El apóstol Pablo escribió
“Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).
2. En la resurrección, los espíritus habitarán los cuerpos que tenían en vida, no otras formas corporales
La muerte separa el espíritu del cuerpo; la resurrección reúne ese mismo espíritu con los elementos esenciales de ese mismo cuerpo físico, para nunca más ser separados.
En el Libro de Mormón, leemos la explicación del profeta Amulek de que después de la resurrección, los hombres y las mujeres “no pueden morir ya más; sus espíritus se unirán a sus cuerpos para no ser separados nunca más; por lo que esta unión se torna espiritual e inmortal, para no volver a ver corrupción” (Alma 11:45).
Esto niega la creencia de que el cuerpo es solo una morada casual para el espíritu o un tabernáculo que se cambia o se elimina repetidamente.
El espíritu y el cuerpo están inextricablemente ligados el uno al otro; este es el significado de la resurrección. Esto se respalda con la siguiente escritura:
“Y la resurrección de los muertos es la redención del alma” (Doctrina y Convenios 88:16).
En la resurrección, retomamos nuestros cuerpos, que fueron creados a la imagen de Dios, y tendrán una forma perfecta (Alma 11:43).
3. La reencarnación implica que el cuerpo es de poca importancia
Aquellos que creen en la reencarnación, sostienen que los cuerpos pueden tomarse y desecharse repetidamente y que los espíritus pueden reencarnarse en insectos, animales y una variedad de formas humanas, etc.
Quienes abogan por las teorías de la reencarnación no comprenden el valor de nuestros cuerpos. Estos fueron creados a la imagen de Dios y se nos dieron como preparación para llegar a ser como Él, quien es un Ser con un cuerpo santificado, perfeccionado y cuerpo tangible.
Para los Santos de los Últimos Días, el cuerpo físico es sagrado. Una de las principales razones por las que entramos en la vida mortal fue para obtener un cuerpo físico. No solo es una gran bendición ahora, sino también un requisito previo para la exaltación y la vida eterna.
4. Ahora es el momento de prepararse para encontrarse con Dios
El Señor ha dejado en claro que la vida es el momento de nuestra preparación y probación: “para ver si [haremos] todas las cosas que el Señor [nuestro] Dios [nos] mandare” (Abraham 3:25).
Es la Expiación y la misericordia del Señor lo que determina nuestro futuro, a pesar de todo lo que hayamos hecho para servir al Señor y guardar Sus mandamientos porque sabe que a pesar de todo nuestro esfuerzo no somos perfectos. Valorará nuestro corazón, intención y los convenios que hemos guardado.
Por otro lado, la reencarnación promueve la noción de que a los seres humanos se les dan muchas “vidas futuras” en las que deben esforzarse para obtener su salvación. La reencarnación implica que no tenemos una necesidad urgente de arrepentirnos de nuestros pecados y obedecer los mandamientos.
La reencarnación contradice la advertencia de Amulek de que “esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios” (Alma 34:32).
5. La reencarnación niega todo el propósito de la expiación de Jesucristo
Aquellos que creen que los espíritus y los dioses pueden habitar repetidamente en una variedad de formas físicas, no toman en cuenta la misión de Cristo y el propósito de la Expiación.
Para una persona que cree en la reencarnación, Cristo sería solo una manifestación de un salvador encarnado temporalmente, una de las muchas encarnaciones posibles.
Aceptar esta premisa sería negar la enseñanza más fundamental del evangelio: que hubo un único acto de redención realizado por el Señor Jesucristo.
Al negar la importancia fundamental de la expiación y de la misericordia y el amor de Cristo, quienes creen en la reencarnación no ven al Salvador en la posición que le corresponde como Rey de Reyes y Señor de Señores, el único nombre dado por el cual podemos ser salvos.
Sin la expiación, no hay cómo podamos ser limpios, no hay alguien que pueda llevar sobre sí nuestros debilidades, dolores y pecados. Estaríamos totalmente a nuestra suerte y se probaría que en realidad Dios no desea que regresemos a Él. En ultima instancia, no habría vida solo muerte. No habría esperanza, misericordia, ni justicia.
Fuente: Ensign
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