Al crecer, no pensé mucho en el reciclaje, y mucho menos en cuidar el medio ambiente. Sin embargo, todo eso cambió para mí en el momento en que leí estas palabras del Élder Steven E. Snow, de los Setenta:
“[Seremos] responsables de cómo tratamos. . . la tierra que nos rodea, incluso la tierra misma. Esa mayordomía nunca ha sido más urgente. Nuestra generación, más que ninguna otra, tiene la capacidad de cambiar la tierra de manera permanente”.
Esas palabras tuvieron un gran impacto en mí y me di cuenta de algo: Como Santos de los Últimos Días, tenemos la obligación de ser mejores ecologistas. No solo es algo agradable de hacer, es nuestro deber cuidar la tierra, uno de los mejores regalos que Dios nos ha dado.
Un regalo sagrado
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“Para adorar verdaderamente al Creador, debemos valorar sus creaciones”. (Temas del Evangelio).
Parte de adorar al Creador y valorar la tierra que el Padre nos regaló, es cuidar bien el regalo que se nos ha dado. El ensayo dice:
“Esta hermosa tierra y todas las cosas que están en ella son creaciones de Dios (véase Génesis 1:1; Moisés 2:1; Juan 1:10; 2 Nefi 2: 14). Como beneficiarios de esta creación divina, debemos cuidar la tierra, ser mayordomos sabios sobre ella y preservarla para las generaciones futuras. La tierra y todas las cosas en ella son parte del plan de Dios para la redención de Sus hijos y deben usarse de manera responsable para sostener a la familia humana (véase 1 Nefi 17:36; Moisés 1:39; Abraham 3: 24–25). Sin embargo, todos son mayordomos, no dueños, sobre esta tierra y su generosidad, [estos mayordomos] serán responsables ante Dios por lo que hacen con sus creaciones (véase Doctrina y Convenios 104: 13–15). Toda la humanidad debería usar con gratitud lo que Dios le ha dado, evitar desperdiciar vidas y recursos, y usar la generosidad de la tierra para cuidar a los pobres y los necesitados (véase Doctrina y Convenios 49: 19–21)… Satisfacernos con sus creaciones lo ofende (véase Doctrina y Convenios 59: 18–21)”.
Dios nos ha confiado una de Sus creaciones más hermosas y es nuestra responsabilidad cuidarla con el mayor respeto. Cualquier cosa pequeña “ofende a Dios”. Sin embargo, vivir un estilo de vida más amigable con el medio ambiente puede acercarnos a Dios.
Un pequeño comienzo
Cuidar la Tierra es muy importante. Sin embargo, incluso saber por dónde empezar nuestro viaje ecologista puede ser abrumador. Personalmente, sabía que deseaba cambiar mis hábitos y cuidar mejor el planeta. Pero, no sabía por dónde empezar, así que me comuniqué con alguien que estaba comprometida con el medio ambiente y la sostenibilidad, Becky Biggs.
Becky Biggs, nació y creció en Inglaterra, fue mi compañera de misión y es una persona maravillosa. Se preocupa mucho por la Tierra y la cuida. Aunque nunca lo admitirá, es una gran ecologista, es una persona que sabía que tenía mucho que enseñarme. Por eso, no me sorprendí cuando le pregunté cómo comenzar a ser más consciente con el medio ambiente y me dio algunos consejos geniales.
Compra una botella de agua reutilizable. Es así de simple. Sé que algunos sistemas de agua pueden ser un poco escasos. Pero, puedes colocar fácilmente un filtro en tu grifo o comprar una jarra que filtre el agua. No solo es una forma súper fácil de reducir el desperdicio de plástico, sino que definitivamente también te ayuda a ahorrar dinero.
Si quieres un segundo consejo muy práctico, ¡no empaques tus alimentos con plástico! Si todavía quieres empacar tus frutas y verduras en la tienda, puedes comprar / hacer tus propias telas reutilizables o usar papel (pero también reutilízalos o los árboles estarán tristes). Lleva tus propias bolsas, reutiliza cajas de cartón de frutas y verduras de la tienda, o simplemente empuja el carrito hasta tu auto y traslada tus compras directamente.
El tercer consejo es para reciclar. Averigua dónde está tu centro de reciclaje más cercano y, si puedes, tómalo en cuenta en tu rutina diaria. Anima a tus vecinos o amigos a que se unan a ti: se podrían reunir para reciclar juntos si es más fácil. ¡Reutiliza frascos, decoraciones para fiestas y ropa! Intercambia cosas con tus amigos; apresúrate. No necesitamos comprar cosas nuevas para sentirnos satisfechos.
Me encantaron los consejos de Becky porque son MUY fáciles de ejecutar. Comprar una botella de agua reutilizable no solo salva el medio ambiente, ¡también nos ayuda a ahorrar dinero! Es una forma rápida y fácil de promover la sostenibilidad.
Aunque puede ser fácil desanimarse debido a nuestra aparente falta de progreso a la hora de hacer grandes cambios.
“La gente me dice: ‘Bien por ti, soy muy malo en todo lo relacionado con el medio ambiente’. ¡Pero yo también!”, dijo Becky. “Sinceramente, publico un montón de cosas en Instagram sobre las formas en que estoy cambiando. Pero, también trato de publicar las cosas con las que lucho. Sin embargo, eso no significa que dejemos de intentarlo”.
“Si te acercaras a tu obispo y le dijeras: ‘Es difícil integrar ir a la Iglesia en mi rutina, así que voy a dejar de venir’ o ‘me he esforzado por dejar de juzgar a los demás, pero es demasiado difícil, así que voy a seguir haciéndolo de todos modos’, ¿crees que el obispo te diría ‘Sí, eso es suficiente’? O, ¿crees que te ayudaría a encontrar formas de enfrentar tus pruebas?”
“Sucede lo mismo con el Padre Celestial. Incluso si somos malos en algo, Él quiere que sigamos intentándolo. Tal vez sumerjamos un dedo del pie, tal vez nos sumerjamos por completo y hagamos ajustes. Pero, si realmente queremos mejorar nuestros hábitos ecologistas para aumentar aún más nuestra espiritualidad y compromiso con Dios, entonces podemos hacerlo. Podemos orar por eso. Probablemente, no podamos encontrar todas las respuestas en las Escrituras, pero al estudiarlas con más frecuencia con la ayuda de los recursos válidos es un buen comienzo, así como comenzar con la Palabra de Sabiduría”.
Cada uno de nosotros puede cuidar mejor la Tierra de maneras sencillas. Al igual que Alma le recordó a su hijo Helamán: “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan las grandes cosas…”
Mayordomos, no dueños
He estado estudiando este tema y aprendiendo acerca de la responsabilidad de los Santos con el cuidado del medio ambiente, algo se ha repetido una y otra vez en todo lo que he visto: Somos mayordomos, no dueños.
Nuestra Tierra le pertenece a Dios y Él nos ha dado el privilegio de vivir aquí y permitirnos cuidar de ella. Pero, eso no significa que realmente nos pertenezca.
Entonces, ¿qué significa esto? En mi opinión, esta situación se parece a cuidar la casa de alguien.
Si te pagaran por cuidar la casa de alguien mientras esa persona está lejos, eso significa que confían en ti, ¿verdad? ¿Te imaginas cómo se sentiría esa persona si mientras no está, destrozaras totalmente el lugar? ¿Platos sucios por todas partes, agujeros en la pared y rasguños en el piso a causa de fiestas descontroladas o juegos con amigos, o ventanas y puertas rotas? Ciertamente, esa persona nunca confiaría en ti para que volvieras a cuidar su casa y probablemente (y comprensiblemente) no te pagaría.
Del mismo modo, Dios ha confiado en nosotros para que cuidemos esta tierra y nos paga con la salvación. Es nuestro deber cuidar, preservar y proteger la tierra. Si volvemos a Dios y admitimos que no nos importó la tierra en absoluto, Él no se sentirá feliz.
La Sala de Prensa de la Iglesia tiene una página llamada “Environmental Stewardship and Conservation” (Mayordomía y conservación ambiental) que resume el tema y nos recuerda:
“La tierra y todas sus cosas deberían usarse de manera responsable para sostener a la familia humana. Sin embargo, todos son mayordomos, no dueños, sobre esta tierra y su generosidad, y serán responsables ante Dios por lo que hacen con sus creaciones”.
Los enfoques sobre el medio ambiente deben ser prudentes, realistas, equilibrados y consistentes con las necesidades de la tierra y de las generaciones actuales y futuras, en lugar de intentar defender inmediatamente tus deseos personales o los derechos declarados.
La tierra y toda la vida sobre ella son mucho más que las cosas que se consumirán o preservarán. Dios pretende que sus creaciones sean estéticamente agradables para animar la mente y el espíritu, y algunas porciones deben ser preservadas. Que sus hijos descuiden la tierra lo ofende.
La Tierra es nuestra para cuidarla y amarla, no para poseerla y manipularla.
Se perfeccionará la tierra de todos modos, ¿cuál es el problema?
Hablando con Becky, mencioné este pensamiento. Después de todo, el artículo de fe n°10 dice “que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca”. Entonces, si la Tierra va a ser restaurada a la perfección sin importar lo que hagamos, ¿por qué debemos intentar preservarla?
“Independientemente del resultado, la forma en que actuamos es cómo seremos juzgados”, dijo Becky. “Esta actitud coincide con la frase ‘No estoy dispuesto a cambiar, así que pensaré en una forma que me haga sentir mejor por no querer cambiar’. [Piénsalo de esta manera]: voy a resucitar en la próxima vida con un cuerpo perfecto y glorificado. ¿Debo ir a hacerme piercings y tatuajes de pies a cabeza y luego fumar, beber y morir? Probablemente no. ¿Por qué? Porque esa no es forma de respetar el regalo que Dios nos dio y de demostrar nuestro amor por Él. ”
Cuidamos la tierra para demostrarle a Dios que valoramos el regalo que nos dio y que asumimos nuestra responsabilidad ante Él. Satisfacemos las necesidades de nuestro planeta porque eso afectará a aquellos que vengan después de nosotros. Quizás, lo más importante, sea proteger y preservar la hermosa tierra de Dios para demostrarle que lo amamos.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado en thirdhour.org con el título “Why Latter-day Saints Need to Be Better Environmentalists”.