En lugar de tratar de pagar el diezmo de otra persona, intentemos, a cambio, ayudarles a obtener un testimonio personal al vivir esta ley celestial por ellos mismos.
¿Puedo pagar el diezmo de una persona que no quiere dar su diezmo?
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Respuesta
En la sesión del domingo por la mañana de la Conferencia General de abril de 2002, el Élder Earl C. Tingey, de los Setenta, declaró:
“La doctrina del pago de los diezmos está entrelazada como un tapiz a lo largo de las Escrituras. Abraham pagó diezmos a Melquisedec. A los hijos de Israel se les enseñó a llevar sus diezmos al Señor. Probablemente la cita de las Escrituras del Antiguo Testamento con respecto a este tema que se menciona con más frecuencia se encuentra en Malaquías:
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas…
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3: 8-10).”
Él continuó diciendo:
“En esta dispensación, el Señor ha establecido la ley del diezmo como la ley financiera de Su Iglesia. Sin ella no podríamos llevar a cabo los propósitos eternos del Señor.
También es una ley mediante la cual mostramos nuestra lealtad al Señor y demostramos ser dignos de privilegios, ordenanzas y bendiciones.” (énfasis añadido)
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pueden y deben contribuir con un diezmo íntegro y sincero.
Si entendemos que “es una ley mediante la cual mostramos nuestra lealtad al Señor y demostramos ser dignos de privilegios, ordenanzas y bendiciones”, ¿por qué querríamos negarle a cualquiera la oportunidad de no solo pagar su propio diezmo, pero obedecer y recibir sus propias bendiciones?
Si alguien no da su diezmo, en mi opinión, tienen mayores problemas que una que paga la décima parte de sus ingresos.
El Libro de Mormón nos ayuda a comprender este concepto un poco más: Nefi, cuando se encontraba escribiendo el tercer libro de Nefi durante el tiempo de la visita del Salvador a este continente, afirma que el Señor le preguntó si se habían registrado ciertas revelaciones, principios que se habían sido enseñado por Samuel el lamanita y otros grandes profetas.
Nefi le respondió diciendo que aquellas cosas no habían sido escritas, por lo que Jesús le mando que se escribieran. Estas incluyeron una revelación de Malaquías en 3 Nefi 24: 8-10:
“¿Robará el hombre a Dios? Mas vosotros me habéis robado. Pero decís: ¿En qué te hemos robado? En los diezmos y en las ofrendas.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, toda esta nación, me habéis robado.
Traed todos los diezmos al alfolí para que haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros una bendición tal que no haya donde contenerla.”
Más adelante escribió:
“Y serán míos, dice el Señor de los Ejércitos, el día en que yo integre mis joyas”
¿Acaso no sería increíble poder participar y ser testigo el día que el “Señor integre sus joyas”? Me encantaría estar incluido. Me gustaría estar presente y escucharlo decir con la voz más apacible que he escuchado:
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” -Mateo 25:23
Espero que, en lugar de tratar de pagar el diezmo de otra persona, intentemos, a cambio, ayudarles a obtener un testimonio personal al vivir esta ley celestial por ellos mismos.
Fuente: askgramps.org