Judas Iscariote y Pedro, dos de los doce apóstoles de Jesús, protagonizaron dos de los momentos más impactantes de la historia del cristianismo: la traición de Judas y la negación de Pedro. 

Sin embargo, ¿por qué si los dos traicionaron a Jesús solo uno de ellos es catalogado como la persona más vil de la historia y el otro es considerado el apóstol más prominente del Salvador?

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Bien, ambos actos son aparentemente similares, sin embargo, albergan diferencias significativas que determinaron el destino de cada uno y el legado que dejaron.

La traición de Judas: Un trágico final

Judas
«The Kiss of Judas» por Ary Scheffer

De acuerdo a las Escrituras, sabemos que Judas vendió a Jesús a los líderes religiosos de la época por 30 monedas de plata. 

“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle”. – Mateo 26:14–16 

Este acto de traición marcó la antesala de la crucifixión de Cristo y lo posicionó como uno de los personajes más viles de la historia. 

Lo que a veces pasamos por alto es que después de vender a Jesús, al ver que sería condenado a muerte, la realidad de su acto golpeó a Judas con fuerza. 

sobra de hombre
«¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!» Imagen: Canva

Lleno de remordimiento, intentó devolver el dinero a los sacerdotes, pero estos lo rechazaron. 

“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! – Mateo 27: 3-4

Judas, erróneamente, acudió en busca de ayuda a quienes nunca estuvieron dispuestos a dársela, a quienes tampoco no podían perdonarlo.

Desesperado y sin saber a dónde acudir, Judas tomó la fatídica decisión de quitarse la vida.

“Entonces, arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó”. -Mateo 27: 5

Al no acudir a Su Maestro, el único Ser que podía y hubiera querido estar ahí para él, lo perdió todo.

La negación de Pedro: Un momento de debilidad

Pedro canto del gallo
Detalle de La negación de Pedro de Carl Bloch

Por otro lado está Pedro: quien sería la roca sobre la cual Jesús edificaría Su iglesia, quien fue uno de los primeros en dejar todo y seguirlo, quien en otras ocasiones había testificado de Él sin dudarlo, quien fue llamado como Su apóstol y quien recibiría las llaves del reino.

A pesar de todo lo que había vivido y presenciado, este hombre, aterrado por las posibles represalias, sucumbió al miedo y negó su relación con Jesús. 

Negó al Salvador en tres ocasiones por temor a ser perseguido. 

“Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se acercó a él una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús, el galileo. Pero él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

 

Y saliendo él a la puerta, le vio otra y dijo a los que estaban allí: También este estaba con Jesús de Nazaret. Y negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.

 

Y un poco después se acercaron los que estaban por allí y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.

 

Entonces él comenzó a maldecir y a jurar, diciendo: ¡No conozco al hombre! Y enseguida cantó el gallo”. – Mateo 26: 69 -74

Pedro lloró amargamente por lo que hizo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Este acto de cobardía lo llenó de vergüenza y arrepentimiento. 

Entonces, al cantar el gallo, “vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor… Y [él], saliendo fuera, lloró amargamente”. (Lucas 22:61–62) 

A diferencia de Judas, Pedro no buscó excusas para su comportamiento ni se sumió en la desesperación.

A pesar de que no hay más registros en las Escrituras, es muy probable que Pedro haya buscado ser perdonado. La diferencia entre Judas es que Pedro sí sabía quién podría otorgárselo, sabía a quién podía acudir.

simón pedro
Pedro y Jesucristo. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Tras la crucifixión, Pedro se reunió con los demás apóstoles indicándonos que sí encontró el camino hacia el perdón a pesar de su negación.

Y sabemos que fue así pues el Señor lo llamó a seguir con Su obra y proclamar el evangelio por el mundo.

Pedro se convirtió en uno de los líderes más fuertes de la iglesia primitiva, predicando la palabra con valentía y convirtiendo a miles de personas al cristianismo.

Nunca olvidó su negación, pues la convirtió en una oportunidad para fortalecer su fe y su compromiso con Jesús. Su arrepentimiento sincero y su posterior dedicación lo convirtieron en un gran ejemplo de redención para las generaciones venideras.

A quien siempre debes acudir

hombre arrepentido con tatuajes
En Cristo siempre podemos volver a empezar. Imagen: Canva

Las historias de Judas y Pedro nos enseñan valiosas lecciones sobre la naturaleza humana, el arrepentimiento y la redención.

Judas, al buscar el perdón en las personas equivocadas y tomar la decisión de quitarse la vida, se negó la oportunidad de ser perdonado por el Señor. 

Pedro, en cambio, reconoció su error, buscó el perdón en Él y dedicó su vida a servir a Cristo.

Ambas historias nos recuerdan que todos cometemos errores, pero que la verdadera diferencia radica en nuestra disposición a arrepentirnos sinceramente y buscar el perdón en los medios correctos. 

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Jesucristo dio Su vida para que podamos ser salvos. Imagen: Shutterstock

Dios es un Dios de amor y misericordia que siempre está dispuesto a perdonar a aquellos que se acercan a Él con un corazón arrepentido.

En la vida, como en la historia de Pedro, es fundamental buscar el perdón y la sanación en Dios y en Su Hijo, Jesucristo. Es por esa misma razón que dio Su vida, para que podamos tener nuevas oportunidades.

Solo mediante Su poder y amor podremos encontrar la paz y la fuerza para seguir adelante, convirtiendo nuestros errores en oportunidades de crecimiento y transformación.

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