Pregunta

Hace poco estaba leyendo la sección Temas del Evangelio y me encontré con ‘El matrimonio plural en Kirtland y Nauvoo’. Leí algo que no me hizo sentir cómoda. En el artículo decía: ‘Pero es probable que Emma no conocía de todos los sellamientos de José’.

Para mí, esto sugiere que José mantuvo algunos de sus matrimonios en secreto y, por lo tanto, le mintió a Emma por omisión. ¿Cómo puedo reconciliar esto cuando mentir es un pecado? ¿Por qué estuvo bien que José Smith mintiera? ¿Por qué permitiría Dios que le mintiera a su esposa?

Respuesta

Emma Smith; José Smith
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Cuando José Smith introdujo por primera vez la práctica del matrimonio plural, lo hizo con mucha cautela. Varios relatos posteriores sugieren que él mismo se mostró profundamente reacio a iniciar la práctica, sintiendo una “repugnancia” hacia la doctrina, tanto a nivel personal como por la reacción que anticipaba del mundo cristiano.

Mary Elizabeth Lightner, una de las esposas plurales de José, recordó que él le dijo que al principio sintió “miedo” cuando un ángel le mandó practicar el matrimonio plural, y que solo obedeció cuando fue amenazado “con una espada desenvainada” si no cumplía el mandamiento.

Ese temor no fue exclusivo de José. Cuando presentó la doctrina a sus colaboradores más cercanos, la reacción fue de angustia. Brigham Young admitió más tarde que, al escucharla por primera vez, “deseó la tumba” y que “apenas pudo superarlo durante mucho tiempo”. Heber C. Kimball suplicó ser liberado del requerimiento o abandonaría la Iglesia, y John Taylor escribió que él y otros “parecíamos postergar todo lo posible lo que podría llamarse el día difícil” en que tendrían que tomar esposas plurales.

Lejos de ser un mandamiento popular o aceptado con entusiasmo, el matrimonio plural fue vivido como una pesada carga, incluso entre los más cercanos a José.

Emma Smith
Arte: Toni Oka

La introducción de Emma Smith al matrimonio plural fue indirecta y profundamente dolorosa. Según explican Linda King Newell y Valeen Tippetts Avery, Emma no recibió una revelación clara ni una explicación teológica al inicio, ni José intentó ofrecérsela de inmediato.

En lugar de eso, su conocimiento llegó “de manera fragmentada a lo largo de varios años, mediante circunstancias que la hirieron y la sorprendieron”. Sus sospechas se confirmaron solo después de confrontaciones. Amigos cercanos conocieron estas enseñanzas antes que ella, mientras Emma se enteró “a lo largo de los años y de maneras que la hirieron y la sorprendieron”. Solo bajo presión José intentó explicarle o justificar la práctica.

Con la implementación de este nuevo y confuso orden matrimonial, la vida familiar de los Smith se volvió cada vez más tensa. Historiadores señalan que Emma a menudo “vigilaba de cerca” a jóvenes mujeres en el hogar, llegando a buscarlas por la casa o el vecindario si desaparecían.

En algunos momentos, Emma fue incorporada, de manera renuente, a los arreglos y dio su consentimiento para ciertos matrimonios plurales, incluidos los de las hermanas Partridge, las hermanas Lawrence y Malissa Lott, solo para “arrepentirse inmediatamente de que se hubieran realizado”.

Emma Smith
Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

José parecía consciente del dolor que su esposa atravesaba. Cuando, a pedido de su hermano Hyrum, llegó el momento de registrar la revelación sobre el matrimonio celestial, José anticipó que el intento de convencer a Emma fracasaría.

Tras hablar con ella, Hyrum regresó admitiendo: “Nunca he recibido una reprimenda tan severa en mi vida. Emma está muy amarga y llena de resentimiento y enojo”. José respondió: “Te dije que no conocías a Emma tan bien como yo”.

Los testimonios indican que Emma Smith sí dio su consentimiento formal en ciertos casos. Emily Dow Partridge Young declaró bajo juramento que fue “resellada” a José en presencia de Emma, después de un matrimonio previo realizado en secreto.

Lucy Walker afirmó que Emma dio su consentimiento para “al menos cuatro otras jóvenes” dadas a su esposo y que sabía que él se relacionaba con ellas como esposas “en el sentido pleno” del término, aunque aclaró que Emma “nunca supo” de su propio matrimonio.

Sin embargo, ese consentimiento no fue constante ni siempre libre. Los relatos describen a Emma oscilando entre cooperación resignada, oposición abierta y profundo arrepentimiento. Incluso llegó a organizar o “cuidar la puerta” durante ceremonias, pero pronto se volvió “amargada y desagradable” respecto a todo el sistema.

Tras la muerte de José en 1844, la postura pública de Emma cambió. En entrevistas posteriores, negó que él hubiera recibido una revelación sobre la poligamia y afirmó que “no tuvo otra esposa que no fuera yo”.

Cuando se le preguntó sobre relaciones maritales, respondió que no tuvo “relaciones impropias” con ninguna mujer que hubiera llegado a su conocimiento. Historiadores señalan que Emma utilizó un lenguaje cuidadoso. Según Newell y Avery, pudo rechazar términos como “poligamia” o “esposas espirituales” sin mentir, evitando el lenguaje doctrinal interno. Como concluyen, Emma “continuó usando estas palabras clave durante el resto de su vida para protegerse a sí misma y a su familia”.

Fuente: Ask Gramps

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