El escritor con más libros vendidos de New York Times y ex obispo explica por qué consultó la Biblia para confirmar que estaba enseñando la verdad

esencialismo

Greg McKeown, el invitado del episodio de esta semana de All In, enseñó los principios del “esencialismo” a algunas de las empresas más grandes y exitosas del mundo, incluidas Apple y Google. Sus composiciones se han publicado en  Fortune, Politico, y Harvard Business Review, entre otros.

Pero, Greg McKeown también es un esposo, padre y ex obispo Santo de los Últimos Días que intenta aplicar en su propia vida los principios que declara que se encuentran en casi todas las páginas de las Escrituras.

“Essentialism” (Esencialismo) se trata de, como dice el mismo nombre del libro de Greg McKeown, “la búsqueda disciplinada de menos”. Es una mentalidad y un estilo de vida que se centran en identificar lo que es esencial, eliminar lo que no es importante y estructurar la vida de tal manera que se logre que la ejecución de lo esencial sea lo más fácil posible.

Como Greg McKeown le explicó al conductor de All In, Morgan Jones, en una entrevista: debido a que centró sus estudios en este concepto, descubrió que Jesucristo fue un maestro en determinar lo más esencial en cada situación.

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MJ: ¿Diría que su fe ha influido en los temas de su investigación o que la investigación ha influido en su fe personal?

GM: La respuesta es “sí”. Están relacionadas. Ni siquiera sé cómo separarlas. Pero,  diré esto, primero, cuando estaba escribiendo “Esencialismo”, buscaba ejemplos en las Escrituras como parte de un tipo de mecanismo fundamental de estabilización para asegurarme de que lo que enseñara no solo fuera nuevo, sino nuevo y verdadero. Existen algunas maneras de lograr esto.

Podrías hacerlo a través de una variedad de técnicas de investigación, puedes hacerlo a través del estudio y también deberías hacerlo, en mi opinión, fundamentalmente con las Escrituras. ¿Esto concuerda con la verdad revelada?

Al principio, descubrí que existen algunas historias en las Escrituras, que tienen una especie de simplificación y priorización clásica. Sentí que estaba reuniendo una pieza aquí y otra allá. En la historia de María y Marta, una se centra en el Salvador y la otra se preocupa demasiado por la hospitalidad del momento y todo lo que se tenía que hacer. Sin embargo, la primera eligió esa parte buena.

Está bien, existe una historia que apoya el esencialismo. Comprendí algo muy diferente, cada página, literalmente casi cada historia, si no son todas, se trata del esencialismo.

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Me tomó algún tiempo darme cuenta de eso, y me reveló que mi propia mente se había vuelto no esencialista y cuántas ideas no esencialistas se interpusieron mientras leía las Escrituras. No se trata de “solo leo las Escrituras directamente” cuando estudiamos las Escrituras.

Soy yo, mi modo de pensar, la manera en que veo el mundo, a fin de usar la descripción de Pablo, “vemos por espejo, oscuramente”. Me di cuenta de que partes de mi espejo oscuro, parte de lo que estaba interfiriendo con mi lectura de las Escrituras, era una serie de suposiciones que resultaron ser suposiciones no esencialistas. Por lo tanto, estaba interfiriendo con las Escrituras que enfatizaba, leía y la forma en que leía esas historias.

Entonces, para mí, el esencialismo fue un medio para purificar algo de eso, para ayudarme a decir: “De acuerdo, intentemos quitar de mi mente una parte del mundo, algunas de las expectativas del mundo y solo busquemos lo que realmente está escrito aquí.”

Después, descubrí que, literalmente, puedes recurrir a cualquier página de las Escrituras y decir: “¿De qué se trata la historia?” Y, te darás cuenta  de que la historia se trata de alguien a quien se le pidió hacer un sacrificio divino entre algo esencial y algo no esencial. En ocasiones, esos sacrificios son muy difíciles. Estos desafíos son sumamente difíciles porque se les pide a las personas que decidan entre algo esencial, lo más importante, y otra cosa realmente importante.

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Piensas en Abraham y su hijo, Isaac, en cierto sentido, fue la mayor de todas sus pruebas ya que tuvo que discernir la prioridad de su vida. No se le permitió simplemente decir: “Hay muchas cosas buenas y hay muchas cosas realmente buenas.” Tuvo que discernir entre el Señor mismo, Su voluntad para él, la vida de su propio hijo y las promesas anteriores que le hicieron. Por lo tanto, ¡Este es un desafío esencialista!

Probablemente, se encuentre entre los más difíciles de las Escrituras. Si Abraham no hubiera sabido cuál era la prioridad frente a innumerables cosas importantes, no hubiera pasado la prueba. Pasó la prueba porque conoció a Dios primero.

Todo lo demás, incluido su propio hijo, la vida de su propio hijo, estuvo en segundo lugar. Darse cuenta de la prioridad es realmente la historia de todas las Escrituras. Es la misma historia una y otra vez. ¿Renunciaremos a lo menos importante por lo que importa más, que es poner primero al Señor y confiar en que Él siempre tiene la razón de modo que busquemos constantemente tener el discernimiento para poder saber la diferencia entre la prioridad e, incluso, las otras cosas buenas en nuestra vida?

Este artículo fue escrito originalmente por LDS Living y fue publicado en ldsliving.com con el título “New York Times Best-Selling Author and Former Bishop Explains Why He Looked to the Bible for Confirmation That He Was Teaching Truth.”

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