El GPS que Cristo nos dio para mostrarnos el camino a casa

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Los mapas son maravillosos. Quiero decir, piénsalo: Alguien con mucho más conocimiento y experiencia que nosotros se tomó el tiempo de medir, calcular y dibujar el terreno y las carreteras. Agregó pueblos y ciudades, millas y puntos de referencia, y carreteras de todo tipo. Incluso, agregó la N en la parte superior para que todos las demás personas en el mundo, excepto mi esposo, pudieran saber dónde está el norte.

A través de sus esfuerzos, desbloqueó un mundo para conducir y destinos para mí. Por esa persona, no tengo que estar (tan) perdida. Por esa persona, puedo saber exactamente cómo llegar a donde quiero ir.

Ahora, debido al sistema de mapas GPS en mi teléfono, es muy fácil recibir instrucciones paso a paso de un hombre con acento británico que no juzga la forma en que conduzco. Eso. Es. Lo. Mejor.

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Una analogía con mapas

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Me gusta pensar en los mandamientos como si fueran mapas. Probablemente, al igual que muchos otros, consideres que los mandamientos son como reglas, una lista de cosas que no puedes hacer o debes hacer.

De hecho, recuerdo que tuve algunos de esos mismos sentimientos cuando era joven. ¿Qué quieres decir con que no puedo salir a citas antes de los 16? Y ¿Por qué no puedo ver esa película? No está tan mal.

Luego, hubo veces en las que me permití creer en los argumentos de las personas a mi alrededor que decían que todas las normas de la Iglesia eran “asfixiantes” y que la Iglesia no quería que pensara por mí misma.

Lo que menos me gustaba era que las personas dijeran que sentían pena por mí debido a toda la diversión que me estaba perdiendo. Hubo veces en las que los mandamientos no parecían geniales sino restrictivos.

A medida que crecía, comencé a escuchar y elegir creer lo que mis padres y los líderes de la Iglesia me enseñaron todo el tiempo: que los mandamientos no eran cosas para lastimarme sino para ayudarme. Comencé a darme cuenta de que los mandamientos no me impedían ser feliz, sino que me mostraban el camino para ser feliz. Se convirtieron en algo positivo en mi vida, no en algo que odiaba.

Imagina cómo sería si odiara mi GPS. ¿Qué sucedería si estuviera conduciendo en dirección a Disneyland y la voz británica me dijera que tomara la próxima salida? ¿Qué pasaría si dijera: “¡No me digas qué hacer! ¡Eso es muy restrictivo!” y, luego, siguiera conduciendo?

Además de que mis hijos probablemente hicieran una revuelta en el asiento trasero. Posiblemente, terminaría en un lugar completamente diferente al que quería estar. Entre mi mente con problemas de dirección y la seguridad de mis hijos, puedo decir con toda sinceridad que los mapas, y los mandamientos, se han convertido en mis amigos.

Los mandamientos no nos impiden vivir nuestras vidas al máximo, solo nos llevan a ello. Al igual que una hoja de ruta nos muestran el camino para llegar a nuestro destino, los mandamientos nos muestran el camino para llegar a nuestro destino eterno.

Y, ¿cuál es nuestro destino eterno? Es doble.

Primero, queremos regresar a nuestro Padre Celestial. Nuestros espíritus anhelan un hogar.

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Cuando tenía alrededor de 17 años, vi la versión original de “Saturday’s Warrior”. Si, súper cursi, pero me encantó. En esa película, uno de los personajes dijo, “¿Puedes extrañar un lugar en el que nunca has estado?”

Aparte de las pruebas que tuve con mis dudas cuando era adolescente, también tuve la sensación de que me faltaba algo. Mejor dicho, de que me estaba perdiendo de algo. La pregunta de ese personaje atravesó de mis oídos hasta mi corazón. Extrañaba el cielo. Había una parte de mí, mi espíritu, que anhelaba su hogar.

Esa fue una revelación para mí. Quiero decir, siempre me enseñaron que vivimos antes de venir aquí y pasar por el velo del olvido en nuestro camino a la tierra. Pero, esta fue la primera vez que en verdad lo sentí parte de mí.

Fue como si una parte de mí se escabullera por el velo y recordara cómo era, cómo se sentía y quería sentir eso otra vez, quería estar ahí otra vez. Si bien no tenía ni tengo prisa en dejar esta vida, mi objetivo es regresar a casa con Él cuando llegue el momento. Él también me quiere de regreso. Él nos quiere de regreso, tanto que nos ha mostrado cómo llegar a casa. Nos ha dado el mapa, el GPS, las direcciones sobre cómo regresar a Él.

Si lo comparamos con mi aplicación de mapas en mi teléfono, la voz que nos dice a donde voltear es la voz de nuestro profeta y líderes, enviándonos una dirección audible que podemos escuchar claramente. El GPS es el Espíritu Santo, que nos mantiene conectados a Dios, siempre nos permite saber exactamente donde estamos ante Sus ojos. El mapa es el Plan de Salvación, nos muestra dónde hemos estado y a dónde debemos ir. Los caminos, la forma en que podemos llegar a nuestros destinos, son los mandamientos. Son líneas y líneas con pavimento y propósito.

Segundo, debemos seguir el camino hacia nuestro hogar celestial

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Los mandamientos nos llevan a salvo por el terreno de esta vida y nos llevan de regreso a Dios. Es un viaje de toda una vida. Pero, depende de nosotros querer hacerlo. De hecho, el Élder Dieter F. Uchtdorf dijo que el compromiso de guardar los mandamientos debe venir de nosotros. “Esa es tu única carga, ese es tu único privilegio. Esta es tu gran aventura” ¡Y realmente lo es!

El otro destino eterno se parece más a una condición eterna. Se parece más a dónde terminaremos, cómo terminaremos. A menudo, nos preguntamos, “Si toda la idea de esta vida es regresar a Dios. Entonces, ¿por qué lo dejamos en primer lugar?” Eso parece mucho esfuerzo, ¿verdad? Eso es como vivir en una habitación solo para que puedes regresar a ella, ¿no algún propósito?

¡Sí! El mayor propósito es que a través de las decisiones que tomemos en la vida, a través de los caminos que elijamos, podemos llegar a ser más como nuestro Padre Celestial y Jesucristo. Podemos cambiar y crecer, aprender y transformarnos en nuestra mejor versión.

Para mí, no se trata de llegar a ser perfectos en todo lo que hagamos, sino de volvernos capaces de amar y vivir la vida al máximo, y solo podemos lograrlo con la ayuda de Dios y al seguir Su camino.

En una oportunidad, el Presidente Ezra Taft Benson dijo, “Cuando la obediencia deja de ser motivo de fastidio y pasa a ser nuestro cometido, ése es el momento en que Dios nos investirá con poder”. ¿Qué tipo de poder?

  • El poder para resistir la tentación
  • El poder para ver las cosas espirituales
  • El poder para hablar y escuchar a Dios
  • El poder para perdonar y ser perdonado
  • El poder para cambiar
  • El poder para buscar, recibir y dar luz
  • El poder para amar incondicionalmente
  • El poder para ser las manos de Dios en la tierra
  • El poder para ser una familia eterna
  • El poder sobre el adversario
  • El poder para tener gozo verdadero

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¡Ese es mucho poder! A medida que seguimos Sus mandamientos y permanecemos en el camino que nos lleva de regreso a Él, no solo nos acercamos más a Él, sino que Él nos da el poder de llegar a ser como Él.

En esta hoja de ruta hacia el hogar, el Evangelio es el vehículo y nosotros somos la carga valiosa que hay dentro. El camino angosto y estrecho no solo dirige hacia nuestro destino eterno, sino que también está diseñado para fortalecernos mientras viajamos a casa.

Recuerda: Nosotros somos el porqué. El motivo por el que nuestro Padre Celestial y el Salvador hicieron todo. Quieren que seamos como Ellos para que podamos sentir lo que sienten y amar como aman. La única forma de tener la felicidad plena es alcanzar la plenitud de nuestro potencial y eso es llegar a ser como Ellos.

Ahora, no te agobies. En ninguna parte he dicho que necesitas ser perfecto. No tienes que serlo. No lo harás. No en esta vida. No importa cuánto lo intentes.

La buena noticia es que no tienes que ser perfecto en este momento. Solo debes ser bueno y mantenerte fiel a los convenios que hiciste. Logras esto al guardar los mandamientos.

Los mandamientos no son reglas para detenerte. Son los caminos que te llevarán a la felicidad máxima. Lo bueno es que no tienes que esperar hasta el final para ser feliz. Dios está listo y dispuesto a darte, ahora, gran parte de lo que te promete cuando eres obediente. La revelación personal, los dones, las bendiciones, Su mano que obra en tu vida, el camino a casa y a Él, nos llevan a las cosas maravillosas de esta vida.

Navegar por la barrera universal

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Quiero ser sincera aquí por un segundo y hablar sobre el adversario. Él es lo peor. Su único propósito es evitar que regreses a casa y alcances tu potencial. Quiere que seas miserable y sabe qué hacer para que llegues ahí. Es muy hábil en sus esfuerzos para hacernos pecar. Sinceramente, algunos pecados no parecen ser tan terribles. Quizá, incluso parecen divertidos. El adversario ha perfeccionado el arte de la ilusión.

Una de sus estrategias más perjudiciales es hacer que la palabra “obedecer” parezca ser negativa. Él es quien quiere que pensemos que nos están robando nuestro libre albedrío u oportunidades. Él es el que quiere que pensemos que estamos perdidos, que obedecer es para aquellos de mente débil.

Pero, está equivocado.

Cuando guardamos los mandamientos, Dios nos hace prosperar en nuestra tierra. Eso significa que Dios nos dará bendiciones ahora. Él siempre nos dará las cosas que necesitamos tener para crecer y ser felices ahora. Pero, depende de nosotros querer y recibir lo antes mencionado, incluso si no son lo que esperábamos.

Sin embargo, creo que es importante tener en cuenta que Él no siempre nos dará lo que queremos porque, seamos sinceros, algunas de las cosas que queremos no son lo que necesitamos. Pero, felizmente, ¡Él sabe la diferencia!

Cuando guardemos los mandamientos, seremos salvos. Abinadí testificó de esto. De hecho, fue una de las primeras cosas que le dijo al rey Noé y a sus sacerdotes inicuos (véase Mosíah 12:33). Eso es lo importante.

Somos muy afortunados. Eres muy afortunado. Tú sabes quién eres, eres un hijo o una hija de Dios. Sabes a dónde vas y cómo llegar ahí. ¡Eso es genial! He oído decir que el mejor día de tu vida es cuando naciste y el segundo mejor día es cuando descubres por qué. Conoces el porqué. Tú sabes que eres el porqué.

Y los mandamientos son el cómo.

Este artículo fue escrito originalmente por Michelle Wilson y fue publicado en ldsliving.com con el título “Youth Theme Insight: The GPS That Christ Gave Us to Show Us the Way Home”.

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