Gustarte a ti mismo no te hace presumido

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Bien, es muy obvio que “Chicas Pesadas” no suele ser un buen medio para aprender sobre el Evangelio (aunque, si soy totalmente sincera, hice referencia al respecto en mi mensaje de despedida de la misión), pero no puedo pensar en una mejor manera de comenzar mi artículo que ésta:

Regina George: Eres muy hermosa

Cady Heron: ¡Gracias!

Regina George: Entonces, ¿estás de acuerdo en que crees que eres hermosa?

Durante mucho tiempo, admitiré haber sido una Regina. Quiero decir, no he creado un “libro del mal” ni he golpeado a nadie en el rostro – cita de la película: “una vez [Regina] me pegó en el rostro y ¡fue estupendo!” – Pero, tenía una alarma que repetía en mi cabeza la palabra “presumida” cada vez que alguien elogiaba mi propia apariencia o admitía que era inteligente o divertida.

¿Crees que tu corte de cabello te queda bien? Egocéntrica. ¿Crees que te ves fantástica en ese vestido? ¡Presumida! ¿Dijiste que merecías una “A” en tu examen de historia? ¡Alardea mucho! Básicamente, si alguien se gustaba a sí mismo o reconocía algo que hizo, entonces tenía que ser un vanidoso.

Pero, ¿gustarte a ti mismo? ¿Sentirte cómodo con quien eres y la piel en la que estás? Eso es genial. Y, ¡NO TE HACE presumido!

DEBEMOS gustarnos a nosotros mismos

Padre Celestial

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En un artículo de New Era de 2014 dice:

“El Señor desea que seas tú mismo, no nadie más. Él sabe que tú y todos en esta tierra tienen fortalezas y debilidades. Compararte con alguien más no te ayuda a ser mejor. Por supuesto, es importante que te superes a ti mismo y cumplas tus metas. Pero, esas metas deben basarse en tu mejor esfuerzo, no en el de nadie más”.

Somos únicos y eso nos hace a todos hermosos e importantes. Reconocer nuestro valor individual e importancia es un gran paso para encontrar la paz y la felicidad.

Recuerda cuando el juez le preguntó a Jesucristo cuál era el mandamiento más grande, Cristo respondió:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

¿Te refieres a que existe una escritura que dice que debemos amarnos a nosotros mismos?

¡Sí! El segundo gran mandamiento es que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Eso significa que debemos amarnos y cuidarnos. Asimismo, enseña una importante lección de que si no nos amamos a nosotros mismos, será más difícil amar a los demás. Por otro lado, mientras más amemos y sirvamos a otras personas, más felices estaremos con nosotros mismos.

Existe una gran diferencia entre ser presumido y sentirte cómodo contigo mismo

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Obviamente gustarte a ti mismo no es lo mismo que ser presumido. Me encanta la cita, “no te preocupes menos por ti, piensa menos en ti”. Ser presumido no solo significa que realmente te gustas a ti mismo, significa que ¡solo piensas en ti mismo!

Ser vanidoso significa que crees que eres mejor que los demás, ya sea ser más lindo que los demás, más talentoso, más inteligente o lo que sea.

En Moroni 7: 45, Moroni nos recuerda las características de la caridad, que es el amor puro de Cristo:

“Y la caridad es sufrida y es benigna, y no tiene envidia, ni se envanece, no busca lo suyo, no se irrita fácilmente, no piensa el mal, no se regocija en la iniquidad, sino se regocija en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Si realmente nos amamos y amamos a los demás, somos pacientes, amables y abnegados. Alguien que tiene caridad por sí mismo no pasa todo su tiempo pensando en lo bueno que es. En cambio, simplemente se siente cómodo con quien es y eso le permite centrar su tiempo y energía en los demás en lugar de centrarse en sus propios defectos.

lamán y lemuel

En marzo de 1979, New Era publicó una pregunta: “Los demás me dicen que debo amarme, ¿cómo hago eso correctamente sin ser presumido?” El profesor Clark Swain respondió:

“A medida que desarrolles tus talentos, descubrirás que a veces destacarás entre los demás en ciertas actividades. Esto no significa que seas mejor que ellos. La arrogancia proviene de compararte con los demás y llegar a la conclusión de que eres mejor que ellos.

Compararte con los demás también puede resultar en sentimientos de inferioridad o superioridad. El psicólogo Maxwell Maltz dijo que un complejo de inferioridad y superioridad son simplemente los lados opuestos de la misma moneda. Y, la moneda es falsa porque nadie es inferior o superior a nadie.

Una persona solo es diferente a los demás. Acéptate como la persona única que eres sin compararte con los demás. Hacer esto te ayudará a amarte correctamente sin ser arrogante”.

Ser presumido significa que comparas a los demás contigo mismo, diciendo interna o vocalmente, que no están a tu altura. Por otro lado, sentirte feliz y cómodo contigo mismo significa que estás consciente de tus talentos y fortalezas.  Pero, también que eres lo suficientemente humilde para reconocer cómo puedes mejorar y extiendes la misma cortesía a los demás.

No necesitamos presumir porque no anhelamos la aprobación de los demás. En cambio, reconocemos que la aprobación de Dios y la nuestra son las únicas que realmente importan.

Aprender a gustarnos a nosotros mismos

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Gustarnos a nosotros mismos es importante para nuestra felicidad. Pero, a veces no reconocemos lo importante que es. Afecta todos los aspectos de nuestra vida: cómo nos tratamos, cómo permitimos que los demás nos traten, cómo percibimos nuestro futuro, etc.

Una mujer compartió su travesía hacia una mayor autoestima en un artículo de Ensign de 1982:

Me convencí rápidamente de la necesidad de conocerme y gustarme, algo que había descuidado.

La verdadera autoaceptación no llegó fácilmente. Pasé 27 años de mi vida pensando en mí de manera negativa y no fue un hábito fácil de romper.

Los pensamientos debilitantes siguieron viniendo a mi mente de manera involuntaria ante cada oportunidad. Pero, ahora, reconocí que los pensamientos negativos eran mi enemigo y luché contra ellos con cada gramo de fuerza que tenía.

Primero, descarté los pensamientos negativos y críticos, diciéndome que no eran válidos. Aprendí a apagarlos de la misma manera en que apago el televisor cuando aparece algo inadecuado. En su lugar, pensé en cosas positivas, recordé las cosas de las que podía enorgullecerme.

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Al principio, fue difícil encontrar pensamientos positivos sobre mí misma. Cuando buscaba mis fortalezas, ¡mi mente quedaba en blanco! Afortunadamente, mi esposo llenó esos vacíos. Pacientemente, me señaló una y otra vez las cosas que vio en mí que eran loables hasta que comencé a reconocerlas y apreciarlas por mí misma.

La seguridad del Espíritu de que mi Padre Celestial me amaba también me ayudó. A menudo, me inundaban tales sentimientos cuando terminaba de hacer la oración y me ayudaron mucho a fortalecer mi maltratada autoestima.

La búsqueda de mis activos me llevó a examinar mis valores y prioridades. A medida que llevaba estas cosas a un mejor enfoque, podía reconocer las áreas en las que estaba teniendo éxito e identificar formas en las que quería cambiar.

La autora continúa explicando que mientras más se gustaba a sí misma, más le gustaban las demás personas y las trataba con más paciencia y amabilidad.

Gustarte a ti mismo no significa que seas orgulloso. No significa que seas vanidoso, presumido o egocéntrico.

Te hace feliz.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado en thirdhour.org con el título “Liking Yourself Doesn’t Make You Conceited”.

Comentarios
Viví mucho tiempo con baja auto estima boicotearmd era un hábito muy tóxico tiene que ver con mi infancia y luchar con dejar el pasado "atras" justamente. Haneces también algunos miembros son desconsiderados y líderes reacios a ayudar dijo el pte Monson aún sigo trabajando en eso y quisiera ser más constante en la Iglesia siempre me costó debido a que me mía y desanimamaba y que no.pude salir a la mision gracias a Elder Holland estoy saliendo a adelante ya no quiero tener esos hábitos negativos que se hacen como una adicción también y aferrarme al amor del Salvador y no ser tan debil
JORGhe
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