Recientemente, he presenciado que cuando muchas personas se alejan de la Iglesia suelen decir:
“Las personas en la Iglesia son ‘hipócritas’, es por eso que ya no asisto más”.
A lo que siempre respondo:
“Sí, estás en lo cierto”.
El evangelio se enfoca en enseñar a todos los Santos de los Últimos Días a vivir de acuerdo a como Cristo lo haría, sin embargo, no conozco a nadie que lo haga plenamente o a la perfección.
Si tu definición de “hipócrita” es una persona que no cumple al pie de la letra lo que la Iglesia expone, entonces eres una llena de estas.
Su casa y Su centro de reuniones están lleno de personas “hipócritas”.
“Sin embargo, a pesar de la gran bondad del Señor al mostrarme sus grandes y maravillosas obras, mi corazón exclama: ¡Oh, miserable hombre que soy! Sí, mi corazón se entristece a causa de mi carne. Mi alma se aflige a causa de mis iniquidades.
Me veo circundado a causa de las tentaciones y pecados que tan fácilmente me asedian.
Y cuando deseo regocijarme, mi corazón gime a causa de mis pecados; no obstante, sé en quién he confiado”.(2 Nefi 4:17-19)
He cometido los mismos errores una y otra vez. He recibido revelación personal, revelación directa de Dios, pero “el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”
Cada domingo, acepto la Santa Cena con los mismos pecados y debilidades que prometí rectificar la semana anterior.
Soy “hipócrita”.
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. (Romanos 3:23)
Jesucristo ayuda a los “hipócritas”
Esta mañana, durante mi estudio de escrituras, en Lucas 15 encontré palabras que brindan consuelo a una persona hipócrita como yo.
“Y se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle”. (Lucas 15:1)
¡Soy yo! ¡Soy parte de ese grupo! Porque a pesar de mis debilidades, incapacidades e imperfecciones, me acerco a Él, lo espero, lo amo y quiero ser como Él y sé que Él estará para mí.
“Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe y con ellos come. Y él les relató esta parábola, diciendo:
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se le perdió, hasta que la halla?Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozoso; y cuando llega a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”. (Lucas 15: 2-7)
La Iglesia está llena de ovejas perdidas
Para mí, esto es lo que es la Iglesia, un campo lleno de ovejas perdidas donde cada una de ellas se encuentra en varias etapas de “ser encontradas”.
Cada oveja de ese rebaño lucha y fracasa. Si decidimos buscar imperfecciones en cada una de ellas, será más fácil encontrarlas.
Sin embargo, aun cuando las ovejas tengan fortalezas o debilidades, cada una será salvada por el Pastor.
A pesar de que tengo imperfecciones y estoy luchando por mejorarlas, los demás aún me consideran “hipócrita”, confío en que el proceso expiatorio del evangelio de Jesucristo ofrece redención y absolución.
Nos encontramos en el camino de vivir plenamente en lo que creemos
Cada día me esfuerzo por seguir ese camino, me regocijo como Nefi y acepto que estoy en ese proceso, porque es un paso más cerca de donde quiero y espero estar.
“Sin embargo, a pesar de la gran bondad del Señor al mostrarme sus grandes y maravillosas obras, mi corazón exclama: ¡Oh, miserable hombre que soy! Sí, mi corazón se entristece a causa de mi carne. Mi alma se aflige a causa de mis iniquidades.
Me veo circundado a causa de las tentaciones y pecados que tan fácilmente me asedian.
Y cuando deseo regocijarme, mi corazón gime a causa de mis pecados; no obstante, sé en quién he confiado”. (2 Nefi 4:17-19)
Creo en Él porque sé que puede llevar a los “hipócritas” como yo y apoyarnos en Sus hombros y traernos en el redil de la “Iglesia del Primogénito” para disfrutar la comunión y presencia de Dios, el Padre y Jesucristo como mediador.
Esa Iglesia es la única que he oído hablar, que no tiene “hipócritas”.
Fuente: LDS Blog