En algunos casos, las impresiones del Espíritu pueden llegar como pensamientos a nuestra mente. En otros, se presentarán como sentimientos. Muchas veces, se involucrarán pensamientos y sentimientos.
Sin embargo, antes de echar un vistazo a esos ejemplos, es preciso recalcar un punto. Se nos hace común decir que recibimos una premonición del Espíritu, o que el Espíritu Santo nos exhortó a no hacer algo. Y, eso no es incorrecto. No obstante, técnicamente, sería más correcto decir que Dios nos exhortó a través del Espíritu. El Espíritu siempre obra bajo la dirección del Padre y Jesucristo. Entonces, el Padre y el Hijo, en su perfecto amor y conocimiento, son quienes realmente nos cuidan y protegen. No se debe minimizar la función del Espíritu Santo, pero no olvidemos que es nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado quienes nos cuidan.
Ejemplos modernos de ser exhortado por Dios
Una impresión apacible y calma. Un soldado recibió un permiso de último minuto en Navidad para regresar a casa, de California a Idaho. Era muy tarde para encontrar transporte en ese momento así que decidió pedir un aventón. En Nevada, lo recogieron tres hombres. Sin embargo, una vez que él y su maleta estuvieron en el asiento posterior y arrancaron nuevamente, se dio cuenta de que los hombres estaban ebrios y seguían tomando. Temiendo por su vida, les pidió que detuvieran el auto y lo dejaran salir, se opusieron. Al orar por ayuda, contó que “luego vino una impresión muy apacible y calma que me decía que me recostara en el suelo y pusiera mi maleta sobre mí.” Lo hizo, se acomodó y puso la pesada maleta sobre sí. Unos minutos más tarde, el vehículo chocó de frente con otro carro. Los tres jóvenes y una pareja que iba en el otro auto murieron, pero el soldado sobrevivió sin lesiones graves.
Este es un caso donde se involucraron tanto pensamientos como sentimientos. Lo describió como una “impresión apacible y calma.” No obstante, para todo ese silencio y calma, recibió impresiones muy específicas sobre qué hacer.
Un sentimiento muy confuso y deprimente. Aquí, tenemos otro caso en que alguien fue exhortado a través de sentimientos, pero en este ejemplo no eran ni calmos ni apacibles.
Este es otro ejemplo de cómo a veces los sentimientos que recibimos por medio del Espíritu son negativos. El Élder Milton R. Hunter, un miembro del Primer Consejo de los Setenta, tenía una asignación al sur de México. Al terminar con sus responsabilidades en un lugar, abordaron un pequeño avión de un solo motor para volar varios cientos de millas hasta Tuxtla, en el estado de Chiapas. Su ruta los llevó por varias cordilleras y uno de los bosques más densos del mundo. El clima era tempestuoso así que el piloto llevó el avión sobre las nubes. El Élder Hunter registró lo que sucedió en ese entonces.
Habíamos viajado pocas horas cuando oscureció con la inmediatez como sucede en los trópicos. De pronto, el Espíritu Santo me dijo que… si no cambiábamos nuestro rumbo rápidamente, todos moriríamos.
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De inmediato, le dije a Bill [el piloto] que estábamos yendo en la dirección equivocada…
Un sentimiento muy deprimente y confuso vino sobre mí. Era un sentimiento de melancolía y desesperación. [El piloto] me preguntó, “Presidente Hunter, ¿En qué dirección cree que debemos ir?”
Respondí rápidamente, “Voltee inmediatamente a la derecha y diríjase hacia el norte.”
Bill giró el avión a la derecha. Un sentimiento dulce y calmo vino a mi corazón y el Espíritu Santo me permitió saber que todo estaría bien.
Poco tiempo después, aterrizaron sin problemas. Para su sorpresa, un gran grupo de personas estaba esperando en el pequeño aeropuerto. Cuando preguntaron por qué había tanta gente, les dijeron que faltaba otro avión con tres mexicanos y temían que se hubiese perdido. Después de cierto tiempo, se enteraron de que el otro avión se había chocado contra una montaña y que murieron todos los que estaban a bordo.
Una fuerte impresión. El Élder Dallin H. Oaks relató una impresión que una vez salvó su vida.
Estaba haciendo una caminata solo en las montañas. Mientras bajaba las montañas hacia la carretera donde había dejado su auto, estaba completamente oscuro y caminaba lentamente a través de la maleza y las trampas para animales.
Me sentí aliviado cuando la quebrada se niveló a un fondo arenoso bajo mis pies. Retomé mi ritmo durante unos 10 pasos y de repente, tuve la fuerte impresión de detenerme. Lo hice. Me agaché, cogí una piedra y la tiré a la oscuridad en frente de mí. No escuché ningún sonido durante algunos segundos y luego, hubo un estruendo en las piedras a una gran distancia. Supe inmediatamente que estaba parado al borde de un precipicio.
[Retrocedió y finalmente se fue de la montaña]
Al día siguiente, volví a visitar el lugar a la luz del día y observé mis huellas, que se detuvieron a solo unos pasos del precipicio de por lo menos 15 metros. Me sentí feliz de haber escuchado y prestado atención a una exhortación. ¿A dónde me llevó eso? Me salvó la vida.
Conclusión
En un proceso que involucra pensamientos y sentimientos, la revelación toma una forma común como una impresión o una premonición de que algo anda mal, estamos en peligro, o debemos tomar ciertas medidas, que luego nos ayudará a evitar ese peligro.
Algo más que se debe observar: en casi todos estos casos, una confirmación siguió a la entrega de la revelación. A veces, fue de inmediato. A veces, llegó horas o días después. Estas confirmaciones llegaron de diferentes maneras, pero confirmaron que las impresiones llegaron por medio del Espíritu.
Artículo originalmente escrito por Gerald L. Lund, extracto del libro “Hearing the Voice of the Lord,” y publicado en ldsliving.com con el título “When a Warning from the Spirit Saved President Oaks’s Life + How Warnings from the Spirit Work.”