Pregunta
Tengo 65 años y, en mi juventud, cometí muchos errores, incluido el adulterio. Hace unos 20 años pasé por un proceso de arrepentimiento sincero y recibí mi recomendación para el templo. Desde entonces he permanecido “limpio” y me he esforzado por seguir fielmente el camino de los convenios. Sé que el adulterio es un pecado grave, pero me pregunto… ¿Aún puedo alcanzar la exaltación?
Respuesta
Lo que compartes es una muestra de valentía y humildad. Muchos miembros cargan en silencio con la misma duda: si un pecado grave cometido en el pasado puede impedir recibir las bendiciones eternas. La respuesta, basada en el evangelio de Jesucristo, es que sí es posible ser exaltado, siempre que el arrepentimiento sea sincero y la fidelidad se mantenga hasta el fin.
La ley de castidad, que forma parte central del plan de Dios, enseña que la intimidad sexual es sagrada y está reservada únicamente para un matrimonio legítimo y fiel. El adulterio, por su naturaleza, destruye confianza, hiere relaciones y rompe convenios. Sin embargo, por más profundo que sea el error, la Expiación de Jesucristo es más grande. Él pagó el precio no solo para perdonar, sino para limpiar y restaurar por completo a quien se vuelve a Él con todo el corazón.

Arrepentirse no es simplemente decir “lo siento” ni esperar que el tiempo borre las heridas. Es una experiencia espiritual que transforma el alma. Implica reconocer sin excusas la gravedad de la falta, sentir un pesar genuino que lleve a un cambio real, confesar al Señor y, cuando es necesario, a un líder del sacerdocio que pueda guiar y apoyar. Requiere abandonar la conducta y nunca volver a ella, además de reparar el daño en lo posible.
En algunos casos, los líderes aplican medidas como la pérdida temporal de privilegios o incluso la separación de la membresía, no como castigo, sino como ayuda para que la persona se enfoque plenamente en sanar y volver a Dios. Lo importante es que, cuando el proceso se vive de manera honesta, el Señor cumple Su promesa:
“Al que se arrepiente… yo, el Señor, no los recuerdo más” (Doctrina y Convenios 58:42).

Tú has permanecido fiel por dos décadas. Has renovado tus convenios semana tras semana y has vivido con una recomendación para el templo vigente. Esto no es señal de una vida “tolerada” por Dios, sino de una vida aceptada por Él. Si sigues en ese camino, el pasado no tiene poder para impedirte recibir la exaltación.
No permitas que la voz del adversario te haga sentir indigno. Su objetivo es robar la paz que Cristo ya ganó para ti. El Señor mira tu fidelidad presente, no solo tu historia. Continúa asistiendo al templo, sirviendo a los demás, estudiando las Escrituras y participando de la Santa Cena. Estas acciones no son un requisito vacío, sino recordatorios vivos de que perteneces al Señor y que Su gracia ya actúa en tu vida.
La exaltación no es una meta para los perfectos, sino para los que, a pesar de haber caído, eligieron levantarse con la ayuda de Jesucristo y nunca más soltar Su mano. Por lo que describes, tú ya has elegido ese camino, y si perseveras, las promesas más grandes del Padre Celestial siguen abiertas para ti.
Fuente: Ask Gramps
Video relacionado
@masfe.org ¿Quién más lo está cumpliendo? 😭 #masfe #tesoros #pobres #sud #biblia ♬ sonido original – Masfe.org



