Las familias del convenio tendrán desafíos, pero eso no significa que Dios no esté con ellos

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Dios nos bendijo con familias para demostrarnos su apoyo constante. Sin embargo, nuestras familias no son perfectas y eso lo demuestran las Escrituras.

En estos últimos meses, al estudiar el manual de “Ven, sígueme”, nos hemos dado cuenta de lo mencionado al conocer un poco más a las familias de Abraham, Isaac y Jacob.

Abraham y Sara. Imagen: Internet

● Abraham, según se lo pidió Sara, echa a Agar (su esposa) e Ismael (su hijo) de su casa, presumiblemente sabiendo del riesgo que tendrían de morir en el desierto.

● Abraham e Isaac fingen que sus esposas (Sara y Rebeca, respectivamente) son sus hermanas y las ofrecen para casarse con otros hombres poderosos (por deseo de Dios en cierta parte) y como una forma de salvar sus propias vidas (Génesis 12:10 -20; 20:1-14; 26:1-11; Abraham 2:22-25).

● Hay un gran conflicto entre Agar y Sara (las esposas de Abraham) y entre Lea, Raquel, Bilha y Zilpa (las esposas de Jacob) con respecto a tener hijos y el estatus que proporcionaba, además de un doloroso conflicto entorno al amor del propio Jacob (Génesis 16: 5-6; 21:10; 29:30 – 30: 22).

“Rebekah at the Well” por Michael Deas.

● Rebeca y Jacob se confabulan para engañar a un anciano y casi ciego Isaac a fin de que le dé a Jacob, que era el favorito de Rebeca, la bendición del primogénito. Si bien tuvieron éxito en su plan, Esaú se enoja tanto que amenaza con matar a Jacob, que huye a Harán y vive con la familia de Raquel durante dos décadas. Rebeca reconoce que sus acciones quebrantaron su relación con Esaú sin posibilidades de reparar el daño hecho.

● Rubén se acuesta con Bilha, la sirvienta de Raquel, su “otra madre” para usar el lenguaje de las relaciones polígamas contemporáneas, poco después de que Raquel muere al dar a luz.

● José es vendido como esclavo por sus hermanos por celos.

Las historias sobre familias “no perfectas” que encontramos en las escrituras

Imagen: Canva

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Tal vez, porque los Santos de los Últimos Días están familiarizados con los aspectos específicos del convenio de estas historias, es posible que pasen por alto los desafíos que vivieron estas familias.

Estas situaciones estuvieron llenas de dolor, hipocresía y egoísmo. Sin embargo, he llegado a creer que estas historias familiares son tan importantes como las historias del convenio.

Podrías preguntarte, ¿por qué deberíamos dedicar tiempo a hablar de estas difíciles historias familiares? La respuesta parece tan obvia como profunda: porque las historias en Génesis no son solo sobre convenios, sino también sobre familias.

“Sarah and Isaac” por Scott Snow

De hecho, Génesis aclara que cualquier discusión sobre los convenios también requiere una discusión sobre las familias a través de las cuales se transmitieron estos convenios.

Ambos están entrelazados.

Es importante destacar que las historias de Abraham, Isaac y Jacob son completamente transparentes al reconocer que las dinámicas familiares complicadas son parte de la vida, incluso para aquellos que hacen y mantienen convenios con Dios.

El convenio de Dios con la humanidad avanza incluso en entornos familiares complicados

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Fuente: Shutterstock

La relación del convenio de Dios con la humanidad continúa avanzando incluso a través de entornos familiares complicados.

Con las ideas en mente de que (1) los convenios y las familias son parte de la vida de todos (incluso si uno no está casado, provienen de una familia), y (2) los convenios y las familias están profundamente entrelazados.

Un hermoso aspecto de las historias familiares en Génesis cobra un gran relieve: estas historias muestran que la relación del convenio de Dios con la humanidad continúa avanzando incluso a través de entornos familiares complicados.

No necesitamos una familia perfecta para participar en el convenio de Dios.

Abraham. Imagen: jw.org

Por ejemplo, aunque Abraham se convirtió en padre de las naciones a través del convenio, el texto parece sugerir una fractura en su relación con sus hijos.

Mientras Ismael e Isaac se reunieron para enterrar a su padre, no hay registro de que Abraham volviera a hablar con Ismael después de que Ismael fuera obligado a ir al desierto.

Tampoco existe ningún registro de que Abraham volvió a hablar con Isaac después de la Akedah (el término hebreo para lo que sucedió en Moriah en Génesis 22, se traduce como “la unión”).

Asimismo, puedes considerar que Jacob, que era heredero del convenio (Génesis 28:10-15; 32:24-30) vivió la mayor parte de su vida adulta sin contacto con su hermano Esaú (Génesis 31:38; 33:12-17).

Jacob y Esaú. Imagen: Children’s Church.

Aunque Esaú y Jacob tienen una especie de reconciliación, los expertos señalan que Jacob parece contento de estar libre del miedo al conflicto y no está realmente interesado en una relación duradera.

De hecho, los edomitas (descendencia de Esaú, Génesis 32: 3; 36: 1) actúan como antagonistas de los israelitas (descendencia de Jacob) a lo largo de su historia compartida.

A pesar del hecho de que Agar, Bilha y Zilpa son expresamente parte de las intenciones del convenio de Dios (Génesis 16:7-12; Génesis 49), se introdujo una tensión evidente a través de la práctica cultural de “dar” una sierva a un marido.

Agar, Sara, Lea, Bilha, Raquel y Zilpa eran mujeres que podrían haber sido – y tal vez deberían haber sido – amigas. No obstante, la cultura de la época las enfrentó y creó situaciones plagadas de explotación y dolor que repercutieron en sus hijos.

Estos conflictos intrafamiliares pueden haber sido parte de la razón por la que José fue vendido como esclavo.

Imagen: La Iglesia de Jesucristo

A pesar de que estas situaciones familiares muy complicadas parecían no tener solución en esta vida, las interacciones del convenio de Dios continuaron con estas familias.

Me doy cuenta de que esta no es la forma en que solemos hablar de las familias de Abraham, Isaac y Jacob. No obstante, es una perspectiva que se basa en estas narraciones bíblicas y, por lo tanto, es parte de nuestra tradición sagrada.

Las situaciones familiares difíciles en la actualidad

Imagen: Canva

A medida que tratamos de comparar estas escrituras con nosotros mismos, podemos reconocer algunas de estas mismas u otras dinámicas familiares complicadas en nuestras propias vidas o en las vidas de nuestros amigos.

De hecho, estas historias dejan expresamente en claro, incluso parecen abrazar con los dos brazos, la realidad de que cada la familia tiene fuerzas complicadas en la obra. Incluso las familias del convenio.

Algunas familias del convenio tienen personas a las que efectivamente han exiliado al desierto y otras pueden sentir que han sido exiliadas por sus familias.

Algunas familias del convenio tienen fracturas en las relaciones entre padres, hijos o hermanos.

Imagen: Canva

Algunas familias de matrimonios mixtos del convenio, no todas, están marcadas por el conflicto entre los adultos, lo que provoca que los hijos tengan desafíos con las relaciones intrafamiliares.

Algunas familias del convenio tienen conflictos sobre la herencia.

Las historias de Génesis demuestran que las relaciones familiares, incluso las que están unidas por un convenio, pueden no funcionar de la manera que esperamos. Génesis parece sugerir que esta realidad es parte de la vida.

Por extraño que parezca, encuentro profundas reservas de esperanza en las narraciones de Génesis con respecto a las familias.

Encuentro reconfortante que los grandes patriarcas y matriarcas de nuestra fe, aquellos cuyos convenios sirven como elementos fundamentales de nuestra comprensión de la relación de Dios con la humanidad y el mundo, tenían familias menos que perfectas que además de experimentar gozo, tenían momentos de conflicto.

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¡Eran imperfectos, pero eso no impidió que Dios interactuara con estas familias!

De hecho, un mensaje central de estos textos parece ser que las familias del convenio deben esperar tener desafíos, pero eso no significa que Dios no esté con ellos. Dios persiste con estas familias de todos modos.

Dios acoge a nuestras familias tal como son. Dios no exige ni siquiera espera, al parecer, familias perfectas. Dios se ofrece a caminar con nosotros mientras luchamos a través de relaciones complicadas.

En una cultura donde todo lo que no sea ideal se considera un fracaso, las familias de Génesis nos ofrecen un espacio para la autoaceptación y la autocompasión.

Fuente: Public Square Magazine

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