Me bauticé hace dos años en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Amo de verdad a la Iglesia, a los miembros, la restauración del Evangelio y todas las enseñanzas. Siento que he encontrado el lugar al cual pertenezco desde que me uní a esta Iglesia.
Pero tengo un problema.
Tengo una hija de 12 años de la que tengo la custodia total y estaba en mi proceso de divorcio cuando empecé a tomar las charlas con los misioneros.
Ahora, después de haber estado separada de mi ex esposo durante 5 años, he encontrado a alguien con quien he querido salir en citas. Empezamos a salir en abril y siento que finalmente encontré a mi alma gemela, nos complementamos el uno al otro.
Mi problema es que sé que la Iglesia nos incentiva a salir en citas para asegurarnos de saber cuál es la persona correcta. Antes de casarme, solo había salido con una persona. El hombre con el que estoy saliendo ahora es solo la tercera persona con la que he salido en citas.
Mi otro problema es que él no es miembro de la Iglesia. Realmente quiero casarme en el templo y que podamos sellarnos como familia, pero ¿y si él no quiere convertirse al evangelio? ¿Eso significa que tengo que dejarlo?
¿Qué pasa si él es el único que está destinado para mí y lo pierdo al pedirle que se convierta a la Iglesia? ¿Podrías ayudarme con estas preguntas?
Respuesta
Antes de que eligieras seguir al Señor y te convirtieras en miembro de Su Iglesia, Él te eligió a ti. Nos unimos a la Iglesia por inspiración del Espíritu Santo que testifica del Padre y del Hijo.
No hay duda de que después de haber seguido la invitación de bautizarse, el Señor quiere que sigas Su invitación de entrar en el convenio del matrimonio eterno y, al hacerlo, te prepares para la exaltación en el reino celestial.
Para hacerlo, debes casarte con alguien que sea digno de entrar contigo al templo. Si la persona con la que estás saliendo “está destinada para ti”, significa que está destinada a aceptar el Evangelio y vivir sus principios.
Si se niega a hacerlo, no hay duda de que no era para ti. No esperes a que si él no se une a la Iglesia antes de casarte, lo hará después. Algunos lo hacen, pero muchos no. El riesgo es demasiado grande.
Si vives una vida ejemplar, el Señor sin duda te guiará a un compañero digno. Quizás él sea el indicado, pero si yo fuera tú, rápidamente pondría una condición a nuestra relación, que esta no podría ser tomada en serio a menos que él siguiera el camino que tú has seguido, y viva una vida digna de recibir las mismas bendiciones que ahora son tuyas.
Esto es lo que algunos líderes de la Iglesia han dicho acerca de casarse con alguien fuera de la Iglesia. El profeta Joseph F. Smith dijo:
“Le decimos a nuestros jóvenes, contraigan matrimonio y cásense como es debido. Cásense dentro de la fe, y realicen la ceremonia en el lugar que Dios ha señalado. Vivan de tal manera que sean dignos de esta bendición.
Sin embargo, si los obstáculos, que de momento no les es posible vencer, impiden esta forma más perfecta de matrimonio, acudan a su obispo para que él efectúe la ceremonia, y entonces a la primera oportunidad, vayan al templo.
Mas no se casen con quienes que no son de la Iglesia, porque estas uniones casi invariablemente conducen a la infidelidad y a las riñas, y con frecuencia, por último, a la separación; además no son gratas a los ojos de los cielos.
El creyente y el incrédulo no deben unirse en yugo, porque tarde o temprano, en tiempo o en la eternidad, tendrán que ser separados nuevamente”- “Doctrina del Evangelio”
El presidente Joseph Fielding Smith expresó:
“Por las razones expuestas anteriormente, es un error muy grave que un joven o una joven se casen fuera de la Iglesia, porque entonces no pueden casarse con la promesa de la unión eterna.
No importa quién realice tal ceremonia de matrimonio, ésta será solo por este tiempo, y luego la muerte separará a las personas involucradas que no tendrán derecho a pedir a sus hijos después de su muerte”.- “Doctrina de Salvación”, Volumen II
En las “Enseñanzas de Spencer W. Kimball” leemos:
“Pablo dijo: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque, ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas?”.- 2 Corintios 6:14
Quizás Pablo quería que se dieran cuenta que las diferencias religiosas son diferencias fundamentales. Sí, una pequeña minoría es finalmente bautizada. Algunos buenos hombres y mujeres se han unido a la Iglesia después de un matrimonio interreligioso y se han mantenido fieles y activos.
¡Dios los bendiga!
Estamos orgullosos y agradecidos por ellos. Aquellos son nuestra minoría bendecida. Otros que no se unen a la Iglesia siguen siendo bondadosos, considerados y solidarios, y permiten que el otro cónyuge adore y sirva de acuerdo con el modelo de la Iglesia.
¡Dios los bendiga también!
Muchos otros se unen a la Iglesia aparentemente solo por casarse y luego no cumplen los mandamientos. Muchos de ellos se divorcian con el tiempo. Otros, aunque no se han divorciado, continúan teniendo rencillas, particularmente en asuntos religiosos en el hogar.
La mayoría, sin embargo, no se une a la Iglesia. Las encuestas han indicado que solo uno de siete finalmente se une a la Iglesia; las probabilidades están en contra de los demás. Y casi la mitad de los que se casan fuera de la Iglesia se inactivan.
A medida que los padres abandonan su religión, un número cada vez mayor de hijos se cría sin una religión. Por lo que se están arriesgando si dicen: “Bueno, tal vez él se una [a la Iglesia] después de que nos casemos. Seguiremos adelante y lo intentaremos”.
Se estarían arriesgando en algo que es de mucha importancia”.
Fuente: askgramps.org