¿Quién no ha visto a dos hombre jóvenes de camisa blanca predicando la palabra de Dios? Rápidamente puedes decir que se trata de los misioneros “mormones”.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se distingue por los muchos hombres y mujeres que comparten el evangelio en todo el mundo.
Estos jóvenes, entre los 18 y 25 años, dedican 18 meses (para mujeres) o dos años (para varones) a predicar el evangelio de Jesucristo en el lugar e idioma que se les asigna.
Aquella práctica puede llamar la atención de otras religiones, puesto que la mayoría de líderes religiosos (como curas, sacerdotes o predicadores) suelen ser personas adultas de mayor edad.
¿Por qué pasa esto? ¿Qué tanta experiencia pueden tener estos jovenes que son enviados al campo misional?
@masfe.org ¿Por qué son tan jóvenes los misioneros de la Iglesia de Jesucristo? Aunque los misioneros parezcan inexpertos por su edad tan relativamente corta, es precisamente por ello que Dios los llama a predicar Su evangelio para que de esta forma se cumpla la promesa que el apóstol Pablo nos dio cuando dijo: “que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte”. elderes misioneros predicar porque cristianos jovenescristianos #sud
Un tiempo crucial
Aunque no existe una respuesta concreta por parte de la Iglesia sobre este tema, debemos considerar que está no es la primera vez en la historia que Dios llama a personas jóvenes para hacer Su obra y cumplir con un propósito divino.
El Señor llamó a David para derrotar a Goliat y ser el futuro rey de Israel, preparó a Josías para ser el rey de Judá a los 8 años, llamó a Nefi para guiar a su familia fuera de Jerusalén, preparó a José Smith para traer de nuevo Su Iglesia sobre la Tierra, y a muchos otros más.
A través de estos ejemplos, tanto en la Biblia como en el Libro de Mormón, se puede observar este patrón divino. Dios confía en su energía, la pureza y el deseo de su corazón y la disposición que tienen para ser guiados por el Espíritu.
Teniendo en cuenta esto, podemos considerar lo más resaltante.
1. Los deseos del corazón
Para Dios, lo que importa no es el conocimiento o la experiencia, sino la disposición que tiene la persona, los deseos de su corazón.
El apóstol Pablo enseñó que Dios escoge a lo “necio del mundo” para confundir a los sabios, y a los “débiles del mundo” para avergonzar a los fuertes (1 Corintios 1:27).
Dios no busca personas eruditas para predicar su evangelio, sino que desea demostrar Su poder utilizando a los jóvenes con corazones dispuestos a servir con humildad y fe.
2. Una experiencia transformadora
El servicio misional le brinda a los jóvenes la oportunidad de vivir una experiencia única y desafiante que marca profundamente su vida.
Al predicar el evangelio, conocer personas de diversas culturas y realidades, y enfrentar las dificultades propias de la misión, los jóvenes desarrollan su fe, madurez, resiliencia y capacidad de servicio.
3. Vitalidad y energía
La obra en el campo misional exige un esfuerzo físico considerable. Caminar largas distancias, adaptarse a nuevos entornos y mantener un ritmo de trabajo intenso requiere de jóvenes con energía y vitalidad, especialmente si se trata de 2 años de servicio.
En la época de los apóstoles, era común que las personas recorrieran grandes distancias a pie. Sin embargo, en la actualidad, este tipo de actividad física no es tan habitual, por lo que la juventud de los misioneros resulta crucial para llevar a cabo su labor.
4. Obediencia y fe
La Iglesia invita a sus miembros a confiar en la sabiduría de Dios, incluso cuando no se comprenden todas las razones detrás de sus mandamientos. El servicio misional es un ejemplo de ello.
Al enviar a sus jóvenes a misiones, la Iglesia demuestra su confianza en que Dios tiene un propósito divino para ellos en esa etapa de su vida. La fe y la obediencia a este mandamiento abren las puertas a bendiciones y crecimiento personal.
La obra misional del Señor
Finalmente, el servicio misional no solo beneficia a los jóvenes que lo realizan, sino que también contribuye a la expansión del evangelio y al fortalecimiento de la Iglesia en todo el mundo.
Asimismo, es una oportunidad única para que pongan a prueba su fe, desarrollen sus habilidades y contribuyan a algo más grande que ellos mismos.
En un mundo que necesita más luz y más fe, el servicio desinteresado de estos jóvenes puede llenar la Tierra de paz y esperanza para aquellos que lo necesiten.
Como lo expresó el presidente Russell M. Nelson:
“Todos los misioneros enseñan y testifican del Salvador. La oscuridad espiritual en el mundo hace que la luz de Jesucristo sea más necesaria que nunca. Todos merecen la oportunidad de saber en cuanto al evangelio restaurado de Jesucristo. Cada persona merece saber dónde puede hallar la esperanza y la paz que ‘sobrepasa todo entendimiento'”.