Cuando Lehi le dijo a sus hijos que el Señor le había mandado que fueran a la casa de Labán para obtener las planchas de bronce, ¿cómo respondieron?
Lamán y Lemuel murmuraron y dijeron que era algo difícil de hacer.
Por el contrario, todos sabemos lo que Nefi expresó:
“Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado”. (1 Nefi 3:7)
Aunque obtener las planchas de bronce era algo difícil, el Señor lo hizo posible. Nefi dio el primer paso con obediencia y lo volvió un hecho. Con la ayuda del Señor, podemos hacer cosas complicadas.
Cuando el Señor mandó a Abraham a sacrificar a su hijo, Isaac:
“[Él] se levantó muy de mañana, y ensilló su asno, y tomó consigo a dos criados suyos y a Isaac, su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho”. (Génesis. 22:3)
Abraham, también dio el primer paso al viajar por tres días para ofrecer a Isaac como sacrificio.
A pesar de que fue algo muy difícil de hacer, él obedeció. Una vez más, gracias a la ayuda del Señor, podemos hacer cosas difíciles.
¿Cómo tomar el primer paso?
Cuando servimos en la Iglesia, ya sea como en la obra misional o al aceptar un llamamiento o asignación, somos llamados por Dios, ya sea mediante el presidente de la Iglesia de Jesucristo, Russell M. Nelson o los líderes locales que actúan en el nombre del Señor.
Damos el primer paso con el deseo de servir y mostramos obediencia al aceptar un llamamiento. Los llamamientos y las asignaciones pueden ser difíciles, pero con la ayuda del Señor podemos lograrlo.
A menudo, es posible que pasemos por las más grandes dificultades, por eso aquí hay algunos pasos que nos pueden ayudar:
- Para la depresión: respiramos y nos relajamos; levantarnos a una razonable hora puede ayudarnos, orar y hacer ejercicio, también.
El poder hacer la cama nos da una sensación de logro para iniciar el día. Al orar, debemos dar gracias y pedir ayuda al Señor por las cosas que necesitamos.
Finalmente, el ejercicio nos puede ayudar a activar sustancias químicas dentro del cuerpo que nos hace sentir cada vez mejor.
- Para la ansiedad: respiramos y nos relajamos. Debemos ser buenos con nosotros mismos si nos sentimos mal.
Recordemos que Nefi no obtuvo las planchas de bronce hasta un tercer intento.
- Para el estrés: respiramos y nos relajamos.
Paso a paso, los pioneros tardaron más de un día en ir de Nauvoo a Salt Lake Valley.
- Para las relaciones sociales: respiramos y nos relajamos. Tenemos que ser comprensivos, pacientes, amables, afectuosos con nosotros mismos y con los demás, al igual que el Señor lo hace con nosotros.
Te invito a estudiar regularmente este manual: Adaptación a la vida misional. Contiene 53 páginas de “mejores prácticas” para “adaptarse a la vida”, incluye lidiar con el estrés, exigencias físicas, emocionales, sociales, intelectuales y espirituales.
Al utilizar estos consejos, mi esperanza es que podamos sentirnos como lo hacía el presidente Gordon B. Hinckley cuando decidió dar el primer paso y prestar servicio al Señor. Él declaró:
“Mi vida se vio inundada de una nueva luz y mi corazón de un júbilo antes desconocido para mí. Mi experiencia misional fue valiosa y maravillosa, y por ello guardo una eterna gratitud”.
Que el Señor siga bendiciéndonos en nuestras vidas a medida que damos los primeros pasos para hacer cosas difíciles todos los días.
Fuente: Meridian Magazine
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