Nota del editor: Este artículo no busca juzgar a nadie por sus decisiones pasadas ni por su apariencia. Muchos que hoy forman parte de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llegan con historias, culturas y contextos únicos. Sin embargo, este mensaje sí busca invitar —con amor— a reflexionar sobre las decisiones que tomamos al seguir a Cristo y vivir el Evangelio de forma más elevada.

Últimamente, pareciera que el algoritmo está lleno de videos, podcasts y publicaciones de Santos de los Últimos Días hablando de sus tatuajes. Muchos lo hacen con respeto, compartiendo su historia de conversión o crecimiento. Sin embargo, algunas publicaciones parecen ir más allá… sugiriendo que los tatuajes ahora son parte de un camino “aprobado” e incluso “más elevado” de adoración.

tatuaje
Imagen: Canva

¿Es esto cierto? ¿Han cambiado las enseñanzas de la Iglesia? ¿Qué deberíamos pensar si buscamos vivir un camino más celestial?

El cuerpo: un templo sagrado

Aunque la Guía para el Estudio del Evangelio ya no detalla normas estrictas sobre tatuajes o perforaciones, sí nos recuerda un principio eterno:

“Nuestro cuerpo es un regalo de Dios […] y debemos respetarlo como respetaríamos un templo”.
Biblioteca del Evangelio, Tema “Nuestro cuerpo”

El presidente Russell M. Nelson enseñó:

“Tu cuerpo es tu templo personal, creado para albergar tu espíritu eterno. El cuidado de ese templo es importante”.
(Conferencia General, mayo de 2019)

¿Un tatuaje es una decisión celestial?

Una forma útil de discernir decisiones en la vida es esta:
¿Es esto un camino celestial, terrestre o telestial?
¿Me ayuda a acercarme más a Dios? ¿Es una práctica que el Señor o Sus profetas han promovido?

Hasta ahora, ningún profeta ha alentado a los Santos a tatuarse como parte de su adoración o devoción.

De hecho, el presidente Gordon B. Hinckley fue claro en su mensaje:

“No hay necesidad de marcar nuestro cuerpo con tatuajes. No los necesitamos. No son agradables a Dios”. (Conferencia General, octubre de 2000)

No se trata de juzgar, sino de elegir algo mejor

Muchos llegan al Evangelio con tatuajes que forman parte de su historia —y no solo es válido, sino bienvenido. El Evangelio es para todos.
Pero una vez que conocemos principios más altos, somos invitados a vivirlos.

Como dijo un Santo de los Últimos Días polinesio en los comentarios:

“Mis ancestros tatuaban con buena intención, pero hoy sé que Dios me ha llamado a vivir una vida más consagrada. Un profeta nos enseña a vivir una vida celestial, aunque signifique dejar atrás ciertas tradiciones”.

También hay consecuencias físicas

Además de lo espiritual, hay riesgos físicos que vale la pena considerar:

  • Infecciones o reacciones alérgicas
  • Cicatrices o cambios en la piel
  • Arrepentimiento o procesos costosos de remoción
  • Posibles interferencias con estudios médicos como resonancias
  • Y el impacto emocional o espiritual con el tiempo

Una invitación con amor

Si estás pensando en tatuarte, detente un momento y ora.
Pregúntate:

  • ¿Esto me acerca a vivir una vida más semejante a la de Cristo?
  • ¿Lo haría si el Salvador estuviera físicamente conmigo?
  • ¿He sido alentado por un profeta del Señor a hacerlo?

No hay juicio. Solo una invitación a reflexionar con fe y caminar hacia lo “más alto y más santo”. Porque el Evangelio no nos exige ser perfectos… pero sí nos invita a ser cada día un poco más como Él.

Fuente: Called To Share

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