Me he estado preguntando qué pasa con aquellas personas que se suicidan o intentan suicidarse pero al final no lo logran.
He perdido amigos a causa del suicidio y otros han intentado quitarse la vida.
Me he preguntado qué puedo hacer para ayudarlos. Ingresé al sitio web de la Iglesia, pero siento que falta algo. ¿Puedes ayudarme?
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Respuesta
Lamento mucho saber que has perdido a tus amigos a causa del suicidio. Es difícil perder a alguien que nos importa, y el suicidio solo parece profundizar esa pérdida.
Mencionaste que has visitado el sitio web de la Iglesia, mientras estabas ahí, ¿viste el discurso del presidente Russell M. Ballard, “Lo que sabemos y lo que no sabemos sobre el suicidio”. Si no, ese es un discurso que te recomiendo.
En su discurso, el presidente Ballard dijo que nuestros líderes nos han brindado consejos sobre el suicidio, pero quizás no hemos podido entenderlos del todo.
Él compartió un par de citas sobre la gravedad del suicidio:
“Por sí solas estas declaraciones no nos brindan esperanza. Sin embargo, a pesar de que recalcan la seriedad del suicidio, no mencionan el destino final de aquellos que se quitan la vida”.
Entonces, eso es lo primero que debemos entender. No sabemos el destino final de quienes se suicidan.
El élder Dallin H. Oaks dio un discurso maravilloso sobre el mandamiento que el Salvador dio sobre no juzgar a los demás. Él fue muy claro en este punto:
“Pienso que este mandamiento fue dado porque nos atrevemos a juzgar a otros cada vez que proclamamos que una persona en particular irá al infierno o al cielo por un acto en específico en un momento determinado.
Cuando hacemos esto, y existe una gran tentación de hacerlo, nos lastimamos a nosotros mismos y a la persona que estamos juzgando”.-‘Judge Not’ and Judging
Esto puede resultar desconcertante para algunos. Se nos dice que el suicidio es algo grave, entonces, ¿cómo podemos mantener la esperanza?
El élder Ballard continuó diciendo:
“El élder Bruce R. McConkie, miembro ya fallecido del Quórum de los Doce, expresó lo que muchos líderes de la Iglesia han enseñado:
“El suicidio consiste en que una persona se quite la vida de forma voluntaria e intencional, particularmente cuando se trata de una persona que es responsable de sí misma y está en su sano juicio…
Las personas sujetas a presiones considerables pueden perder el control de sí mismas al igual que su capacidad para razonar, hasta el grado que no pueden ser responsables de sus actos.
A ellos no se les debe condenar por quitarse la vida. También se debe tener presente que es el Señor quien juzga; Él conoce los pensamientos, intenciones y habilidades de los hombres; y Él, en Su infinita sabiduría, arreglará todas las cosas a Su debido tiempo”.
Hay un par de cosas aquí que me gustaría enfatizar.
Primero, el élder McConkie “expresó lo que muchos líderes de la Iglesia han enseñado”. Esta no es solo la opinión del élder McConkie o del élder Ballard, sino de muchos líderes de la Iglesia.
En segundo lugar, que a veces, cuando las personas sienten un gran dolor, su mente pierde la capacidad de razonar. He hablado con varias personas que han pasado por ese estado y he escuchado sus historias posteriores y puedo decirles que eso es verdad.
Por ejemplo, un hombre compartió cómo se sentó en la mesa con unas pastillas y una cerveza planeando tener una sobredosis. Él miró la cerveza y pensó: “No puedo beber eso. Va en contra de la Palabra de Sabiduría”.
Así que tomó el recipiente lleno de pastillas con un vaso de agua. Queda claro que no estaba en la capacidad razonar juiciosamente en ese momento.
Parte del pensamiento irracional, que es común en las personas que se encuentran en este estado, es pensar que les estarán haciendo un favor a sus amigos y familiares.
Con frecuencia sienten que son una carga y que sería mejor que no estuvieran en este mundo. No digo esto para aumentar el dolor de la familia y los amigos, sino para aliviarlo.
No es que tu ser querido no se preocupara por ti; su pensamiento se nubla hasta el punto de que el suicidio es la mejor opción.
Algunas personas sienten que el suicidio es una acción egoísta, pero esa idea proviene del dolor y la falta de comprensión. Afortunadamente, el Señor conoce nuestro corazón y juzgará a cada persona individualmente. Como lo explicó el élder Ballard:
“Yo pienso que el Señor reconoce las diferencias que existen en la intención y las circunstancias de cada uno: ¿Estaba mentalmente enferma la persona que se suicidó? ¿Se encontraba en un estado de depresión que le causó un desequilibrio mental o trastornos emocionales?
¿Era el intento de suicidarse una lastimosa y trágica súplica de socorro que no se advirtió a tiempo o que avanzó más rápidamente de lo que la víctima esperaba? ¿Desconocía el suicida la gravedad de tal acto? ¿Sufría algún desequilibrio químico que lo llevó a la desesperación y a la pérdida del autodominio?”
Además, compartió:
“Cuando [el Señor] nos juzgue, pienso que tendrá todo en cuenta: nuestra composición genética y química, nuestro estado mental, nuestra capacidad intelectual, las enseñanzas que hayamos recibido, las costumbres de nuestros padres, nuestra salud, etcétera”.
Es posible que puedas encontrar más respuestas al respecto, al hablar con el Señor en oración. Con frecuencia, el consuelo que buscamos no se puede encontrar de otra manera.
Si conoces a alguien que tenga tendencias suicidas, anímalo a buscar ayuda profesional. No los juzgues porque no sabemos lo que están atravesando ni lo que están sintiendo.
Una simple pregunta podría hacer que no tomen la decisión final de suicidarse. Lo más importante es que seas su amigo, que los escuches, los ames y ores por ellos.
El dolor necesita un alivio, así que a veces lo mejor que puedes hacer es escuchar y ser un apoyo para ellos.
Reconozcamos que todos tenemos que depender por completo del Señor Jesucristo y de Su expiación a medida que procuramos hacer nuestra parte por ayudar a quienes desesperadamente lo necesitan.
Fuente: Askgramps.org