A veces nos preguntamos por qué Adán y Eva no tuvieron hijos mientras vivían en el Jardín de Edén, si Dios ya les había mandado “multiplicarse y henchir la tierra”. La respuesta, según las Escrituras y las enseñanzas de los profetas modernos, revela algo mucho más profundo sobre el propósito de la vida y el plan de salvación.

En el jardín, Adán y Eva vivían en una condición inmortal, sin dolor ni muerte. El Libro de Mormón enseña que en ese estado “no habrían tenido hijos”, y que habrían permanecido en “una condición de inocencia, sin gozo porque no conocían la miseria, sin hacer el bien porque no conocían el pecado” (2 Nefi 2:23).

Ese versículo deja claro que la capacidad de tener hijos y de experimentar gozo y crecimiento vino solo después de la Caída. En palabras de Eva:

“De no haber sido por nuestra transgresión nunca habríamos tenido posteridad, ni habríamos conocido el bien y el mal, ni la alegría de nuestra redención” – Moisés 5:11.

La Caída fue parte del plan

adan junto a eva
Adán y Eva comieron del fruto para cumplir con el plan del Padre Celestial. Imagen: Pinterest

La doctrina de la Iglesia de Jesucristo enseña que la Caída de Adán y Eva no fue un error, sino un paso necesario dentro del plan de nuestro Padre Celestial. 

Antes de comer del fruto, ellos no podían morir, sufrir ni tener hijos. No existía la mortalidad tal como la conocemos.

Esto significa que el mandamiento de multiplicarse no podía cumplirse en su estado inmortal. La vida eterna sin oposición habría impedido la experiencia humana y el crecimiento espiritual que solo la mortalidad permite.

El profeta Lehi enseñó:

“Adán cayó para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo” – 2 Nefi 2:25.

El valor de la elección

adán y eva en el jardín de edén
Solo a través de esa elección, Adán y Eva pudieron pasar de la inocencia a la responsabilidad, del desconocimiento al entendimiento. Arte: «Adán y Eva» por Douglas M. Fryer

¿Por qué entonces no creó Dios a Adán y Eva directamente como seres mortales? Porque el albedrío debía ser parte del inicio. 

En el Jardín de Edén, Dios les dio dos mandamientos que parecían incompatibles: no comer del fruto prohibido y multiplicarse.

Esa situación no fue una trampa, sino una oportunidad divina para que ellos eligieran. Solo a través de esa elección, Adán y Eva pudieron pasar de la inocencia a la responsabilidad, del desconocimiento al entendimiento.

El plan de Dios siempre incluye la libertad de decidir, porque sin elección no hay crecimiento, ni verdadera obediencia.

De la inocencia al aprendizaje

adán y eva; primeros padres; la caída
La mortalidad ayudó a Adán y Eva a aprender, progresar y prepararse para regresar a la presencia de Dios. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Después de la Caída, Adán y Eva fueron expulsados del Jardín y se enfrentaron a un mundo nuevo, el cual tenía dolor, trabajo, alegría, nacimiento y muerte. Todo eso formaba parte de lo que Dios había previsto.

El élder Tad R. Callister explicó que:

“Habría violado el plan de Dios que Adán y Eva tuvieran hijos en el Jardín, porque esos hijos habrían sido inmortales y no habrían podido experimentar el crecimiento que acompaña a un cuerpo mortal”.

La mortalidad, con sus desafíos, no es un castigo, sino una oportunidad para aprender, progresar y prepararnos para regresar a la presencia de Dios.

La historia de todos nosotros

Nosotros también podemos ver que, a través del plan del Padre, incluso las decisiones difíciles pueden traer crecimiento, luz y esperanza eterna. Imagen: Canva

El relato de Adán y Eva es también el nuestro. Todos dejamos un “jardín” de inocencia (la vida antes de venir a la tierra) y entramos en un mundo donde aprendemos por experiencia. 

Aquí descubrimos la diferencia entre el bien y el mal, y comprendemos el valor de la redención a través de Jesucristo.

El gozo que sentimos en la vida es posible gracias a la oposición que enfrentamos. Y al igual que Adán y Eva, nosotros también podemos ver que, a través del plan del Padre, incluso las decisiones difíciles pueden traer crecimiento, luz y esperanza eterna.

Fuente: Ask Gramps 

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