Las pruebas que atravesamos en la vida NO nos hacen personas débiles

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Mi familia está pasando por un desafío difícil en este momento. He sentido algo de la paz que viene del espíritu, pero luego esta desaparece.

Actualmente estoy librando una batalla entre mi mente y el espíritu, sintiendo paz, pero dejando que ciertos sentimientos despiertan dudas e incertidumbre con respecto al futuro. ¿Es esto normal?

Sigo escuchando y leyendo que debería “simplemente sentir” esta paz y el espíritu, pero cuando empiezo a sentirlo, comienzan nuevamente a atacarme pensamientos opuestos. No quiero sentir esto.

¿Cómo encuentro un equilibrio entre la incertidumbre y la fe? ¿Pueden coexistir? ¿Qué puedo hacer?

Respuesta

En primer lugar, debo reconocer que estás atravesando una batalla entre tu mente, corazón y espíritu que no es fácil de llevar.

Pensar en estas cosas es algo reflexivo que estás haciendo para recuperar el equilibrio en tu vida. Es importante ordenar y analizar lo que sucede en nuestro interior, especialmente cuando necesitas tomar decisiones importantes.

De hecho, prefiero que corras el riesgo de pensar demasiado en algo en lugar de rendirte y reprimir todo. Estás esforzándote por recuperar la paz que has sentido y tus esfuerzos valen la energía que estás empleando.

El élder Jeffrey R. Holland validó lo difícil que es luchar con estos desafíos cuando dijo:

“Cristo sabe mejor que ninguna otra persona que las pruebas de la vida pueden ser muy difíciles y que el batallar con ellas no nos hace personas débiles”.

Es algo común pensar que si fuéramos más fieles, no tendríamos problemas con nuestras emociones. Ciertamente he tenido momentos en los que creí que los profetas de las Escrituras vivían sin miedo, pánico ni preocupaciones.

Imaginé que estaban por encima de las emociones humanas que parecen irrumpir cuando menos uno las espera, sin embargo, sabemos que ese no es el caso.

Por ejemplo, podemos encontrar un gran consuelo en el relato de José Smith cuando estuvo en la cárcel de Liberty. El profeta luchaba contra sentimientos de temor, desesperanza y abandono. 

Otro ejemplo es Nefi, quien se esforzaba por no dejar que la ira se apoderase de él.

plan de Dios

Incluso el Salvador describió Su pesar y pidió consuelo y paz cuando pidió que se fuera quitada de Él la amarga copa.

Estos ejemplos de fe no son menos significativos debido a la presencia de abrumadoras emociones humanas. En todo caso, su fe es lo que les permitió sentir el dolor de la vida terrenal y aún mirar hacia adelante con confianza en Dios.

En el Jardín del Edén, a Adán y Eva se les dijo que las condiciones de la vida mortal implicaban que del suelo surgieran “cardos y espinos” al cultivar y cosechar la tierra.

Pienso que todos experimentamos un equivalente emocional a esto cuando tratamos de plantar y hacer crecer nuestra fe. En el camino nos encontramos con las hierbas malas de la duda, el temor, la ansiedad, la comparación, los celos, la ira y otras emociones molestas que pueden penetrar nuestras mentes y corazones.

Esto no significa que hemos fracasado, tampoco cuando surgen fuertes emociones negativas después de haber recibido una respuesta que nos llena de paz.

El élder Holland nos recuerda que, “la oposición tiene lugar en casi cualquier sitio en el que haya ocurrido algo bueno”. Su consejo para nosotros es claro:

No tengan miedo ni den un paso atrás, no pierdan la confianza, no olviden como se sintieron una vez; no desconfíen de la experiencia que han tenido… 

Es posible que después de los hechos sobrevengan algunas dudas o confusión, mas éstas empalidecerán si las comparan con la verdadera revelación. Recuerden la revelación que han recibido. Recuerden cuán desesperadamente necesitaron ayuda y la recibieron”.

Si bien nadie quiere hundirse en sentimientos de desánimo, hay un gran poder en aceptar que estas emociones no deseadas son parte de lo que nos hace seres humanos.

No hay necesidad de creer que eres una mala persona o un pecador solo porque estás teniendo estas emociones.

Esta aceptación te permite dejar de volverte contra ti mismo, te impulsará a entregárselas al Salvador, quien te fortalecerá, te sostendrá y hará que sigas perseverando.

He tenido impresiones de paz que provienen del espíritu que me han brindado confianza y seguridad. Tú también puedes confiar en que recibirás esas mismas impresiones del Salvador por medio del espíritu.

El Gran Plan de Felicidad es posible en este mundo gracias a que coexistimos tanto con la felicidad como con la tristeza. Es tentador creer que solo cuando somos felices estamos vivimos una vida correcta debido a que es un plan de felicidad, lo cual está lejos de la verdad.

De hecho, vivimos este Plan todos los días, sentimos la gama completa de emociones que nos acercan a nuestro Salvador y a nuestros Padres Celestiales y aquello nos va refinando.

Fuente: Meridian Magazine

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