En diferentes ocasiones, he explicado la importancia de fortalecer nuestra fe de forma proactiva, así como también estar preparados para defendernos de ataques o críticas.
Por ejemplo, imagina que un día escuchas un rumor terrible de alguien, ¿qué efecto tendrá ese rumor en tu opinión sobre esa persona?
Descrita de esa manera, la pregunta es básicamente imposible de responder. ¿Por qué?
Porque importa mucho, muchísimo, si has tenido alguna otra experiencia previa con la persona en cuestión, o si la conoces, y, de ser así, qué tipo de experiencia o conocimiento fue.
Imagina que este rumor es lo primero que escuchas sobre ella o él. En ese caso, el rumor casi inevitablemente influirá en tu opinión de su persona de manera fundamental, porque es la única “información” que tienes sobre ella.
Por otro lado, supongamos que conoces a esta persona desde hace mucho tiempo. Es obvio que no te sorprenderá escuchar este rumor e incluso sientes que encaja perfectamente en la perspectiva general que tenías.
Ahora imagínate que esta persona ha sido tu amigo durante varios años. Es una persona buena, honorable, confiable y amable.
Sientes que el rumor que acabas de escuchar no encaja con la persona que conoces y no es congruente con su carácter, tal como lo has observado a lo largo de los años.
No descartas el rumor como una mentira, pero ciertamente estás más inclinado a reservar tu juicio, a darle el beneficio de la duda, a suspender tu veredicto hasta que puedas escuchar su versión de la historia.
Se necesitará un poco de evidencia sólida para persuadirte de que cambies tu opinión de toda la vida sobre este amigo.
Pienso que esta enseñanza, se puede aplicar tanto a José Smith como al Libro de Mormón.
Si alguien se encuentra con un argumento en contra del Libro de Mormón, el peso que le dará a ese argumento dependerá, en gran medida, de su perspectiva del Libro de Mormón.
Si lo ha estudiado y lo ha encontrado lleno de valor espiritual, entonces esa persona estará más inclinada a minimizar la fuerza del argumento que si no lo conoce muy bien.
Pero también será más resistente a este argumento si, habiendo leído ciertos libros, está convencido de que los testigos dijeron la verdad y de que Nefi, Mormón y Moroni fueron personajes históricos distintos.
De manera similar, imagina que un miembro de la Iglesia se encuentra con declaraciones sobre José Smith y el matrimonio plural en pioneros que lo incomodan. Hay excelentes recursos académicos sobre el tema, que incluyen reseñas de lo que sucedía con Jose Smith.
No obstante, considerando la naturaleza de las fuentes, simplemente defendernos de las críticas podría no ser adecuado. Especialmente en nuestra sociedad, que suele ser profundamente escéptica en estos temas.
La verdadera tarea radica en analizar detenidamente el carácter general de José Smith. ¿Es él el tipo de individuo al que, ante situaciones difíciles, deberíamos otorgar el beneficio de la duda?
La colección de testimonios de testigos presenciales del difunto Mark McConkie argumenta que era un buen hombre cuyo carácter merecía ese tipo de confianza. Y la antología de artículos de John Welch, junto con otros libros, proporciona evidencia de que recibió revelación divina.
Los creyentes que han leído estos materiales probablemente serán mucho menos propensos a dudar de José Smith.
Por supuesto, el armamento más importante es el Espíritu, que se adquiere mediante la lectura fiel de las Escrituras, la oración sincera y la obediencia a los mandamientos de Dios.
Fuente: Meridian Magazine