La Santa Cena: ¿Por qué comemos el pan antes de tomar el agua?

La santa cena

La Santa Cena es una ordenanza de la que podemos participar cada semana, como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Comemos el pan y tomamos el agua para recordar a nuestro Salvador y renovar los convenios que hicimos con Dios al bautizarnos.

Si bien la doctrina puede ser clara en cuanto a la razón por la que tomamos la Santa Cena, ¿el orden en que participamos del pan y el agua de la Santa Cena realmente importa?

Cristo es el camino y Él nos mostró el camino cuando estuvo en esta tierra. Si elegimos seguir al Salvador y nos llamamos Sus discípulos, debemos hacer todo lo posible para seguir la ordenanza de la Santa Cena tal como Él lo hizo, de la forma en que Él lo hizo. En Juan 13: 15, Cristo dice:

“Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os he hecho, vosotros también hagáis”.

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Al considerar esto desde la perspectiva de las Escrituras, hay dos acontecimientos importantes en los que Cristo instituyó la Santa Cena. Uno se menciona en la Biblia durante la última cena con los apóstoles de Cristo. Lucas 22: 19 – 20, dice:

Entonces tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

Asimismo, tomó también la copa, después que hubo cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre, que por vosotros se derrama.

El segundo acontecimiento se encuentra en el Libro de Mormón, cuando Jesucristo repartió la Santa Cena entre los Nefitas. Él les dijo a Sus discípulos:

He aquí, uno de vosotros será ordenado; y a él le daré poder para partir pan y bendecirlo y darlo a los de mi iglesia, a todos los que crean y se bauticen en mi nombre.

Y haréis esto en memoria de mi cuerpo que os he mostrado. Y será un testimonio al Padre de que siempre os acordáis de mí. Y si os acordáis siempre de mí, tendréis mi Espíritu para que esté con vosotros.

Y sucedió que cuando hubo dicho estas palabras, mandó a sus discípulos que tomaran del vino de la copa y bebieran de él, y que dieran también a los de la multitud para que bebiesen (3 Nefi 18: 5, 7 – 8).

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Seguimos este ejemplo de administrar y recibir la Santa Cena de manera similar en nuestro tiempo. Si bien podemos entender por qué tomamos el pan y el agua de la Santa Cena, ¿importa el orden?

El obispo E. Kent Pulsipher habló acerca de la repartición de la Santa Cena:

“Si bien se hace hincapié en la renovación de nuestras almas y la realización de convenios, se debe seguir el orden y el procedimiento como lo describe el Señor. ‘Y siempre procuraréis hacer esto, tal como yo lo he hecho’ (3 Nefi 18: 6). El Profeta José Smith enfatizó el orden perfecto de la ordenanza cuando recibió por revelación el día ‘preciso’ en el que se organizaría la Iglesia (prefacio de DyC 20). Esta sección y otras escrituras también proporcionan las palabras exactas de las oraciones de la Santa Cena (DyC 20:77; Moroni 4:3 – 5:2) y el orden en el que el pan y el vino (después agua) se debían administrar. Tal vez, la ligera diferencia en la redacción entre las dos oraciones indica un compromiso continuo. La bendición del pan dice, ‘que están dispuesto a toma sobre sí el nombre de tu hijo’. La bendición del agua dice, ‘que siempre se acuerdan de Él’”.

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Las ordenanzas son un acto sagrado que se realiza bajo la autoridad del Sacerdocio. Cuando nos esforzamos por cumplir nuestros convenios con exactitud, podemos recibir bendiciones y protección, tal como lo hicieron los guerreros jóvenes cuando “obedecieron con exactitud toda orden”.

Sin embargo, más que el orden de la Santa Cena, debemos recordar y centrarnos en la razón por la que participamos de la Santa Cena. Debemos recordar la naturaleza simbólica del pan y el agua, que representa el cuerpo y la sangre de Cristo. Doctrina y Convenios 27: 2 dice:

“Porque he aquí, te digo que no importa lo que comáis o bebáis al tomar el sacramento, si es que lo hacéis con la mira puesta únicamente en mi gloria, recordando ante el Padre mi cuerpo que fue sacrificado por vosotros, y mi sangre que se derramó para la remisión de vuestros pecados”.

Depende de cada persona formar parte de una experiencia sagrada y espiritual mientras participa de la Santa Cena. En un artículo de Ensign de agosto de 2004, el Presidente Nelson dijo que cada miembro de la Iglesia tiene la responsabilidad de enriquecerse espiritualmente  de la reunión sacramental.

Finalmente, tomamos la Santa Cena debido a lo que Cristo hizo por nosotros. Es un recordatorio de Su Expiación perfecta.

“Conmemoramos Su Expiación de una manera muy personal. Llevamos a la reunión sacramental un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Es lo que tiene más realce en nuestra observancia del día de reposo”. – Russell M. Nelson.

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En la Conferencia General de abril de 2019, el Élder Jeffrey R. Holland enfatizó la importancia de la Santa Cena:

“Hermanos y hermanas, esa hora decretada por el Señor es la hora más sagrada de la semana. Por vía de mandamiento, nos reunimos para participar de la ordenanza que más se recibe mundialmente en la Iglesia. Lo hacemos en memoria de Aquel que pidió si podía pasar de Él la copa de la que estaba a punto de beber, solo para seguir adelante porque sabía que, por nuestro bien, no podía dejarla pasar”.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Alicia Soto y fue publicado en ldsliving.com con el título “The Sacrament: Why Do We Take the Bread Before the Water?

Comentarios
Lo más importante, es el amor y el respeto y la importancia de renovar los convenios cada domingo y el sacrificio que hiso Jesucristo por cada uno de nosotros discípulos de Cristo
Marco diaz tapia

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